Días tranquilos II

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Quito de mi cara el barro húmedo y frío, la sensación del maleable material en mi cara no es agradable.

Quiero desquitarme con ellos usando hechizos pero me meteré en problemas con Liam y mamá.

Mientras ellos se ríen de mí yo me alejo del lugar de una forma derrotada.

—¿Qué pasa con ellos están mal de la cabeza?—. Reclamo mientras continúo con mi camino.

—¡Y no vuelvas por aquí ratito!—. Grita uno de ellos.

Supongo que lo dice por mi pelo ¿De verdad soy tan raro? Pero mi madre tiene el pelo aún más oscuro que el mío.

Ahora que recuerdo Estrella también mencionó sobre mi pelo y el color de mis ojos.

Si, tal vez yo sea el extraño aquí.

Mi ánimo baja enormemente al pensar en todo esto pero continúo mi viaje, quiero seguir investigando un poco más antes de volver a casa.

—Ciel holaa—. Una niña de una pequeña granja me saluda.

Ella debe elevar su voz ya que estamos algo lejos.

—Holaa—. Saludo fingiendo un buen humor.

Debe ser amigos de los granjeros que usualmente ayudo con mis hechizos de agua.

¿Pero como es que ella me conoce?

—¿Quieres venir a jugar?—. Me pregunta ella elevando su voz.

¿Debería aceptar? No tengo muchas cosas que hacer para ser sincero.

Solo me decidí explorar las cercanías por pura curiosidad... Pero podría también investigar cómo son las granjas.

—Dame un momento—. Grito de vuelta.

Tengo que cruzar las vallas antes pero ella me abre la puerta que está camuflada entre las demás, hasta parecía una valla más.

—¿Eres el mago Cielo cierto?—. Pregunta emocionada.

Ella debe tener unos 8 años o menos.

Solo sé que mi edad la sobrepasa al igual que mi altura.

—Vaya se ve que soy famoso por el pueblo que pena—. Respondo algo sonrojado.

—Si, es fácil por qué eres raro y tienes el pelo blanco—. Dice sin malicia.

—Es celeste—. Le corrijo.

Con esto confirmo mis sospechas, el raro soy yo ahora tiene sentido por qué no puedo estar en aquel árbol y el barro (lodo en español España) en mi cara.

—¿Puedes hacer magia?—.

—¿NO ÍBAMOS A JUGAR?—. Le recalco de inmediato.

Me has tendido una trampa y caí completamente.

—Pero primero magia—.

La observó unos segundos pero esa sonrisa despreocupada evita que me resista, ya ni siquiera le guardo rencor por aprovecharse de mi buena voluntad.

Terminó por aceptar exhalando un "Está bien", acto siguiente ella se emociona aún más.

Una niña algo extrovertida al parecer.

La diferencia de edad no es mucha pero la veo sobre los hombros por qué bueno... Ella es granjera y yo un mago, mi estatus es superior.

Magos y espadachines son superiores aquí, solo sobrepasados por los clases burgueses y los que tienen mucho dinero como Hal y su padre.

El libro de Kendall: primero añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora