Jugar V

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El día empieza con mi boca mordiendo un pie, estamos todos desparramados.

Estrella sobre mi y Milenka en mis piernas durmiendo acurrucada como un animal.

De tal forma que su postura hace que su pie termine directamente en el interior de mi boca.

-Iuug que asco-. Murmuro mientras me levanto.

Aparto con cuidado a ambas y voy directo a la cocina.

Estoy tan dormido aún que no se que es real de lo que no, hasta parece un sueño.

A medio camino detengo mi paso por que me percato de una cosa, la cocina no está por aquí y esta no es mi casa.

-Creo que la cocina está por... Aquí-.

Si, es la cocina pero dudo que se me permita cocinar en un lugar que nones mi casa.

Siempre estoy solo en casa esta vez es diferente, creo que la habitación de Liam está por aquí.

Quiero preguntarle si puedo cocinar algo o si hay algo para desayunar.

-Liam hay algo para comer-. Entro en su habitación con exceso de confianza.

Me refiero a que no toque la puerta de forma educada.

-¡H-Hijo!-. Tae tapa su cuerpo con las sábanas.

-Enseguida voy, dame un tiempo para levantarme-. Declara Liam de una forma amable pero nerviosa.

¿Qué pasa con esa actitud? Ed cierto que no toque la puerta pero en mi casa para entrar a la habitación de mi madre nunca he tocado.

Liam tampoco tiene ropa al parecer, supongo que los adultos tienden a dormir sin ella.

Yo no, me da mucho frío.

Pero claro su cama es más grande y con más sábanas así que es lógico pensar que tienen permitido dormir desnudos.

O medio desnudos no les he visto la parte inferior.

¿Yo también debería hacerlo?

-¿Puedo cocinar yo?-. Pregunto aún con la puerta abierta.

-Si si si-. Responden ambos.

Que comportamiento más extraño el de ellos.

Pero como sea, cierro la puerta para ir directo a la cocina.

No soy un buen cocinero pero me gusta cocinar, algunas veces cocino yo en vez de mi madre por que llega cansada de sus misiones entonces me hace sentir especial.

Haré la comida para todos espero lo aprecien.

Tomo mis elementos de cocina, enciendo el fuego y comienzo.

El horno aquí es muy lindo, diferente al nuestro que es pequeño.

Odio el olor a humo que suele dejar en la casa, no es mucho pero me molesta por eso es necesario siempre ventilar.

Pero aquí se nota que es diferente, no hará falta eso.

Que envidia.

Hay vegetales, perfecto, carne... Puedo pedir que alguien busque algo de carne mientras cocino y respecto a lo demás lo veré mientras cocine.

Tan pronto Liam sale me ayuda a cocinar.

—Eres un chico muy capaz, te felicito—. Mientras acaricia mi cabeza.

—G-Gracias—.

. . .

Finalmente la comida está preparada, las chicas aún duermen (Estrella y Milenka) así que Tae va por ellas para traerlas a la mesa.

Ambas se ven espléndidas, claro luego de dormir tanto era de esperarse.

La relación entre ella es buena, se sientan juntas y comen.

Milenka observa a su amiga y copia lo mismo que ella, entiende las etiquetas y modales de nosotros los seres fuera de los laberintos a una gran velocidad.

Ella es inteligente.

—Gracias por la comida—. Alejando su plato.

Las palabras de agradecimiento le pertenecen a Estrella para que luego Milenka imite la misma frase.

Me alegro de que le haya gustado... Aunque hubiese preferido más reconocimiento.

No puedo gritar y decir "Yo cociné, fui yo" me da vergüenza.

—Vamos Ciel, muévete—. Reclama casi como si de mi dueña se tratara.

—¿A dónde?—. Pregunto obedeciendo.

—Al campo de Fruta-jarabe—.

Oh cierto, quiero ir.

. . .

El lugar es una campo enorme de frutas con alambres a su alrededor.

Se nota que el dueño de este lugar no quiere pasen.

—Que lindo lugar, gracias—. Milenka le agradece a Estrella por traerla.

—Todavía no entramos—. Responde ella.

—¿Vamos a entrar?—.

—Por su puesto, por eso estamos aquí—.

Ella responde mi pregunta como algo obvio pero para empezar ni siquiera sabía de este lugar... No creo que esté permitido entrar.

Ella toma desde abajo los alambres y los enrolla hacia arriba.

Eso fue fácil, pensaba en que debíamos trepar o hacer un hueco.

—Pasen y hagan silencio—. Reclama ella.

¿Silencio? Algo está mal en todo esto.

Tomamos las frutas que están maduras para comer e intentamos irnos pero ella nos detiene diciendo "Les quiero presentar a alguien".

El campo se transforma en un laberinto que recorremos por un tiempo hasta llegar a una linda casa.

O mansión, es enorme.

Estrella nos hace trepar por una de las ventanas.

Milenka no tiene problemas pero en mi caso es difícil.

—¿Eh? ¿Qué hace aquí señorita Estrella?—. Se escucha una voz en el momento en que ella entra a través de la ventana.

—Pasamos a saludar—. Dice con una sonrisa.

Escalo hasta llegar a la ventana a lo alto.

Doy un suspiro y exhalo "Al fin" la ventana estaba a lo alto de la mansión algo así como dos o tres metros del suelo.

Me siento inferior al verlas a ellas tan calmadas y a mi tan cansado.

—Mucho gusto, Soy Hal Vermillón es un placer conocerlos—.

Levanto la mirada un chico casi de mi edad, creo que más grande que yo al igual que Estrella me saluda con un aura de elegancia.

Su cabello es de un rubio oscuro, un color parecido al de Estrella pero más claro.

Eso me da a entender que también es un humano.

Sus ojos son cafés y su vestimenta consiste en una camisa blanca y pantalones finos.

Se ve limpio y elegante.

—Ella es Milenka la encontramos en un laberinto y el es Ciel un chico raro—. Nos presenta a ambos.

Casi nos hace parecer sus mascotas.

—Es un gusto conocerte Milenka, un gusto Ciel—.

Por alguna razón se ve mas reacio hacia mi.

—Este chico es... Hal Millón— Mientras golpea ligeramente su hombro — mi papa le enseña magia al igual que a Ciel—. Me señala.

—Entonces somos colegas en el campo espero llevarme bien con usted Ciel—. De forma educada.

—Lo mismo digo—. Intento imitarlo pero la diferencia es clara.

Fin de la primera parte.

El libro de Kendall: primero añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora