- 𝕰𝖑 𝕯𝖎𝖗𝖊𝖈𝖙𝖔𝖗 𝕶𝖎𝖒 -

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Al poco tiempo de que llegue a este lugar, me volví cercano del Director Kim. De inmediato deposito su confianza en mi, y desde el primer momento supe que el veía en mi eso que nadie mas podía.

Su labor como Director Espiritual, en parte es ayudarnos con nuestra fe, con nuestras crisis, ayudarnos a volver al camino cuando sentimos que lo estamos perdiendo, pero el siempre supo que yo lo había perdido hace mucho y nunca intento hacerme encontrarlo de nuevo.

Kim SeokJin era uno de los hombres mas hermosos que he visto en mi vida, alto, esbelto, una espalda ancha, unos labios carnosos, una mirada profunda, un cabello sedoso, una piel tersa, unas curvas perfectas, el solo pensar en el hace que todo dentro de mi se remueva.

Después de haberle confesado los motivos por los cuales me encontraba en ese lugar, jamás volvió a intentar cambiar mi punto de vista, se volvió un confidente a quien podía decirle todo lo que hacia sin ningún remordimiento, el sabia de todas y cada una de mis aventuras y la condición de dejarme hacer lo que yo quisiera era que tenia que contarte cada detalle de mis encuentros sexuales con los chicos.

Y así lo hacia, nos veíamos en el confesionario y ahí escuchaba todas mis perversidades, escuchaba como les mamaba la polla a mis compañeros y como me hacia gritar de placer en el altar, o como se comían mi culo haciéndome delirar bajo la mirada de los santos expuestos en las capillas.

-¿Jimin? - Su voz sonaba fría y seca al otro lado del confesionario.

-¿Si Kim? - Cuando estábamos solos, solo éramos Jimin y Kim, sin honoríficos, sin falsedades, sin necesidad de fingir nada.

-¿Que sentiste cuando Yoongi te cogió en el altar? 

Su pregunta me descoloco un poco.

-Todo, sentí todo... jamás había hecho algo así y fue lo mejor hasta ahora, me sentí observado, me sentí sucio, me sentí enfermo, pero se sentía tan bien, tan jodidamente bien... ¿Necesitas que te ayude con eso?

Escuchaba como Kim se masturbaba, claramente los sonidos de su manos frotando su miembro podía identificarlos.

El y yo nunca habíamos tenido nada físico, solo eran platicas, que a veces estimulaban mas que los actos.

El no dijo nada, el silencio era ensordecedor.

Entre sigilosamente al otro lado del confesionario, el tenia la cabeza echada hacia atrás y su miembro de fuera, con una mano se masturbaba y con la otra apretaba con fuerza el crucifijo que colgaba sobre su pecho.

Me arrodille frente a el y sustituí su mano por mi boca, cuando quiso decir algo, con una mano tape sus labios para que no hablara, para que no hiciera ningún ruido.

Su cuerpo se puso lacio, y su cabeza siguió recargada hacia atrás, su respiración era agitada.

Su polla en mi boca se sentía diferente a todas las demás, se sentía prohibida, y eso me tenia mas excitado que lo normal, me excitaba ver como se aferraba al crucifijo que yacía sobre su pecho, como arrepintiéndose de lo mal que pudiera sentirse por lo bien que se siente lo que estamos haciendo.

Sin dejar de masturbarlo me puse de pie y me acerque a su oído - Se que el otro Kim siempre es quien te coge a ti... ¿Alguna vez tu te has cogido a alguien? - El negó jadeante.

-Quiero ser el primero entonces.

El solo abrió los ojos grandes, baje su pantalón con su ropa interior, tenia cara de asustado pero no hacia nada por detenerme.

Yo baje mi pantalón y mi ropa interior y subí mi sotana, me subí a horcajadas sobre el, centre su miembro contra mi entrada y lentamente me fui enterrando en el.

El estuvo a punto de gritar y yo por callarlo tome su boca con la mía.

En ese momento sentí que casi me corría, el Director Kim siempre fue inalcanzable para mi, a pesar de ser mi confidente, el era intocable, era del Otro Kim, del Rector.

Si el paraíso tuviera sabor, seria el de la boca de SeokJin, su saliva era tan tibia, su lengua tan juguetona, tan experta.

Comencé a dar saltitos en su polla, el rodeo mi cintura con ambos brazos apretándome con fuerza hundiendo su cara en mi cuello soltando gemidos bajos, acerco su boca a mi oído - Mierda Jimin, voy a correrme justo ahora dentro de ti y lo voy a disfrutar tanto.

Al decirme esto sentí que el orgasmo recorrió cada centímetro de mi cuerpo, mordí su cuello con fuerza para no gritar, había mas personas en la capilla, no se cuantas ni donde estaban, pero había mas, y eso lo hacia aun mas excitante.

Sentí como sus gemidos morían en mi oído, como daba las ultimas embestidas con fuerza para terminar de derramar su esencia dentro de mi, mi sotana se lleno de mi semen por dentro, era un orgasmo que sin duda jamás olvidaría, tan prohibido, tan deseado, y con el... con mi persona favorita, con la única persona que sabia todo de mi y no me juzgaba.

-¿Y ahora que voy a hacer Jimin? - Preguntó temeroso.

Me baje de el y subí mi ropa, me acicale y el hizo lo mismo, con miedo asome mi cabeza y vi que nadie estuviera mirando en esta dirección, y salí, corriendo de ahí.



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