Cruel Obsesión [✅]

Capítulo 22

Esto aún está comenzando, cariño.

—Dime, ¿quieres que te folle?—La miro directamente a los ojos, mientras mueve sus manos intentando liberarse de las esposas.

—Te odio, te odio, te odio—Repite mientras lloriquea.

El sonrío y bajo mi mirada hacia su cuerpo, su cuerpo es perfecto, y es totalmente mío.

Bajo mi cabeza y empiezo a besar todo su abdomen, hasta llegar a la marca que le dejé debajo de su pecho.

Levanto la mirada y veo como muerde su labio con fuerza hasta tal punto de hacer que sangre un poco, sus ojos están igualmente cerrados.

Mi mirada cae en sus pechos, no me arrepiento de haberle comprado ropa de encoje, beso todo lo que este visible de su pecho y de vez en cuando succiono haciéndola gemir sin que lo pueda evitar.

Vuelvo a subir la mirada notando que sus ojos llorosos están fijos en mi.

—¿Por qué no me pides que te folle, ya?—Le pregunto acariciando sus labios retirando el poco de sangrar que había en ellos, y llevándomela a la boca.

Solo me miró, más no soltó palabra alguna.

—Haré que me pidas que te haga mía—Le susurré antes de estirarme hacia la mesita de noche y sacar unas tijeras.

Eso hizo que hiciera más el intento de liberarse de las esposas, pero es más que obvio que no va a poder sin las llaves.

Le sonreí y acerqué las tijeras a sus sostén, cortandolo al instante, tire las tijeras al piso al igual que su sostén ya roto.

Me quedé observando sus pechos, no son grandes, pero a mi realmente me fascinan por que son los de ella.

Acaricié con mi pulgar delicadamente su pecho haciéndola jadear.

Me pegué mucho más, a lo que ella abrió más las piernas para tenerme más cerca.

—¿Por qué eres tan perfecta?—Pregunté mirando aún a sus pechos.

Miré a directamente a sus ojos, están cristalinos, quiere llorar.

Me acerqué a sus labios y la besé lentamente sintiendo como me correspondía poco a poco, era el primer beso delicado que habíamos tenido en toda la noche.

Empecé a bajar lentamente a sus pechos, besandolos, lamiendolos, dejando marcas.

Mientras ella jadeaba, y gemía.

Bajé por todo su abdomen posando mis manos en su delicada cintura.

Hasta llegar al inicio de su ropa interior, lamí por encima de su ropa interior su entrepierna.

—Tarek... —Gimió alto pero a la vez delicadamente.

Metí mis dedos en su ropa interior y sentí como se tensó, la acaricié lentamente y su espalda se arqueó.