Humo y espejos

52 5 10
                                    

Soltando el freno, estaciono mi carro en el parqueo subterráneo de Industrias Floriot, lugar donde trabaja mi novia. Debería estar en camino al aeropuerto con destino a New York por mi entrevista de trabajo, esa que espero cambie mi vida para siempre; pero primero debo cumplir con mi responsabilidad de traer a mi novia al trabajo para luego ir a dejarla a su casa, ni modo, es lo que toca.

Dejo el carro encendido,
y me bajo sin cerrar la puerta. Dando lentos pasos con las manos en mis bolsillos camino hasta el elevador para esperar a Naty afuera. Solo pasan pocos segundos para que el pequeño sonido divertido del elevador suene, decido esconderme a un lado mientras se abre el elevador para asustarla, no suelo hacer eso, pero me gusta hacer cosas nuevas, y creo que puede ser divertido.

Al estar casi totalmente abiertas las puertas, con precisión me pongo enfrente del elevador y grito con todas mis fuerzas dejando el grito a medio camino ahogándome en mi propia vergüenza.

—¡Me lleva! Señorita le prometo que esa si era mi intención, pero no con usted, yo... yo creí que era otra persona.

Una señora de avanzada edad muy bien vestida, cae sobre la pared dentro del elevador dando un corto grito haciendo un esfuerzo por no perder el control para recuperar el oxígeno, y junto con ella su bolso se desprendió de sus manos dejando muchos objetos que habían adentro a la deriva.

—Ten más cuidado con lo que haces, —dijo la señora con su voz temblorosa, lenta y dulce. —un día no tendrás tiempo para disculparte. Ahora dame espacio para salir, no quiero llegar tarde a la inauguración de Corax Technology.

Inmediatamente la ayudo a levantarse, y trato de recoger sus cosas colocándolas en su bolso. Pero la señora no me deja terminar de recoger todo y agarra su bolso agradeciéndome por ayudarla, lo último que me dijo es que no podía esperar más tiempo, que ya debía irse y que las cosas más importantes ya estaban en su bolso.

Luego de perderla de vista, me fijo nuevamente en el elevador donde se cayeron sus objetos y nada mas observo cosas sin valor como un paquete de goma de mascar, unos recibos viejos, lápices tinta, y otras cosas que cualquier persona común podría andar consigo en su bolso a excepción de una lámina de vidrio con una muestra que sinceramente no se que tipo de muestra es, solo se que se usa para ver cosas escalofriantes en microscopios, y un collar con un prisma rectangular un tanto extraño. Ambos objetos y el resto se encuentran adentro del elevador, pero decido solo guardar los dos importantes y dárselos a ella cuando la vuelva a ver.

El elevador está por cerrarse y entro rápido para guardar en mis bolsillos la lámina de vidrio y el collar, pero no me da tiempo de salir y las puertas se cierran. Esto no es nada bueno, Natalia me va a matar, resulta que ella siempre me dijo que jamás se me ocurriera entrar dentro de las instalaciones ya que esta prohibido entrar sin antes haber pedido una cita previa.

Siento como el elevador comienza a subir, y trato de detenerlo pero la orden ya está dada, no me queda otra opción que esperar a que suba para luego volver a bajar. Lo peor de todo es que así como ando vestido va a ser muy evidente que no soy de los que trabajan en este lugar, tenis deportivos, jeans rotos estéticamente, y mi icónica camiseta negra.

La gravedad en mi cuerpo cambia y las puertas del elevador se abren justo en el piso principal del inmenso edificio.
Mis pupilas se vuelven tan pequeñas que necesitaría más ojos para poder ver todo el extravagante lugar que me rodea, y pensar que yo creía que ya lo había visto todo. La arquitectura artística con la que está construida este lugar está en otro nivel, su avanzada tecnología es una locura, lo que siento dentro de mi al ver todo esto es un éxtasis nada común, yo nunca me había sentido tan feliz por el simple hecho de ver lo que mis ojos solo habían imaginado, una voz que viene desde todo el lugar roba aún más mi atención.

Arleist Maquiavelo el liberador de las once bestias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora