Mi historia #2

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Bueno, antes que nada quiero decirles que agradezco mucho a las personas que se han sumado en esta dinámica. La verdad que compartir nuestra experiencia a veces es difícil, pero quiero que sepan que siempre puedes encontrar apoyo. Sobre todo si llegaste aquí que sepas que tienes el mío y el de los lectores. 

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Entonces, hablemos de amistad...

Esta vez les contaré la historia de un amigo que irá por el apodo de Rata (esta vez sí los haré de un mismo tema los apodos, así que esperen animales, aunque no son tantos). 

Todo comenzó cuando estaba en cuarto semestre de preparatoria. Poniéndolos un poco en contexto, yo era una persona (y aún lo soy un poco) que no disfrutaba de las fiestas en general y para ese momento ni siquiera había asistido a una fiesta con alcohol en mi vida. 

Para este momento yo ya tenía un grupo más grande de amigos, pero siempre me sentía como una outsider, es decir, que no pertenecía al grupo como tal. Sí, me llevaba con ellos, pero como la mayoría eran hombres era como si yo no fuera parte del círculo interno y eso me hacía sentir triste.

Mucho más porque la amiga de la vez pasada (llamada Espagueti, pero ahora será Delfina) siempre llamaba la atención y todos hacían lo que ella quería y mi mejor amiga era como uno más de los chicos, por lo que siempre era incluida. Entonces estaba yo, sin ser incluida en un grupo de hombres y mucho menos en sus fiestas. 

No obstante, en cuarto semestre me hice más amiga de una chico (la Rata) que siempre ponía casa para las fiestas. Al principio eran de puros hombres y poco a poco nos fueron incluyendo a nosotras; primero a mi mejor amiga y luego a mí. 

Y todo fue maravilloso. Iba a las fiestas y todo era muy divertido. Además, como era algo nuevo para mí me encantaba el ambiente. No era para nada peligroso y siempre fue muy bonito para todos. A excepción de unos cuantos problemas, pero esos ya eran de personas en específico.

La dinámica en estas fiestas era muy sana, dentro de lo que cabe. Mis amigos siempre fueron muy respetuosos y nunca se sobrepasaron con nadie, cosa que es muy importante en estos tiempos, además de que nunca me obligaron a tomar si no quería. 

Aunque sí había ciertas cosas que no me gustaban del todo. Especialmente porque siempre era yo la excluida en las cosas. Entiendo que si juegan algún juego de tomar no puedo participar, pero lo hacían muy notorio, además de que si quería alguna canción nunca me dejaban ponerla. Ah, pero si Delfina quería una, incluso si era de un género que nadie escuchaba, se la ponían sin problema. 

En fin, fuera de eso me encantaban las fiestas en casa de la Rata. Me gustaba pasar el rato con mis amigos, platicar, filosofar con mi mejor amigo (aunque en ese momento no era todavía mi mejor amigo). 

Y todo fue en picada a partir de sexto semestre, porque me empezó a gustar la Rata. Ahora, él era un gran chico y un gran amigo; teníamos muchas cosas en común y platicábamos muy bien. De hecho, yo lo consideraba mi mejor amigo (cosa que nunca fui de él). 

El problema radica en que, cuando me empezó a gustar, yo estaba en una situación de más que amigos con alguien más. En mi defensa me había metido en aquella situación por presión de mis amigos y no estaba para nada cómoda. Aun así, terminé las cosas con este chico antes de siquiera pensar en hablar con la Rata de mis sentimientos hacia él. 

Y pues le dije que me gustaba y se notaba que yo a él no, pero la verdad era que no quería tener ese obstáculo en nuestra amistad. Y no me arrepentía para nada de haberle dicho. 

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