13. La conversación

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Adrián llega en cinco minutos.

Adrián llega en cinco minutos.

Me estoy mentalizado mientras doy vueltas por mi habitación.

Tranquila Emma, solo viene para hablar las cosas, no tienes por que estar nerviosa.

Adrián viene en cinco minutos!!-Grito internamente.

Vale me tengo que relajar.

No sé si he hecho bien en aceptar que viniera, pero lo hice y ya no hay vuelta atrás, Adrián viene en cinco minutos.

Pica a la puerta y antes de abrir respiro profundamente.

-Hola Emma.-Me saluda con los brazos abiertos.

No le voy a abrazar.

Una sensación extraña recorre mi cuerpo al verlo frente a mí, aún que lo vi ayer cuando vino a buscarme al instituto, pero parece que mí cuerpo no se acostumbra.

-Hola Adrián.-Le indico que pase.

-Bueno... Como estás?-No empecemos con las preguntas absurdas por favor.

-Como crees que estoy?-Respondo bastante borde.

-Tienes razón...-Alarga la frase.

Nos sentamos en el sofá, cada uno en una punta.

Yo mirando a la nada y Adrián forzando nuestras miradas.

Cinco minutos de un largo silencio después, decide hablar.

-Lo siento Emma...-Escucho que susurra desde su sitio.

Me sorprendo al escuchar esa simple frase. Adrián es tan orgulloso que aún que sepa que ha hecho algo mal, nunca lo reconoce, por eso mi cara de sorpresa, nunca se había disculpado ante algo mal hecho por él y mucho menos en persona.

-Que has dicho?-Arrugo las cejas.

-Que lo siento Emm, de verdad que lo siento...

Mi cabeza inmediatamente saca su lado comprensivo, cariñoso, y una sonrisa invade mi rostro, pero algo cambió en mí al ver el video, mi corazón ya no se acelera de la forma en que lo hacía cada vez que le veía, no siento esas mariposas en el estómago que sentía cada vez que Adrián me sonreía, no se me eriza la piel solo de estar cerca de él, ya no me pasa nada de eso, simplemente sonrio, como una tonta, porque eso es lo que soy, tonta.

Y en ese momento me doy cuenta de que no le quiero, es una palabra muy grande que creía haber alcanzado con esta relación, pero en realidad nunca lo he hecho. Era una especie de comodidad la que sentía junto a él, pero ya no me sirve y menos después del sábado, necesito más, más de mi misma.

Por alguna razón me gustaba estar con él, o simplemente tener una relación con alguien, pero se acabó, ya no es que no le quiera, es que tampoco me apetece estar cerca de él y las ganas que tenía de estar juntos, ya no me invaden como antes lo hacían.

Necesito sanar y volver a volar, y no es junto a él.

Me toca hablar.

-Adrián...-Me acerco a él quedando a centímetros de su cuerpo.-Agradezco mucho que te hayas disculpado, de verdad, nunca lo habías hecho...-No puedo acabar la frase y ya tengo la mirada fija en el suelo, no me atrevo a mirarle.

Tampoco sé que decirle exactamente.

-Emma no lo digas.-Suplica.

-Lo siento Adrián.-Se levanta del sofá de un salto.

Sigo mirando el suelo pero puedo notar como se está moviendo por todo el salón.

Me levanto yo también.

-No puedes hacerme esto Emma.-Dice negando con la cabeza mientras alza la voz.

-No puedes dejarme, no puedes hacerlo...-Repite una y otra vez.

-Lo siento.-Solo puedo decir eso.

No soy lo suficientemente valiente para enfrentar la realidad.

-Que lo sientes Emma?-Se acerca chillando a centímetros de mí así que agachó la cabeza.

-No puedes hacerme esto enserio...-Se le quiebra la voz y al alzar mí mirada, veo que se va a derrumbar en unos segundos.

No sé qué hacer y tampoco que decir, me duele verlo así pero no me puedo echar atrás.

Se sienta en el borde del sofá mientras se sujeta la cabeza con los codos en sus rodillas.

-Emma no me dejes...-Ya está llorando.

Adrián está llorando frente a mí cosa que me desarma, así que no puedo evitar sentarme a su lado.

-Adrián no...-Le limpio las lágrimas.

-Emma no puedes dejarme, tú no...-Llora todavía más, pero no me mira.

Y con esa frase, entiendo a lo que se refiere.

No puedo abandonarlo, yo no.

Ya lo hizo su madre, y ahora no puedo abandonarlo yo también, después de todo lo que pasó con ella.

Años después de que ella abandonara a Adrián, la vimos en la calle, prostituyendose para pagarse la droga, en ese momento sé enteró de que es drogadicta, cosa que Adrián no soportó, la situación le consumió, la rabia, furia y culpabilidad no le dejaban hacer vida así que yo le prometí que nunca lo abandonaría, yo no.

-Adrián mirame.-Levanta la vista llena de lágrimas.-Dudo que te sirva, pero yo nunca te abandonaré.-Susurro limpiandole las lágrimas.

-Si lo harás, al igual que ella lo hizo.-Solloza.-Y mira como está por mi culpa...

-Adrián, no es tú culpa.-Le doy un cálido beso.-Yo nunca me iré.-Susurro en sus labios.

-Prometemelo.-Suplica.

-Adrián, te prometo que nunca te abandonaré, yo no.

Y así fué como conseguí animarlo un poco después de la imagen que vio de su madre.

Así que verlo así de vulnerable frente a mí, no me permite hacerlo, no puedo, no tengo la fuerza necesaria para ser egoísta.

Se lo prometí...

Empiezo a llorar junto a él.

Por alguna razón me siento culpable de lo que estoy haciendo, así que dejo mis sentimientos de lado.

Tengo que hacerlo por él, al fin y al cabo puedo aguantar o eso creo.

-Adrián.-Le cojo de la barbilla obligándole a mirarme.

-Por favor...-Susurra a centímetros de mí.

-Esta bien Adrián, ven aquí.-Se acerca y hunde su cabeza en mí pecho, dejando caer las lágrimas por todo su rostro.

-Estamos juntos en esto?-Pregunto cerrando los ojos, aguantando mis pocas ganas.

-Estamos juntos en esto.-Se separa y me da un leve beso en los labios dándome las gracias en silencio.

-Te quiero.-Susurra en ellos.

No puedo contestarle así que sólo le devuelvo el abrazo.

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