El amor es algo inexplicable, algo que se apodera del cuerpo humano y que nos hace sentir miles de emociones en tan solo un segundo que nadie es capaz de comprender. El amor son esos nervios irremediables que nos invaden cuando estamos junto a esa persona y es ese calor que derrite cada una de nuestras células cuando él o ella se aproxima a nosotros, nos roza, nos mira... Todos hemos sentido el amor alguna vez, en mayor o menor medida y es sin duda, el sentimiento más fuerte de todos, tanto para lo bueno, como para lo malo. Aunque, al final del camino el amor siempre termina siendo un sentimiento bonito, un proceso de aprendizaje que nos hace crecer, valorar. El amor es como la primavera, pues nunca sabemos cuando llegará, pero cuando lo hace, lo vuelve todo más bello a nuestro alrededor.
Resultaba inquietante el hecho de estar ante semejantes vistas con aquella persona que le revolvía las mariposas del estómago, compartiendo un momento que al menos ella nunca dejaría escapar de su mente, guardando el recuerdo bajo llave.
- Al principio tenía miedo de venir aquí, ¿sabes? - empezó a decir Gabriel con la vista clavada en el paisaje - Pensaba que igual echaría mucho de menos mi casa, mi gente, mi ciudad y que la nostalgia no me permitiría disfrutar de todo esto. Pero, tenerte aquí es como haberme llevado un pedazo de todo aquello que podría llegar a echar de menos y eso lo hace todo mucho más fácil.
Cecily se conmovió con las palabras del chico, podría decir que incluso se le empaparon los ojos un poquito. Aquello que había dicho era posiblemente de las cosas más bonitas que alguien le había dicho en mucho tiempo. Sonrió dulcemente sin pode evitarlo.
- La verdad que yo he sentido lo mismo al tenerte aquí. A pesar de que venía con la idea de desconectar de Londres, creo que el tenerte por aquí puede ser muy bueno para mí. Eres como un souvenir traído de Inglaterra.
Gabriel soltó una sonora carcajada al escuchar esa última frase.
- ¿Así que soy como un souvenir eh Cece? - preguntó el entre risas, acercándose poco a poco a la chica de ojos azules.
Cecily notó como los nervios subían desde los dedos de los pies hasta la cabeza, recorriendo cada milímetro de su cuerpo. Gabriel cada vez estaba más cerca y ella sin embargo, estaba totalmente inmóvil. ¿Qué estaba pasando? ¿Iba a besarla? No, no podía ser.
- Bueno, quizá no ha sido el mejor ejemplo - contestó ella ahogando una risa nerviosa.
Cada segundo que pasaba notaba la respiración de Gabriel más cerca, más intensa, fundiéndose con la de ella en una única sintonía, mientras el latido de su corazón iba a un ritmo desmesurado, pues latía tan fuerte que amenazaba con salirse de su ligero top lencero.
Entonces decidió volver a tomar la palabra.
- Creo que sería mejor que fuéramos yendo a casa "Souvenir". No quería acostarme muy tarde - dijo con la voz entrecortada.
Él se alejó de golpe, como si las palabras le hubieran golpeado en dirección contraria a Cecily y asintió poniéndose rápidamente en pie. Estiró al brazo para ayudar a la chica a levantarse y comenzaron a andar por el camino de vuelta.
No podía dormir ya que no dejaba de dar vueltas en la cama pensando en Gabriel y en que lo suyo no podía ser. Así que agobiada decidió levantarse e ir al salón un rato, donde se encontró a Tabitha tirada en el sofá con el móvil en una mano y una infusión en la otra.
- ¿Tú despierta? - preguntó la chica levantando la mirada del teléfono.
- Me estaba costando dormirme y prefería levantarme a despejar.
- ¿Pero estás bien? O ¿ha pasado algo?
¿Qué no había pasado? Era más bien la pregunta que se le cruzaba a Cecily por la mente después de la intensa noche que había pasado, esperando que Gabriel la besase, a pesar de que en su fuero interno sabía que eso no ocurriría.
- Me da un poco de pánico el inicio de clases - mintió la inglesa - Ya no queda nada para empezar y me da miedo no adaptarme.
Tabitha no pudo evitar reirse.
- Buen intento de mentira Cecily. Podías haberte esforzado un poquito más. Por cierto, los chicos de esta noche eran... Un poco estúpidos ¿verdad?
- Bueno todos no... - balbuceó Cecily - Osea Gabriel es buen tío y no me cabe duda de que Will también, aunque quizás un poco enigmático.
- ¿A qué se dedicará? Me ha dejado intrigada.
- Pff a saber, igual a nada y se las da de chulo.
Cecily se tiró en el sofá con el móvil, al igual que su amiga y entró en instagram, donde vio que Gabriel había subido una historia. Era una foto de la perrina que había adoptado poco antes de mudarse a Budapest. Se mordió el labio pensativa, dubitativa de si contestarle o no.
- ¿Qué piensas? - preguntó su compañera de piso.
- Haces muchas preguntas Tabitha.
- Siempre he querido ser detective - vaciló la chica.
Cecily volvió a mirar la pantalla, dejando escapar una pequeña sonrisa al ver la foto de la perra. Una parte de ella consideraba que no estaba bien intentar nada con Gabriel después de haber salido con su mejor amigo y que no traería nada más que problemas. Pero la otra... La otra se moría de intriga por ver que podía pasar y esa tensión le aceleraba el cuerpo de una manera casi adictiva.
No lo pensó más y contestó a la foto con el pulso acelerado de los nervios. Sin embargo, la sonrisa se le borró de un plumazo al ver que el chico había leído el mensaje y no había decidido contestar ni con un mísero emoticono.
- Buenas noches Tabitha, voy a intentar dormir ya. No quiero cambiarme los horarios.
La joven levantó una ceja extrañada.
- Buenas noches entonces. Descansa y ya hablamos mañana.
La joven londinense asintió con desgana y volvió a su habitación sintiéndose estúpida e incluso culpable de haberse imaginado que algo podía llegar a pasar.
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UN BESO EN EL DANUBIO
RomanceCecily abandona Londres por un año, gracias a una beca de movilidad ofrecida por su universidad, dejando así atrás un verano doloroso donde terminó una relación tóxica que la había consumido totalmente por dentro. Pero, para su sorpresa, con su lleg...