1 semana después
—¿Me puedes pasar la salsa?—Le pregunto a Tarek, que esta haciendo no se que cosa, mientras yo cocino.
—Mm si—Se pega a mi espalda de golpe haciéndome sobresaltar.
Me da la salsa de tomate, mientras hago todo lo posible por ignorar su cuerpo detrás del mío.
Estos últimos días he intentado llevar todo tranquilo.
Y milagrosamente todo ha funcionado.
No ha intentado tocarme, y eso es algo bueno.
Al menos para mi.
—¿Que haces?—Me quejo cuando siento como empieza a lamer mi cuello.
Me ignora y sigue con su cometió.
—Tarek...
Me toma por la cintura y antes de poder protestar pega sus labios con los míos bruscamente.
Emito un quejido pero eso no lo detiene.
Frunzo el ceño, sus manos se mantienen en mi cintura, y con un poco de fuerza logra sentarme a lado de donde estaba cocinando.
Él queda en medio de mis piernas mientras me sigue besando, se separa de mi por falta de aire y dejo que siga besando mi cuello.
Miro a mi lado notando que la llama de la estufa está levemente encendida.
—Tarek, ya...
No me hace el más mínimo caso y sigue besando mi cuello.
Cuando menos los espero sus labios se vuelven a impactar contra los míos.
Me echo un poco hacia atrás quito su mano de mi cintura apoyándola detrás de mi, hago lo mismo con la otra pero en vez de ponerla detrás de mi, la pego en la estufa haciendo que él me suelte de inmediato.
—Maldición— gruñe cerrando los ojos con fuerza y sacudiendo su mano.
—Lo siento, no lo vi —Me bajo rápido y me acerco a él; tomando su mano —En verdad lo lamento—Miré su rostro notando que este estaba rojo.
—Perdón— Finjo limpiarme mis labios para no reír.
Suspira supongo que intentando tranquilizarse.
—Iré a la habitación ¿si?— Dice y antes de que puedan decirle algo, se da la vuelta para empezar a caminar.
Frunzo el ceño, no tiene derecho a enojarse.
No se compara con la maldita marca que me dejó en el abdomen.
Hago una mueca y me giro para poder seguir cocinado, pero antes de llegar siento como alguien me toma del brazo.
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Cruel Obsesión [✅]
Mystery / Thriller─Odio a las personas por eso me deshago de ellas, pero contigo, contigo es diferente, nunca te haría daño, no de la manera que debería ─ Susurró acariciando mi rostro, observando cada una de las lágrimas que salían de mis ojos. La crueldad de su ob...