El aborto

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Un gigantesco árbol plantado en el centro del campo, lanzar a los enemigos al vacío, he intentar no caer, así de sencillo, extraño y ridículo es este juego, ¿qué puede ser complicado?
No voy a dejar que nos humillen de esta manera.

Comienzo a correr y salto tomando con mis manos una de las ramas gigantes del enorme árbol.

A mis lados veo como mis otros compañeros suben al árbol.

—Ari no te precipites, no sabes lo peligroso que pueden llegar a ser. —me grita Zoé mostrando preocupación. —Es mejor si nos organizamos y trabajamos en equipo.

—Tal vez por eso es que siempre pierden, intenten revolucionar. —dicho eso sigo corriendo subiendo más ramas hasta llegar a donde está Ícaro, el más egocéntrico del equipo de Los Asoladores.

—¡Idiota! —grita Zoé enojada conmigo.

Zoé se une con sus hermanos para ayudarse entre ellos, y todos nosotros incluyendo el equipo contrario seguimos subiendo y escalando el árbol hasta llegar a lo más alto, a diferencia que cada rama que subo, trato de llegar lo más cerca posible de Ícaro, y el lo sabe porque con una sonrisa de confianza, cruza miradas conmigo mientras sube.

Al estar casi en las últimas ramas del árbol, en la cima, Ícaro se pasa para la rama donde estoy yo.

—No se si eres muy valiente o estúpido al desear pelear conmigo. —grita Ícaro sonriendo con malicia.

—Quiero saber por la gente le tiene tanto miedo a un payaso con cabello de Rampuzel. —menciono en tono de burla.

—Pues entonces averígualo y acércate, no hay necesidad de estar tan lejos. El suelo te espera, pero no el del campo, el
del infierno.

Soy consciente que es de los mejores jugadores en este terreno, así que de nada me va a servir usar la fuerza bruta contra el, pero tengo algo mucho mejor, inteligencia y astucia, y tratar de ser estratega como Danielita lo sería.

Impulsándome corro hasta donde el, y el me espera listo para hacerme caer, pero lo que el no sabe es que mi plan es justo ese.

Cuando ya estoy a pocos metros cerca, salto para tirarme hacia abajo, y en el mismo movimiento, con mis dos manos lo tomo de los pies para hacerlo caer conmigo, y con todas mis fuerzas lo jalo hasta llegar al punto en que ambos estamos cayendo a punto de tocar el suelo del campo, pero una de las tantas ramas qué hay abajo, él logra agarrarse de una, dejando solo tres ramas debajo de el antes de caer. Yo trato de agarrarme de una rama mientras caigo pero la velocidad me lo impide, hasta que por fin cuando estoy a punto de tocar suelo firme caigo de espaldas en la última rama que queda del árbol sobre el campo.

El dolor en mi espalda fue exageradamente fuerte, pero el traje ayudó a no lastimarme aún más. Cierro mis ojos, en representación al dolor que siento.

—Si, por lo que acabas de hacer me has demostrado que eres muy valiente, novato principiante, pero también no me equivoqué al creer que eres un gran estúpido, mírate, al final yo estoy de pie y tú estás abatido ante mi gloriosa presencia. Y deberías de agradecerme de ser piadoso contigo, porque si yo quisiera, ahorita mismo terminaría de destruir tu espalda, y lanzarte haciéndote perder del juego, sin embargo quiero que presencies desde ahí abajo como hago caer a tus amigos, quienes probablemente no tengan la misma suerte tuya en quedar vivos. Arleist Maquiavelo, esperaba más de ti, —suelta una risa burlesca y bastante humillante. —ahorita me iré a divertir con tus amigos, en un rato regresaré por ti, siempre me gusta dejar la mejor parte de la comida para el final.

Ícaro se aleja escalando el árbol con gran destreza y velocidad.

Esta es mi parte favorita, como dije, se que el es más fuerte que yo, pero mi inteligencia y mi astucia sobran entre mis venas. No es por presumir pero soy digno de ganarme un premio Oscar por una de las mejores actuaciones de la historia, los trajes de batalla de mi equipo están diseñados para caídas, por tanto el dorso del traje está diseñado con amortiguadores especiales que van dentro para no sufrir fractura en la columna por caídas cómo estás. Actuar como si estuviera sufriendo y dejarse humillar  es fundamental para engañar y hacerle creer al enemigo que todo está saliendo como el cree, mentir es una habilidad increíble que pocos saben explotar, la mentira siempre será más poderosa que la fuerza y las habilidades físicas. Y quien lo diría, acabo de engañar a uno de los más importantes luchadores de este juego.

Arleist Maquiavelo el liberador de las once bestias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora