𝖆𝖓𝖌𝖊𝖑 ✧ harkximoff stuff

v. echoes

Bitter Pill — Capítulo V
Ecos

Wanda comenzó a conjurar el hechizo de proyección astral con una precisión rigurosa. En su vista periférica, pudo ver una sonrisa en los labios de Agatha. Frunció el ceño buscando concentrarse mientras realizaba los movimientos finales del hechizo, antes de golpear rápidamente con la palma de la mano el esternón de la bruja mayor. Apenas escuchó el grito ahogado de la mujer frente a ella cuando sintió que su espíritu era arrancado de su cuerpo, como si cada molécula fuera atravesada por un colador. Sintiendo su yo astral asentarse en su forma de Bruja Escarlata, la visión de Wanda volvió a enfocarse y sus ojos se agrandaron ante la imagen frente a ella. No debería haberse sorprendido al ver el cuerpo astral de Agatha aparecer como lo hizo durante su pelea en Westview. La tenue tela del vestido y el cabello oscuro y salvaje de la bruja, flotando como si estuviera bajo el agua. El efecto fue etéreo. Wanda sintió como si estuviera viendo un fantasma.

— Muy bien. —Agatha arrastró las palabras, cruzando perezosamente los brazos sobre el pecho, los dedos manchados de negro golpeando con impaciencia.— Muéstrame lo que tienes. —Wanda no pudo evitar entrecerrar los ojos ante la bruja oscura. Todo en la postura relajada de Agatha gritaba "Te reto a que me impresiones". Wanda odiaba que funcionara.

Dobló sus piernas con un bufido, Wanda levitó el Darkhold frente a ella y con un movimiento de su mano, comenzó a hojear las páginas antiguas. La energía oscura brotó del tomo y la envolvió en ondas frías, pero Wanda mantuvo la postura recta. Podía sentir el peso del enfoque de Agatha en ella, mirando cada movimiento que hacía con una intensidad abrasadora. Wanda se negó a mostrar ninguna debilidad, no de nuevo, no frente a ella.

Finalmente, el Darkhold se doblegó a su voluntad y pasó a la sección de telepatía. Wanda cerró los ojos brevemente, recordando los detalles de cuándo había escuchado a sus hijos y procedió a imitar los gestos tal como los recordaba. Había estado trabajando en los movimientos para un hechizo de telepatía a larga distancia, con las manos en el aire, retorciendo y tirando de las cuerdas de la magia ambiental. La niebla roja floreció a su alrededor, agitándose con cada movimiento de sus dedos. Las palabras parecían volar de las páginas ante ella mientras leía y articulaba en silencio el encantamiento. Todo parecía como había sido esa noche pero había una diferencia palpable. Wanda había reunido toda la energía crepitante y la había almacenado en su interior, tal como Agatha le había mostrado antes. En lugar de sentirse como si estuviera desviando un río, Wanda era la presa, la magia creando un depósito que solo podía fluir a sus órdenes. Wanda rara vez se había sentido tan en control.

Entonces Agatha decidió intervenir.

— Esa runa termina con una línea contundente. La forma en que lo trazas hace que la línea se pierda. —Wanda no pudo evitar enviar una mirada furiosa a la bruja mayor.

— Me estoy concentrando. —Dijo entre dientes.

— Oh, lo siento, querida. —Agatha se llevó una mano al pecho con fingida humildad.— No me di cuenta de que la crítica constructiva de la bruja que intenta enseñarte magia iba a distraerte tanto.