Cruel Obsesión [✅]

Capítulo 21

Me acerco lentamente a ella notando como su respiración es pesada.

—¿Te sientes bien, amor?—Toco delicadamente su cintura y escucho como suspira.

Me mira unos momentos hasta que habla.

—Me siento... —Su pecho sube y baja—Tengo mucho calor—Intenta enderezarse, pero falla lo que la hace sostener de mi.

—¿Quieres que te ayude a que se te pase esa sensación?—La acorralo contra la pared.

—¿Que mierda hiciste?—Habló antes de mírame los labios y pasar saliva.

—¿Yo? Nada—Me fui acercando a sus labios—Creo que debiste decir, que haré —Antes de que ella pudiera hacer algo, pegué sus labios con los míos.

Hizo un débil ademán de alejarse, pero mientras más fui intensificando el beso más me correspondía.

El beso se volvió mucho más intenso, y lo mejor es que Laisha me estaba correspondiendo.

Toqueteaba su cuerpo y no intentaba alejarse sino que me hacía saber que le gustaba con los suspiros que soltaba sobre mis labios.

La tomé por los muslos haciendo que sus piernas se enrollen en mi cintura, hice que su espalda chocará con la pared.

Gimió sobre mis labios al sentir mi erreción chocar con su entrepierna.

Me separé de ella por falta de aire, y admiré su rostro.

Su lindo cabello rojo, depeinado, sus labios más rojos e hinchados que lo natural, sus ojos que demuestran enojo pero a la vez confusión.

Sonreí, y empecé a besar su cuello, ella jadeó y jaló mi cabello.

—Te odio—Me susurró cuando empecé a meter mi mano por debajo de la camisa que tenia puesta.

Sonreí ampliamente, y mordí su cuello con fuerza, haciendo que suelte un quejido seguido de un jadeo.

Lo que le di no le hace perder la cordura, sabe perfectamente lo que está haciendo, sabe que su cuerpo está respondiendo a mis caricias, por más que ella no quiera.

Lamí toda su clavícula, y dejé un camino de besos húmedos por todo su cuello haciendo que mueva su cabeza hacia atrás dándome más acceso a el.

Tomé su rostro con algo de fuerza y llegué a sus labios, empecé a besarla con brusquedad mientras ella me correspondía y se aferraba a mis hombros.

Me separé, haciendo que ella fuera la que busque mis labios, pero me alejé.

Sabía que tú ibas a hacer la que me pudiera besarte.

—Eres un imbécil—Me miró enojada.

Sonreí, y la separé de la pared aventandola a la cama, ella pegó un pequeño grito por mi repentina acción.