x. first day of school

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Bitter Pill — Capítulo X
Primer Día de Escuela

Wanda estaba aprendiendo rápidamente a esperar lo inesperado cuando vivía bajo el mismo techo con una tal Agatha Harkness. Esa mañana se había despertado con un dulce aroma y, una vez más, se quedó muda al salir de su dormitorio. No podía creer lo que veía. 

— Agatha... ¿qué estás haciendo? —Preguntó cautelosamente con los ojos entrecerrados. La mujer en cuestión estaba batiendo en un tazón grande de vidrio con precisión experta.

— Bueno, ¿cómo se ve, querida? —Agatha preguntó con condescendencia con una pequeña sonrisa en sus labios. La mujer más joven se sonrojó levemente por su tono.

— ¿Estás... haciendo panqueques...? —Wanda frunció el ceño con confusión. Nada de esto tenía sentido.

— ¡Bien! Tu vista todavía funciona. Me preocupé por un momento, Wanda. —Dijo la bruja mayor con sarcasmo, vertiendo un cucharón lleno de masa en una sartén caliente.— ¿Cómo te gustan? —La pelirroja parpadeó, su cerebro lento para procesar lo que estaba sucediendo exactamente frente a ella. 

— Oh, um, simple. Solo mantequilla. —Respondió mientras se dirigía lentamente hacia la mesa del comedor, sin dejar de mirar a la pelinegra. El insólito bufido de la chef se escuchó claramente sobre el chisporroteo de la masa frita.  

— ¡Ja! Por supuesto que sí. Debería haberlo adivinado, con todo tu asunto de huérfanos de guerra. —Agatha terminó con una sonrisa, agitando su espátula en dirección a la mujer más joven. Wanda frunció el ceño y cruzó los brazos sobre el pecho.

— Pensé que habías dicho que ibas a ser menos perra, Agatha. —Dijo la bruja roja secamente. Agatha limpió la sartén, dejó la espátula en el mesón y se dio la vuelta, con el rostro en una mueca burlona. 

— Tienes razón. ¡Lo siento, querida!—Ella se sobresaltó mientras avanzaba lentamente hacia Wanda. La bruja oscura se arrodilló junto a su silla, atrapando a la mujer más joven entre la mesa y el respaldo.— Fue muy malo de mi parte decir eso, te prometo que seré una buena chica de ahora en adelante.

Wanda sintió que sus mejillas ardían con un rubor cuando giró la cabeza para evitar ver a Agatha de rodillas frente a ella.

— Está bien, lo que sea. —balbuceó, completamente nerviosa.— Solo, por favor, detente- ¡Solo levántate, ya!

La bruja roja dejó escapar un suspiro de alivio cuando Agatha se puso de pie y retrocedió con una sonrisa lobuna. 

— ¿Te puse caliente y molesta, cariño? —Sus ojos azules brillaron con picardía ante la atónita reacción de Wanda.

— Que no--

— Mmhm, claro. Solo voy a archivar esa pequeña información para cuando me sienta aburrida. —Agatha le guiñó un ojo juguetonamente a la mujer más joven antes de regresar a la estufa.— Ahora sé una buena chica y pon la mesa.
 
Los panqueques se cocinaron en gran parte en silencio mientras Wanda se concentraba en enfriar el rubor de sus mejillas mientras se movía para agarrar los platos y los cubiertos. ¿Estaba ella en algún sueño surrealista? Todo sobre esto era demasiado normal. Agatha Harkness estaba haciendo panqueques en su cocina. Panqueques. El gruñido en su estómago le recordó que a caballo regalado no se le ve el diente.

— Gracias por el desayuno. —Dijo Wanda mientras Agatha colocaba un plato lleno de panqueques en el centro de la mesa. La mujer más joven tomó dos para ella y comenzó a untar un poco de mantequilla por encima mientras Agatha se acomodaba en su propia silla. 

𝖆𝖓𝖌𝖊𝖑 ✧ harkximoff stuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora