O1 | Girasoles.

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—¡Sunny, ven!

El pálido hizo caso en ir hacia él.

El grupo entero se dispuso a ir a la casa del rubio para avisarle a que irían a su lugar secreto para hacer un picnic, tal y como lo hacían dos veces a la semana sin falta.

No obstante, el rubio dijo que se adelantaran, para luego llamar en susurros a Sunny.

—Te quiero mostrar algo. —Continuó, esbozando una tierna sonrisa en su rostro.

Dicho esto, Basil sin esperar una respuesta, agarró la mano de su amigo y fueron hacia el jardín delantero de su casa. Habían macetas llenas de flores y rosas que adornaban el frente de su hogar, arreglando su fachada.

El pelinegro ya las había visto muchas veces pero nunca se detuvo a verlas con tanto detalle. Pudo notar que todas las plantas estaban muy bien cuidadas; sanas, coloridas, con vida. Su amigo sabía cómo tratarlas, como si fuera su mayor responsabilidad.

Era algo que representaba mucho a Basil, su delicadeza.

Sunny sabía que si él mismo se encargara en cuidar una flor, al día se le marchitaría. Sonaba triste, pero no se le daban ese tipo de cosas de jardinería; si les ponía agua, se ahogaban, si les ponía poca, se secaban, si no les ponía, se morían. Simplemente no podía comprender.

Agachó un poco la cabeza por reflexionar su poco gusto por cuidar plantas.

—Mira.

Agarró una maceta llena de girasoles, se lo notaba algo pesado, pero era imposible no poder mirar lo maravillosas que eran.

Sunny miró confundido, ¿qué mismo quería demostrar?

—Por si no lo sabes, estos son girasoles.

El pálido rió un poco. ¿Cómo es que no iba a saber qué son esas flores? ¿Acaso creía que era tonto?

—Bueno... —Contestó nervioso.— Seguramente sí lo sabías, pero... ¿Sabes lo que significan?

El cuestionado negó con la cabeza.

Basil dejó a un lado la maceta.

—Girasoles... Son llamados así porque son un simbolismo del sol. —Pensó un poco.— Algo como... ¡El positivismo y la energía! La felicidad y la vitalidad.

El de ojos celestes se puso un poco avergonzado.

—Sé que suena raro... Pero me gustaría ser así, alguien que ve el lado bueno de las cosas. —Miró hacia Sunny, decidido.— Me gusta pensar que todo estará bien, apesar de las malas circunstancias.

Y tenía toda la razón, Basil era un girasol andante. No solo por su personalidad, sino también por su físico. ¿A qué quería llegar con pensar en eso? Basil era rubio, tal y como los pétalos amarillos. Se vestía normalmente de verde, al igual que el tallo. Sus ojos eran celestes como el cielo y sus zapatos eran marrones como las semillas del centro, ¿qué más coincidencia no había?

El pelinegro solo quedó viendo a su amigo con curiosidad y con algunos brillos en su mirada, reflexionando lo anterior, sin réplica alguna. Basil por su lado ya estaba acostumbrado a las actitudes neutrales de Sunny, al igual que todo el grupo.

Conocía su personalidad, pero sentía que el pelinegro estaba admirado por sus palabras. Sunny es un chico algo fácil de impresionar, era algo tierno por parte de él.

De repente, Basil recordó algo.

—Sabes, he estado pensando en darle a cada uno de nuestro grupo una flor con su propia cualidad. ¡Para recordarles que son especiales y que se sientan amados! —Se detuvo al notar que se animó mucho y que alzó su voz. Su mano comenzó a topar su nuca, muestra de vergüenza.— ¿No te parece mala idea, verdad?

Suspiró. —Quise hacer esto hace días atrás, pero no le veía el momento para iniciarlo. Necesitaba tu opinión, ¿qué dices? ¿Lo hago?

Sunny asintió con la cabeza.

Basil sonrió. —¡Bien, entonces iniciaremos mañana! ¡Muchas gracias!

Por alguna extraña razón, mirarle el enternecedor rostro del rubio le causaba un sentimiento de dulzura en Sunny, lo que hizo que su cara se ruborice. En otras palabras, un pequeño sonrojo se asomó en el pálido. No quiso prestarle atención a lo que pasó, por lo que desvió la mirada para observar algún punto fijo y distraerse.

—¿Pasó algo? —Su tono de voz era preocupante.

Para no alterar las cosas, negó nuevamente con la cabeza.

—Entonces. —Prosiguió.— A partir de mañana me ayudarás con la primera flor, ¿te parece?

Asintió sin dudarlo.

Hizo el gesto tan rápido que Basil notó algo extraño.

—Estás... ¿ansioso? —Preguntó.

Lo adivinó, Sunny se sentía algo incómodo desde que sintió la sensación de su rostro, solo tenía ganas de ir al parque para disipar sus pensamientos.

—Ah... ¿Ya quieres ir con los demás? —El otro alzó su pulgar, señal de que un sí.— ¡Está bien, vayamos juntos!

Basil sujetó la mano de su amigo, Sunny no evitó quedarse plasmado al ver que el rubio no tenía ni un problema en coger su mano por todas partes; no tuvo de otra que proceder a ser guiado por su amigo, quien estaba entusiasmado de tener a Sunny a su lado.

En el punto de vista de Basil, se encontraba feliz por tener a una persona como Sunny; era una mezcla de compañía silenciosa, tranquila y cálida. Él podía ser sincero con sus propios problemas y el otro podía escucharlos sin líos.

No podía ocultar la euforia que tenía de tener una amistad como él.

¿Pero quién iba a saber que todo esto podría cambiar con algo tan drástico?

¿Pero quién iba a saber que todo esto podría cambiar con algo tan drástico?

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en fin, sunny x todos supremacy

Tulipanes || SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora