𝖆𝖓𝖌𝖊𝖑 ✧ harkximoff stuff

iii. on the road again

Bitter Pill — Capítulo III
De vuelta al ruedo

Por segunda vez, Wanda vio como el letrero de "Bienvenido a Westview" desaparecía de su vista, dejando escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. Se reclinó en su reposacabezas y miró por la ventana, observando como el paisaje pasaba volando, dejándose relajar vacilante por primera vez en días. Junto a ella, Agnes estaba al volante de su modesto Sedan, cantando el álbum "Best of ABBA", aparentemente su música de viaje por carretera. La bruja más joven se tomó un momento para mirar en su dirección y no pudo evitar la pequeña sonrisa jugando en sus labios. Su antigua vecina estaba saltando al ritmo de la música, con la ventana baja, su salvaje cabello oscuro ondeando al viento. Agnes parecía tan feliz. El corazón de Wanda se apretó cuando pensó: “Esto tiene que ser mejor, ¿verdad?"

La decisión de volver a activar la conciencia de Agnes había perseguido a la mujer más joven desde que se le ocurrió la idea hace dos días. Wanda sabía que era cobarde y egoísta. Sabía que probablemente haría que Agatha la odiara aún más, y con razón. Pero mirar a Agnes versus Agatha fue una experiencia tan drásticamente diferente. Agnes era un recordatorio de las ensoñaciones y de todo lo que podría haber sido. Agatha fue un recordatorio de todo lo que había perdido y enterrado. Las complejidades de su situación particular marearon su cabeza y Wanda no pudo entenderlo. Todo lo que sabía era que no importaba lo que hiciera, tendría que vivir con las consecuencias que harían que su estómago se revolviera de diferentes maneras. De modo que optó por la opción menos moral, pero la que, en su opinión, tendría menos probabilidades de provocar un ataque de nervios.

Apartándose de sus pensamientos enredados, Wanda miró y escuchó a Agnes cantar algunas líneas de Take a Chance on Me.

— Porque sabes que hay tanto que quiero hacer, cuando sueño que estoy a solas contigo, ¡es maaagiaa! —Sosteniendo el volante con una mano, Agnes tiró la otra detrás de ella, sosteniendo un micrófono imaginario hasta la jaula de su conejo.—  ¡Tómalo, señor Scratchy! —Después de unos momentos dolorosamente silenciosos, quitó el brazo.— ¡Buen trabajo! ¡Ok, Wanda!  —y procedió a sostener el micrófono invisible hacia su pasajera. Wanda se sonrojó y negó con la cabeza.

— Oh no no no, está bien, yo-

— ¡Vamos, primor! ¡No es un viaje por carretera sin una canción! —Agnes no se dejaría disuadir, su entusiasmo era contagioso. Wanda no pudo evitar sentir que su resistencia se desmoronaba. Cantó con una sonrisa tímida, riendo cuando Agnes comenzó a acompañarla, cantando el coro por lo bajo,  “takeachancetakeachancetakeachancechancechance”

Por un momento, la presión de su miedo y sus ansiedades desaparecieron; no había nada más que sonrisas brillantes, risas cálidas y la alegría de estar despreocupada con una amiga.

Habían pasado varias horas en el coche y Wanda se había ofrecido a conducir el resto del camino. Ahora, detrás del volante, mantuvo la música a un nivel razonable y ella y Agnes habían caído en un cómodo silencio. El repentino chirrido de la jaula del conejo cuando Wanda giró a la izquierda le recordó algo que se había preguntado antes.