"Nunca lo olvides"
Por estos rincones de la tierra es común ver bandidos que te pueden dejar sin una siembra completa, cazadores que no les importan la menor vida animal, pero que están tan desesperados y hambrientos que con cualquier presa les vale. Leñadores corpulentos y muy fuertes, artesanos con pequeños negocios que ayudan con la construcción de casas y arreglos de desperfectos de las pequeñas chozas en las que la miseria se siente en el aire, y en algunos rincones hasta caza fortunas. Pescadores que, a mi parecer le dan un poco de vida a esos puertos desiertos con unos pocos barcos que son los únicos que surten de pescados a este pequeño poblado de Genaldia.
Tan común como es ver a personas e incluso niños desempeñando esas labores como verlos de caza dragones, hechiceros, magos, asesinos, fanáticos a las artes oscuras que aquí prefieren llamarlos Vulturistas, escasos vendedores ambulantes que siempre vienen con las historias más terroríficas y asombrosas y que han incrementado las habladurías sobre seres muy oscuros e incontables peligros que habitan en las noches los caminos de los bosques.
Genaldia es un pueblecito un poco alejado de otros poblados, pero rodeado por un espeso bosque, esta localidad linda con el mar de Cantarvia, mar que es famoso por el oleaje de sus aguas casi todo el año y los pocos pescados que brinda.
Mi abuelo Mesto y yo siempre hemos dicho que vivimos en una cabaña al terminar el bosque, que está un poco alejada de este, pero también alejada del pueblo más cercano. Por lo que nunca nadie ha visto ni debe ver nuestro hogar.
Nadie nunca debe saber quién somos en verdad, donde vivimos en verdad y menos las cosas que podemos hacer en toda su totalidad. Estas palabras eran como una poesía mala para mi cada noche antes de ir a dormir. Ya que el abuelo me las contaba siempre exactamente con las mismas palabras con el objetivo de que nunca las olvidara. Y al menos resultó.
Hace unas semanas después de que termináramos con las prácticas matutinas, mi abuelo y yo acordamos de que a mis diecisiete años ya estaba listo para ir a cazar a mi manera y por mi cuenta. Como vivíamos tan aislados nosotros mismos nos surtíamos de nuestra propia leña, comida y ropa, aunque algunos veranos visitábamos el pueblo de Genaldia para vender algunas pieles y así hacernos de algunos blus para caprichos y libros de hechizos antiguos que eran la obsesión del abuelo.
Ya en la tarde de ese día, aun faltando dos horas para el anochecer me encamine al bosque, con un único objetivo en la cabeza. Cazar al molesto lobeon que tantos cultivos nos había arruinado, y tenía pensado tomar esta oportunidad para matarlo. Si el abuelo se hubiera enterado de lo que tenía en mente jamás me habría dejado ir al bosque por lo peligroso que podrían llegar a ser esos monstruos infernales. Eran de alrededor de un metro y se podrían distinguir de un lobo normal ya que tenían una melena de león.
Era muy normal ver por ahí estas aberraciones de la naturaleza, aunque algunos eran en verdad adorables.
Puse todos mis sentidos a funcionar, me coloqué las botas de cuero que a mi parecer eran las más silenciosas, unos pantalones de colores oscuros y me puse mi gabán favorito, con su capucha adecuada para cuidarme del frío que hacía en otoño ya que se aproximaba el final del año, el invierno y las grandes nevadas.
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El Último Heredero [EN PROCESO]
FantasyArio Di Vemus, último heredero de la familia Di Vemus. Ha vivido desde que era un bebé en la apartada choza en el bosque junto a su abuelo Mesto, el cual se ha encargado de enseñarle magia, hechizos y tácticas de lucha. Todo para prepararlo para un...