TAMAKI

452 21 0
                                    

Me preocupo cuando Tamaki se va de la fiesta sin avisar y salgo al patio para buscarlo. Estaba tranquilo hasta que Mirio llegó y comenzó a platicar conmigo, pero no es la primera vez que se comporta extraño en la presencia de Mirio, esto pasa hace semanas. No sé por qué sea, sé que Tamaki es alguien desconfiado y con baja autoestima, pero le tiene una confianza invaluable a su mejor amigo y creo que jamás estaría disgustado con él, ¿entonces por qué su comportamiento?

- Hey, Tamaki -lo encuentro sentado en una banca, solo, mirando el cielo.

- Lo siento... -susurra bajo, noto que su cuerpo se encuentra encorvado y tembloroso, la posición que toma cuando está bajo mucha presión e incómodo.

- ¿Por qué, mi vida? -pregunto con dulzura, sentándome a su lado y tomando su rostro entre mis manos, sus lindos ojos están cargados de tristeza e inquietud- ¿Qué pasa? -le doy una sonrisa para intentar reconfortarlo, acariciando sus mejillas.

- Es que... -niega con la cabeza y se aparta, alejándose de mí un poco, por lo que frunzo el ceño con algo de temor, está muy afectado como si algo malo hubiese pasado- No tiene sentido, t/n -susurra con la cabeza baja y sus dulces ojos cerrados.

- ¿De qué hablas, Tamaki? -me acerco un poco y apoyo mi mano en su muslo, haciendo que se sobresalte ligeramente, le doy un apretón intentando transmitirle confianza para hablar- Me estás asustando... -admito bajo, mirándolo con preocupación.

- Eres preciosa, fuerte, poderosa y segura de ti misma -dice bajo, con su mirada fija en el césped, mientras aprieta sus manos en puños y su cuerpo continua rígido e incómodo- No tiene sentido que estés con alguien como yo -suspira y esconde su rostro entre sus manos.

Me mojo los labios, mirándolo con confusión y completa tristeza, otra vez con este tema, pensé que ya lo habíamos dejado atrás. No es la primera vez que él se siente poca cosa o se cree insuficiente para estar conmigo, continuamente cuando comenzamos a salir él se cerraba en su caparazón y tenía esos pensamientos, pero con el tiempo, mucha paciencia y cariño le demostré que lo amaba tal y como era, así de tímido y preocupado, que nada, ni nadie cambiaría eso, hasta que al final lo entendió. Pero... que empiece a decir eso de nuevo después de bastantes meses... Me deja a la deriva, en blanco, ¿por qué empezó a pensar eso de nuevo?

- Mi amor... ya hablamos de esto -digo despacio y con cuidado, mirándolo atentamente, aunque manteniendo la distancia y respetando su espacio de confort- Eso no interesa porque te amo, tal como eres te amo y te amaré siempre -le sonrío cuando me mira, sus ojos se iluminan con una luz deprimente y melancólica, lo que hace que el corazón se me estruje.

- A veces... a veces siento que estarías mejor al lado de Mirio -su tono sale pensativo y ladea su cabeza como gesto reflexivo, como si estuviese teniendo en cuenta esa posibilidad.

- ¿Mirio y yo? -sonrío divertida y suelto una risita, acaricio su brazo y él vuelve a mirarme con una sonrisa leve, me siento bien por haber provocado que su rostro se ilumine, aunque sea un poquito- Eso es imposible -acaricio su piel con mis dedos y noto como se estremece- Sabes que él y yo sólo somos buenos amigos, y además ambos te queremos -le sonrío de nuevo, pero él gira su cabeza, borrando poco a poco su sonrisa.

Un silencio se desarrolla. No sé qué decir o hacer, a pesar de ya haber pasado por esta situación la siento diferente, es algo casi imperceptible; su comportamiento no es el usual, si está cabizbajo y tembloroso, nervioso, pero hay algo más oculto... Sus ojos tienen un tinte más oscuro que no demuestra baja autoestima o vergüenza, sino algo más profundo. Hago una mueca y también fijo mi mirada en el césped, mientras mi cabeza da vueltas y vueltas intentando entender qué pasa.

CELOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora