Matthew estaba fuera echando un cigarro para distraerse de la cena, contemplar el ambiente de la ciudad y despejar del millón de cosas que fulminaban su mente cada segundo, desde que había llegado a la capital. Por supuesto, eran cosas de las que no había hablado con nadie, ni lo haría, o al menos no en un futuro cercano. Matthew percibía su vida como un secreto, algo propio y oculto al resto de seres humanos que le rodeaban. Desde que era pequeño había aprendido a callarse todo aquello que más le preocupaba y todo aquello que sentía y lo había nombrado "su pequeño secreto" y con el tiempo ese se había ido haciendo más y más grande y había ido albergando cada vez más montones de cosas. Un día iba a explotar de todo lo que llevaba dentro de sí.
- ¿Es tabaco o maría o alguna cosa así? - Hugo había aparecido a su lado.
- Tabaco...
- Ah no sé, como en tu país y tal, toda esa mierda está legalizada pensé que igual... - comenzó el de forma un poco agresiva.
- Pensaste mal - respondió el holandés cortante.
Durante toda la cena Hugo le había parecido realmente arrogante, soltando comentarios fuera de lugar cada poco y les había tratado con cierta indiferencia, la cual ni se mostraba en ocultar y eso sin duda había sacado de sus casillas al pelirrojo.
- Perdona bro - dijo Hugo riéndose y claramente sin sentirlo.
Matthew negó con la cabeza y prefirió no decir nada al respecto.
La noche se había quedado fría y la baja temperatura se calaba por los huesos de cualquiera que en esos momentos estuviera al aire libre, sin una chaqueta que les protegiese, como ellos, por lo que al acabar Matthew el cigarro y machacarlo bien sobre el suelo, habían decidido volver a dentro del acogedor restaurante, pero al entrar observaron que el resto ya estaban recogiendo para abandonar el sitio.
- ¿Ya os ibais? - preguntó Hugo.
Gabriel acabó de abrocharse el abrigo y respondió a la pregunta de su amigo.
- Sip, aunque Cecily y yo vamos a dar una vuelta antes de volver a casa.
- ¿Ah sí? - preguntó ella sorprendida ante esa información que nadie le había comunicado.
- Pues pasároslo bien, yo me piro ya - fueron las últimas bruscas palabras del arrogante chico, mientras salía con gran ímpetu del lugar.
Estaba siendo un paseo tranquilo por la orilla del Danubio en el que Cecily y Gabriel compartían sus primeras impresiones respecto a sus respectivos nuevos compañeros de piso, durante la estancia en Budapest y reían acerca de esas.
- Es un poco borde, ¿no?
- ¿Quién? - preguntó Gabriel sorprendido.
- Pues Hugo, ¿Quién va a ser?
Él se miró los pies como si la respuesta a esa afirmación se encontrase en ellos.
- Yo creo que le gustas.
Cecily no pudo evitar dejar escapar una muy sonora carcajada. Aquello era imposible y desde luego ridículo.
- No digas bobadas Gabriel.
El chico se encogió de hombros.
- Simplemente ha sido mi impresión.
- Impresión equivocada probablemente. Creo que es un chico que nos trata con despecho porque siente cierta superioridad, la cual no tengo muy claro de donde viene, pero tendrá sus raíces. Se le ve arrogante, a veces incluso mal educado, por su desmesurada indiferencia. Quizá sea una coraza, pero desde luego resulta desagradable para una primera impresión.
Gabriel se acercó un poco al oído de la chica y con simpleza contestó.
- Yo creo que es porque es francés - dijo atragantado por su propia risa.
Cecily se paró en seco a contemplar el enorme rio que se encontraba a sus pies y al poco cerró los ojos. Que sensación tan extraña, estar tras tantos años de emociones reprimidas, al lado de esa persona en la que pensaba en secreto por las noches, contemplando uno de los más enormes ríos que cruzaba gran parte de Europa, compartiendo un sueño y una aventura que permanecería siempre en lo más profundo de ellos. Se sentía diferente, pero bien, era incluso una sensación de alivio, ya que además desde que había puesto un pie en Budapest junto a Gabriel no había pensado para nada en Harry, ni siquiera había sentido dolor, pena o nostalgia. Nada. Simplemente tranquilidad y una curiosa e invasiva sensación de alegría que se apoderaba de ella.
- ¿En qué piensas? - preguntó él despertándola de sus propios pensamientos - ¿Aún piensas en él?
Se refería a Harry, su tóxico exnovio y uno de los mejores amigos del chico.
- Para nada. Me siento libre ahora. Estoy bien - sonrió ella.
Gabriel se había acercado a ella, como si la cercanía de su compañía reconfortase de alguna manera la situación y se encontraban a escasos centímetros. Cecily se puso tensa y huyó de ese encuentro tan cercano con el objetivo de seguir paseando.
El chico no podía quitarle ojo durante el paseo, era una chica realmente impresionante, pero tan sencilla al mismo tiempo. Le apetecía besarla. Pero no, en lugar de eso tomó otra decisión.
- Es tarde. Te acompaño a casa.
- No pensaba volver ya. Me apetece descubrir un poco la ciudad de noche. Pero no te preocupes, puedes irte. Ya nos veremos - dijo risueña y confundida por las repentinas ganas de marchar de su compañero.
Él maldijo para sus adentros. Lo último que quería era dejarla sola de noche en una ciudad tan grande y que para nada conocía, pero seguir a su lado era tan tentador que incluso resultaba doloroso no poder hacer nada. Pero no había otra opción, iría con ella y reprimiría sus emociones.
De alguna manera acabaron en un bus número 27 rumbo a una conocida colina de la ciudad, la llamada Colina Géllert, a 253 metros de altura y desde la que por lo visto, se podía contemplar la totalidad de Budapest, con unas vistas descritas como magníficas o espectaculares por cada turista y local que había pasado por ahí.
Y una vez llegaron, ambos comprendieron que era realmente hermoso tal y como se decía. Las vistas eran impactantes ya que era cierto que se podía observa el rio, los maravillosos puentes que cruzan Buda y Pest, los lugares más emblemáticos y el resto de la ciudad a pesar de su gran tamaño.
Se miraron y sonrieron cómplices, sabiendo que estaban compartiendo un momento mágico entre ellos.
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UN BESO EN EL DANUBIO
Lãng mạnCecily abandona Londres por un año, gracias a una beca de movilidad ofrecida por su universidad, dejando así atrás un verano doloroso donde terminó una relación tóxica que la había consumido totalmente por dentro. Pero, para su sorpresa, con su lleg...