Capítulo 35

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Alessia

Ya ha pasado un mes, todo ha ido de maravilla.

Iván me mima en todo, no puedo quejarme de él, ha estado pendiente de mí en todo lo que he necesitado.

Mis bebés crecen felices dentro de mí, mis pequeñas semillitas están saludables con apenas 3 meses y medio.

Se supone que ya debería saber qué son en este mes pero no hemos tenido suerte, mis semillitas no han querido dejarse ver por nada del mundo.

Ambos están acostaditos cubriéndose, es muy tierno verlos dormir. Tampoco han querido dar sus primeras pataditas, Iván les intenta hablar para que lo hagan pero por alguna razón no lo hacen, de todas maneras no tengo prisa.

Dejo la brocha de maquillaje en el tocador cuando abren la puerta, mi prometido entra luciendo sexy como de costumbre.

Utiliza un traje entallado color azul, le queda sumamente bien, muerdo mi labio al verlo.

- Se te cae la baba, pequeña.

Río y me levanto dejando que me evalúe.

- ¿Te gusta?- doy una vuelta mostrándole el ajustado vestido rojo.

Se acerca con aire depredador y no tarda a la hora de pegarme a él, envuelve sus brazos a mi cintura y aprieta mi trasero.

- Me encanta- deja besos en mi cuello y baja un poco más, quiere llegar a mis pechos pero me aparto.

- Llegaremos tarde guapetón.

Se ríe negando con la cabeza, y me atrapa robándome un beso.

- Te amo, pequeña.

- Yo también, cariño- besa mi nariz y acaricia a mis bebés.

Está por soltarme cuando un mareo me ataca fuertemente.

Un par de imágenes pasan por mi mente, Dios, me duele la cabeza.

- Perteneces aquí. Siempre has pertenecido a mi corazón, Francesco Salvatore.

- Tú siempre has pertenecido al mío, Alessia D'angelo.

- ¿Estás bien?- La voz de Iván me trae a la realidad.

Finjo una sonrisa asintiendo.

- Solo ha sido un mareo, tranquilo.

Me mira preocupado pero intento relajarlo dejando un beso en sus labios.

- Vamos, la reservación es pronto.

- Sabes que igual la mesa es nuestra.

Lo miro con una ceja alzada.

- Eres un engreído cariño, vamos, no me gusta llegar tarde y lo sabes.

Asiente y pasa una mano en mi cintura para salir de la habitación.

En el camino al restaurante no puedo evitar pensar en el flash que me vino hace un momento.

Francesco Salvatore

¿Quién eres?

No es la primera vez que su nombre aparece en mis sueños. Desde ese mes que he despertado en el hospital me persiguen unos ojos grises.

Quizá sean de él, no quiero desconfiar de Iván, él ha sido muy dulce conmigo pero esos recuerdos me dejan confundida.

Ni siquiera sé si son recuerdos pero con lo frecuente que se presentan creo que algo extraño sucede.

Aunque Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora