Capítulo 38

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Aún acostada siento mi alrededor moverse con brusquedad, mantengo los ojos cerrados ya que el dolor de cabeza es insoportable, hasta el punto de casi llorar

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Aún acostada siento mi alrededor moverse con brusquedad, mantengo los ojos cerrados ya que el dolor de cabeza es insoportable, hasta el punto de casi llorar.

Escucho los pasos de Tarek por la habitación, siento una gran necesidad de decirle que deje de hacer ruido, es insoportable.

Suelto un quejido involuntariamente, en seguida sus pasos de dirigen a mi.

—Lai... Despierta.—Mueve mi brazo con delicadeza y aún así siento ganas de golpearlo para que deje de tocarme.

Abro los ojos sin más remedio, y noto que me mira con preocupación.

—¿Qué pasó?—Le digo con lentitud, siento que ni siquiera puedo hablar.

—Te desmayaste, y no te habías levantado desde entonces—Explica sentándose a mi lado.

—Me duele la cabeza—Le digo cuando acaricia mi cabello.

—Necesitamos consultar con alguien.—dice de repente.

—¿Qué? ¿En serio?—Respondo con sorpresa.

Él hace una mueca haciéndome saber que no le agrada mucho la idea.

—Llamaré a alguien—Avisa mientras se levanta de la cama.—Ah, y amor, ni siquiera pierdas tu valioso tiempo diciéndole que te ayude, ella está igual de jodida que yo. —Suelta finalmente con burla.

Me quedo callada analizando lo que había dicho, en serio que no cabe duda que es un completo idiota.

Sin tomarle más importancia a su estupidez, me levanto de la cama para ir a la cocina.

Busco entre la alacena hasta encontrar pan, miro la puerta ser abierta y entra Tarek con una cara de enojo, lo ignoro y me siento a comer.

—Mañana viene una persona a revisarte.—Avisa sin más sentándose a un lado mío.

Solo asiento, ya que me encuentro comiendo.

Milagrosamente se mantiene callado, tal vez no tiene ganas de hablar y eso es bueno para mi.

Al poco tiempo termino de comer y me levanto.

—Laisha—Sus palabras me detienen.

—¿Que pasa?—Me volteo a mirarlo.

—Ven—Me jala hacía él haciendo que quede sentada en sus piernas.

—Tarek...—Susurro con incomodidad, queriendo que me suelte.

Se queda callado y solo me mira, trago saliva y desvío la mirada, esto en serio es incómodo para mí.

—¿Me vas a decir algo?—Pregunto mientras me intento levantar.

Al notar que no quiero mirarlo sus dos manos se ponen en mis mejillas haciéndome tener que mirarlo.

Sus manos se mantienen así por algunos segundos hasta que repentinamente pega nuestros labios.

Cruel Obsesión [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora