Tinta

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¡Me muero! Su aroma. Lavanda y vainilla tan delicioso, hace que mi cuerpo se estremesca de solo pensar en su piel suave y tersa; cálida y delicada abriendo sus poros ante el roce de la mía. ¡Detente maldito bastardo infeliz! Ella no se merece tus pensamientos lascivos e impulsivos. Das asco. Verla tan concentrada en su dibujo me hace hervir la sangre. Ella al igual que yo siempre ha sabido expresar lo que siente por medio del arte.

Siento su calor emanando. Esta enfadada y el carboncillo danza con dureza, como si al trazar le diese vida al dibujo. Su pasión en el arte es más fuerte que la mía. Ella siente a flor de piel todas sus emociones. Me calienta verla tan furiosa. La saliva se me escurre de solo pensar en poder probar esa piel dulce y jugosa. Me acerco lentamente a ella como un animal y trato de articular palabras sin que suenen como un gruñido. Estoy sediento de ella.

-¿No creo que a Boruto le parezca divertido?- la voz me sale neutra pero debo morderme la lengua para no salivar. Ella apenas me mira y su indiferencia me está acalambrando el orgullo. Arde.

Tengo las manos en los bolsillos hechas puño y es que de verdad me es difícil concentrarme teniendo su cuerpo tan cerca del mío. Me acerqué para elogiar su dibujo de Sarada, que en realidad le está haciendo demasiado el favor a princesa Uchiha. Sarada es más bien masculina, con el rostro de Sasuke-san y nada parecida a la tía Sakura. No es muy agraciada.

-En realidad no necesita que mi hermano le dé permiso- me responde con una hostilidad que me hace desearla más. Me atrae y me estoy atragantado con mi propia saliva. Me recompongo para contestar adecuadamente.

-En eso tienes razón... pero Boruto odia cualquier cosa relacionada con el Hokage. Tal vez le sea difícil saber que la mujer que ama quiere serlo- le digo estudiando el dibujo, pero en realidad evadiendo su mirada. Le sonrio y espero que no note que los labios me tiemblan de ira.

Me está provocando. Quiere que me lancé sobre ella. Es una princesa que me tiene en la palma de su mano y está esperando mi ataque para rechazarlo con indiferencia y dignidad. Siento la sangre dentro de mi boca al morderme la lengua. El deseo me esta consumiendo; en ninguna cama jamás encontrare la imagen de la inocencia hecha mujer.

Lo hago, lentamente me acerco a ella. Cómo ANBU entrenado escuchó la vena principal de su yugular palpitando con fuerza. Esta nerviosa. Sonrió satisfecho, con aires de grandeza, me siento envuelto en su ser... pero de la nada siento ese asqueroso chakra intruso. Shinky está aquí, no puedo evitar hacer una muñeca de desagrado y asco. Maldito. Veo que ella se acerca más a su lienzo y yo solo pienso como destripar a aquel estupído mimado, con su carita perfecta de niño bonito. Bastardo infeliz.

Después de dos segundos me recompongo por qué siento los penetrantes ojos cristalinos de esta niña. Temerosos; son tan transparentes que me hacen desearla aún más. Me quedo petrificado y se que ella está aspirando todo lo que soy. Mi pataneria, mi sudor, el limpiador nuevo de pinceles. Piel curtida y recio sol. Realmente me están temblando las manos. Ella me pone así. Suspiro por lo bajo para que no lo noté. Me aclaro la garganta por qué ella ha cerrado los ojos y sus labios me gritan por otro beso. Y una suave y deliciosa mordida.

Ya no aguanto. No puedo soportar estar tan cerca. Huele a una vainilla esponjósa y suave. Me detengo en seco. Escuchó la voz de Sasuke-san en mi mente. La de mi viejo y la veo alejándose. Me freno en seco.

-Hima- la llamo con cautela, pero no he podido despegarme de su rostro.

Trago grueso y me mira a los ojos. Trato de transmitirle toda la emoción que me corroe el cuerpo. Me consumen los nervios como un maldito idiota. Quiero moverme pero parezco una ostra. Siento el tibio ardor de la sangre en mis mejillas. La miro y ella sigue ahí, viéndome con esos ojos cristalinos gélidos y duros. Se que está decepcionada.

Pone su cabello detrás de la oreja y hace su cabeza a un lado. Ese gesto lo ha tenido desde que éramos niños, cuando está ansiosa, enojada o avergonzada lo hace para ocultar su sentir, pero no sabe que eso la hace más vulnerable. La leo como mi propia alma. Ella, a mi, no puede ocultarme nada. Juguemos su juego.

-Dime, ¿encontraste algo mal en el dibujo?- me dice sería. Se que lo hace por qué la incomodidad la pone ansiosa. Está mirando su dibujo.


-Usas demasiado el carboncillo suave, eso hace que tus trabajos se vean sucios- hago lo que mejor se hacer: un exacto afilado, una goma y borró aquel defecto inexistente. La hago caer.

Noto que está a punto de hacer una rabieta. A mis espaldas siento el chakra inexistente de Shinki. El pobre idiota está tras la puerta y no puede entrar a enfrentarme mientras siente como la niña frente a mi tiene esos altibajos emocionales solo por tenerme cerca. Me he vuelto tan bueno acechando a las personas que me es imposible no reírme, es como si lo viera por un cristal: está empuñando las manos, tiene una muñeca que crispa su bello rostro de imbécil y parece a punto de irseme a los golpes.

Ella comienza a guardar sus cosas. Si sale de aquí mi teatro se acabará. Se que es un berrinche pero no puedo evitar sentirme miserable. La quiero tener cerca, ser el que cause sus sonrisas. Comienzo a hiperventilar y es que la ansiedad no se me da bien. Mi chakra está inestable y me da irá el pensar ¿Por qué ella no nota lo que provoca en mi?

El que está de rodillas ahora soy yo. El chakra de Shinki de a alejado. Me siento inseguro; ella podría darme un tiro ahí mismo y jamás la culparía por ello. Mi cuerpo inserte al fondo de un pozo parece que da sus últimas patadas antes de ahogarse. Moribundo y con los últimos reflejos de supervivencia. Abro la boca para hablar.

-Se que parece que no se mucho se arte, pero no he vuelto a perder mi camino y la pintura... es todo lo que tengo para ofrecer- la miro con los ojos llenos de urgencia. Necesito que entienda que todo lo que tengo es para ella. Quiero ser honesto y que ella me acepte.

-Te entiendo, también es lo único que tengo- ella me responde tajante y continua. Sonrio. Está molesta-debo irme. Supongo que Sai-san no vendra- se levanta del asiento y camina a la salida. Yo la miro alejándose, aún sabiendo que ese perdedor está abajo. Tengo que dejarla ir si es que quiero que ella vuelva a mi. Me ató al suelo con todo el chakra que tengo y mis pies no se mueven ni un milímetro. Luchó contra mis ganas de salir por ella y llevarla lejos. Luchó con este deseo codicioso.

Con mis sentido al mil, la veo bajar las escaleras. Escucho su respiración como la de un búfalo desbocado por la irá. Es linda cuando berrea. Cada vez está más cerca de él. Escucho el abrir de la puerta y me desplomó sobre mis rodillas. No aguanto más, comienzo a jadear con fuerza, he gastado todo mi chakra en controlar mi ser perverso y mi alma agonizante por el deseo que esa niña me provoca. La siento llorar y el calor de Shinki al presionarla contra si. Me está provocando ese infeliz. Rigo molesto pero no tengo fuerzas para salir a encararlo.

Me sostengo de la orilla de un restirador. Mi cuerpo está destrozado. Está ha Sido la batalla más dura que he librado. Tal vez fue un error dejarla ir. Tal vez en el futuro me arrepienta de no ser un hombre y salir en su búsqueda aunque eso significará herir mi orgullo una vez. Tal vez es momento de que pierda por primera vez.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2022 ⏰

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Eras tú (InoHima)(ShikaHima)(ShinkyHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora