Capítulo siete // Libre

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LEAH

Me siento en una banca de cemento en el cementerio del centro, observo el horizonte, la soledad, el haber ayudado a Emma me hace sentir plena.

A diferencia de mis amigas no vivo en el centro, yo vivo en mi casa que no esta muy lejos de acá, con mi familia somos uno de los pocos habitantes de Bleymor. En casa vivo con mis dos hermanos menores, no paran de gritar jamás y tienen berrinches todo el tiempo.

Me quito los zapatos.

Mis pies sienten cosquillas por la escasa hierba que soporto la helada que quemo todo, está húmeda. Suelto mi pelo castaño que cae como una lluvia sobre mi espalda. Respiro profundo y me quedo esperando lo peor.

Seis años atrás...

Desafiar a mamá se convirtió en un escape de la realidad, es en lo único que me puedo diferenciar de mis hermanos, Peter y Finn. Estoy harta de ser el ejemplo de a seguir de la familia, ser la chica buena en todo.

Comparto habitación con ellos así que se me hace difícil tener privacidad. Casi descubren una carta que encontré en el bosque, si la hallaban iban a ir corriendo a contarle todo a mamá, ahí se terminaría por siempre mi escondite, mi refugio.

Nuevamente mis hermanos están jugando a los gritos. Abandono la habitación de un portazo, respiro hondo y pienso en si lo que estaba por hacer era lo correcto, obviamente no lo era y aun así decidí continuar jugando con fuego.

No pude descansar en toda la noche porque estoy ansiosa.

Me encontré con Dysha en el bosque como la carta lo indicaba. Y como de costumbre sonrió al verme. Nos juntamos en el mismo lugar todas las mañanas y hablamos de nuestros problemas. Ella vive en el lado sur de la ciudad, así que no tenemos la oportunidad de juntarnos en una casa.

— No te asustes por lo que te voy a mostrar — dice Dysha emocionada. De repente un humo de color negro nos rodea y cuando se esfuma nos encontramos al frente de una casa una, supongo que es la suya.

— Wow ¿Qué fue eso? — sabia que la magia estaba entre nosotros pero no llegue a imaginarme que mi mejor amiga pudiera practicarla.

Ella me explico que su mamá y sus amigas están en un evento especial así que la lujosa casa queda vacía hasta la noche. Me lleva a recorrer cada rincón, o al menos lo que ella conoce, me dijo que hay muchos cuartos que no tiene permitido el ingreso.

La puerta de abajo se abre. Las dos nos quedamos heladas.

— ¿La casa no estaba sola hasta el anochecer? — digo asustada.

— Se supone que esa era la idea.

— ¿Y ahora? — pregunto alarmada.

— ¿Queres que te presente a mi mamá? Le vas a agradar, te lo prometo — me dice intentando convencerme.

— Es la única opción que tengo para salir de acá así que no me queda otra alternativa mas que aceptar — sueno mas enfadada de normal, odio que me haya mentido.

Salimos de su cuarto. Su madre, es idéntica a ella.

— Mamá ella es Leah. Leah ella es Christine, la amiga de la que te hable — ¿Cómo que ella le conto sobre mi? parece que soy la única que no tienen confianza con sus padres.

— Hola querida, que placer poder conocerte al fin — dice intentando agradarme. Le sonrió, no se que responder.

— Si queres te puedes quedar a cenar aquí, yo no tendría ningún inconveniente con eso, salvo que tus padre no te lo permitan.

— No me disgustaría — dije con un tono neutro. Por fin voy a poder comer algo diferente, en casa no me puedo dar ese lujo.

Esa noche comimos y me sentí como en casa.

— Podes visitarnos cuando quieras Leah.

— Gracias por la propuesta Christine.

— ¿Viste a Emma? — me interroga Dysha. Me duele haberle hecho esto, sé que quería intentar algo con Emma.

— La ultima vez que la vi fue en el baño — respondo intentando sonar convincente. Antes de teletransportar a Emma hablamos para tener una misma versión de los hechos.

— Yo también la vi ahí por última vez — su voz suena mas apagada.

— ¿Queres acompañarme en el dolor? — le ofrezco mientras me rio. Sin dudarlo se sienta junto a mí.

Desde pequeñas somos amigas y nuestra amistad se hizo inquebrantable.

— ¿Y vos porque estas triste? — me pregunta.

— Me imaginaba que seria de mi vida si le hubiera ahecho caso a mamá Y no involucrarme de más en este mundo.

— El universo te trajo hasta acá, tenias un poder que no se podía desaprovechar. Sé que Christine a veces es un poco dura pero ya se le va a pasar, solo esta preocupada por el tema de Emma.

— Lo sé — menciono frustrada.

— Además Blaymor le dio mejores oportunidades a tu familia.

Sus brazos me rodean y exploto en llanto. Ahí estábamos las dos, Dysha, la única que me recuerda quien era antes de la magia.

El sol lentamente golpea nuestro rostro. Hay lugares que ves en tus sueños, pero que siguen frente a ti cuando el día despierta.

Malos presagiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora