CHISAKI

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Lucho con el fuerte agarre en mis brazos, pero la debilidad y el cansancio de mi cuerpo me impide soltarme, ellos continúan tirando de mí, casi arrastrándome, por los pasillos de la mansión. El silencio y el frío del camino me produce temblores y escalofríos de pies a cabeza, hasta me es imposible respirar con normalidad, el aire entra y sale con lentitud de mis pulmones, pero mi corazón palpita acelerado.

Los hombres que me tienen agarrada de los brazos abren una puerta y simplemente me tiran dentro de la habitación, cierran de un portazo y escucho como ponen el seguro, suspiro algo aliviada y recorro el cuarto con mis ojos. Es una simple habitación de color gris, no hay ni un sólo mueble, simplemente la lámpara del techo que alumbra muy poco, como si el foco estuviese por agotarse.

- Te dije que las cosas iban a empeorar -levanto mi mirada y recorro la habitación, buscando al dueño de aquella ronca y baja voz, pero la luz es tan poca en la habitación y mi fatiga es tan pesada que ni siquiera puedo esforzar mi vista, por lo que no encuentro ni una silueta para hacerle frente- Te lo advertí, t/n -unos pasos se oyen y me topo con la mirada filosa y carente de emociones de Chisaki, mi cuerpo se tensa de inmediato al verlo cubierto de sangre y desarreglado- ¿Qué parte de "aléjate de él" no entendiste? -levanta una de sus cejas hacia mí, sin perder su gracia cínica.

- Tú... -me esfuerzo para hablar y me aclaro la garganta, retomando algo de energía, me pongo de pie como puedo y sujeto mi costado con fuerza, sintiendo un fuerte dolor en el vientre- Pasaste el límite, Chisaki, lo que hiciste es inaceptable -y dicho eso él sonríe de forma siniestra, de manera algo sarcástica también- Matarlo... -me mojo mis secos y agrietados labios, sintiendo las lágrimas llenar mis ojos, recordando la escena de hace minutos- Matarlo sólo empeora las cosas -murmuro bajo, casi en un susurro.

- Lo sé, y no puede importarme lo más mínimo -retoma su gesto serio y camina un par de pasos más, queda a centímetros de mí y ladea su cabeza, sus ojos me recorren entera y una expresión de disgusto cruza su cara durante unos segundos- Pero yo le advertí, t/n, le dije que mis cosas son sólo mías y nadie las toca -sus ojos se fijan en los míos de nuevo y un escalofrío me atraviesa la espalda.

Abro la boca para replicar, pero una explosión en los exteriores hace que toda la habitación retumbe, dejándome caer de rodillas al suelo, ya que mis piernas no aguantan mucho más que mi cuerpo. La única luz de la habitación titila rápidamente hasta que el temblor se detiene, un poco de polvo cae del techo y toso varias veces, mientras tanto Chisaki me observa con su expresión impasible, sus ojos me estudian rápidamente de nuevo y noto como pone sus ojos en blanco.

Mi mirada se torna algo borrosa y bajo la cabeza para intentar controlar mi respiración, el asma va a terminar por matarme si no me controlo. Inmediatamente recuerdo a Todoroki, recuerdo cómo se colocaba detrás de mí y hacía que sienta cómo su pecho subía y bajaba, cosa que me ayudaba a recuperar la normalidad de mi respiración, recuerdo su sonrisa de tranquilidad y me es inevitable soltar algunas lágrimas. Era mi amigo, lo consideraba como un hermano mayor, y Chisaki me lo arrebató por unos celos tóxicos, no tuvo pudor en dispararle delante de todos, no se limitó a decirle que era toda su culpa por haberse enamorado de mí.

- ¿Ya vas a usar tus lágrimas de cocodrilo, t/n? -suelta una risa sarcástica y niega con la cabeza, me seco mis lágrimas y lo observo desde el suelo, aunque quiera ponerme de pie sé que los temblores van a volver a derribarme- Eso no va a traerte de vuelta a ese imbécil, así no vas a conseguir nada -su tono se tiñe de profundo enojo y rencor, también está resentido conmigo.

- Eres un idiota -musito de manera débil pero sincera, mirándolo a los ojos- Una cosa es que estés vigilándome todo el tiempo -hablo de forma pausada, tomándome mi tiempo e intentando, al mismo tiempo, relajar mi respiración y así calmar los latidos de mi corazón- Otra es que declares que soy tuya a cada minuto -un sollozo sale de mi boca sin que pueda evitarlo, el nudo en mi garganta duele como el infierno- Pero una muy diferente es que mates a una persona que sólo quiso lo mejor para mí y siempre me defendió y ayudó -toso un poco y recupero el aire, todavía en el suelo.

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