Sombras

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Esta noche no he podido dormir nada, me preocupaba que Boruto saliera de misión. Aunque solo sea escolta, no deja de ser un portador del Jougan. El calor de mi habitación me está sofocando y siento que ya es necesario salir de este disfraz de Susano'o, con el es difícil mantener la respiración sin morir de sed. Creo que lo mejor será salir a caminar por los antiguos campos de entrenamiento.

La aldea ha crecido más estos últimos años. Ahora ya hay cafeterías, librerías y una tienda de ropa femenina. Goira, gira, no. Bueno ya que.

-Buen día Hima- me saluda Shikadai

-Hola Shika-Kun- le respondo sin detener mi andar.

-¿Vas a algún lado? Se que es un fastidio, pero ¿quieres compañía?- me pregunta y es que temo aburrirlo.

-Voy a dar un paseo. Me sentía muy encerrada en casa- ¿por qué contesté exactamente lo que estaba pensando?

No hay de otra. Caminamos en silencio durante un rato y nos topamos con el nuevo equipo 7. Shikadai saluda con la cabeza a sus compañeros y mi hermano ni siquiera responde cuando me ve. Me mira de arriba a abajo y crispa los labios. Se que le molesta mi manera de vestir, él cree que aún tengo seis años. Pero mamá se empeña en comprarme ropa vistosa: un short casual color negro y una blusa holgada de tirantes blanca.

-Hermano, volviste- y lo abrazó mientras miro a Sarada que niega con la cabeza burlona.

-¿A donde vas? ¿Por qué estás con Shikadai?- me bombardea y no se que responder.

-Tranquilo viejo, solo nos encontramos por casualidad. Íbamos hacia el mismo lugar. Por cierto el Hokage los busca- si, se los quita de encima.

Boruto me da otra mirada de desaprobación y se marcha en silencio. El Nara me toma de la mano con una de sus sombras cuando él ya lleva medio camino y yo sigo parada viendo a mi hermano partir.

Esa sombra es cálida, es como un fino velo que se enreda en tu cuerpo. No parece muy peligrosa hasta que el tira de ella y me acerca demasiado a su cuerpo, nos enreda a ambos con ella y siento que me esta asfixiando.

-Lo siento Hima, hace algún tiempo no uso la sombra. Estuve demasiado ocupado perfeccionando la técnica de viento de mi madre- deshace el jutsu y siento como me sube la sangre al rostro.

-No importa, disculpa por la actitud de Boruto- le digo apenada para cambiar el tema.

Sonríe y entierra sus manos en los interminables bolsillos de su pantalón. Cuanto a crecido, es muy parecido a su padre pero tiene los finos rasgos de su madre y esos preciosos ojos verdes, aburridos pero lindos.

Llegamos al lugar y busco un árbol grande para dejarme caer bajo su sombra, el campo es perfecto con la frescura de las plantas al rededor y el viento entre las hojas hace que me cosquilleen los oídos. Se sienta a mi lado en silencio y cierra los ojos, mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.

Sin querer, el sonido de la soledad y la canción de los árboles al bailar con el viento me arrulla y terminó recargada en su hombro. Entre sueños, siento como él lentamente recarga su cabeza sobre la mía y suspira. Cree que de verdad estoy dormida.

-Que fastidio. Te dormiste. Bueno, igual te lo diré... Sabes... hace algún tiempo... hum- se aclara la garganta- desde hace algún tiempo me gustas, es molesto que también le gustes a Inojin y al hijo del tío Gaara- se calla y quiero salir corriendo a morir en casa.

Prefiero seguir fingiendo, trato de acomodar mi cabeza y lentamente siento de nuevo ese suave velo, se acomoda debajo de mi cuello y acaricia mi cabello. Es suave y perfecto para dormir, abro los ojos a hurtadillas y los siento pesados. Obscuridad y luego nada. De verdad me he dormido.

Este sueño es perfecto. Mi cuerpo busca de alguna manera acomodarse y la sombra se vuelve un poco más rígida, el calor es amable con mis brazos y ahora se siente como una delicada manta.

Mi Byakugan se activa y me hace abrir los ojos, brinco del suelo y la visión de 360 grados me mortifica cuando veo entre los arbustos la velocidad que trae el kunai especial del abuelo que Kakashi-sensei le regaló a Boruto en su cumpleaños diecisiete.

No odio mi herencia, pero preferiria no usarla, aún así la uso y hago un remolino perfecto, como el del tío Neji y por esta vez he logrado salvarle el cuello al sobrino del Kazekage.

Shikadai abre los ojos y bosteza con preza, me mira y luego a los arbustos. Sonríe.

-Vamos viejo, no seas insoportable. No estamos haciendo nada- le habla a la distancia y luego le da la espalda- dile a Chou Chou que no sea problemática.

Escucho a mi hermano gruñir y en dos segundo mi Byakugan deja de verlo. Suspiro agotada y empiezo a caminar de nuevo a casa, fue más problemático salir de casa que quedarme dentro. El viento juega con mi cabello y el velo se enreda en mi cintura.

Me levanta suavemente del suelo y me pone ante él. Bajo la mirada avergonzada y él acaricia mi cabello, me toma de los hombros y besa mi cabeza. No, no, no, quiero morir. El perezoso heredero Nara acaba de darme una declaración de amor y luego hace estas cosas.

Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos, son de un verde distinto, aburrido si pero hay algo diferente. Honestos y claros, sus sentimientos son reales. No puedo ni parpadear por que me siento atrapada en su mirar. La sombra se me ha enredado hasta en el cabello y no se como zafarme sin romper la ilusión que creo tener.

-Shika... yo... no creo... que debamos- le digo temblando.

-Tranquila Hima. Aún no estás lista para conocer mis sentimientos. Quizá más adelante, solo no te alejes- me abraza con sus brazos y la sombra se desvanece- vamos, te acompañaré a casa.

Caminamos de vuelta a la aldea y poco a poco las luces de las casas se encienden a nuestro paso, fue agradable y confuso estar con él. Voy inmersa en mis pensamientos hasta que literalmente choco con alguien. Me sobo la frente dando dos pasos atrás y me reflejó en los ojos azules de mi lindo Inojin.

Ahí están, de nuevo esos ojos chiquitos y su sonrisa infantil. Son tan transparentes y llenos de vida que me convierten el corazón en una máquina de vapor, estoy a punto de expulsarlo por la boca.

-Shika, la tía Sakura te busca. Necesita ayuda en el inventario del hospital- le dice a mi acompañante.

De reojo lo veo sonreír burlón y negar con la cabeza. Se despide y simplemente se marcha. Y yo sigo ahí, parada en medio de la aldea, enfrente de uno de los ANBU más respetados de Konoha. Hora de irse Himawari.

Camino en dirección contraria y siento sus pasos tras los míos. Detente, aléjate, no ves que mi corazón podría sufrir una crisis si sigues tan cerca. Me alejo de él y corro a casa. No estoy lista para esto, me siento confundida, además Inojin jamás me ha dado señales de que yo le guste.

Entro y subo frenéticamente a mi alcoba, pongo el seguro y me dejo caer en la cama. Mi corazón late a mil por hora y creo que no dormire otra noche. No puedo controlar mi mente caótica. Ojos verdes, ojos azules. Maldita sea. Esta noche será peor que la anterior si no puedo dejar de pensar en ellos. Un último pensamiento. Inojin.

...Y la obscuridad me envuelve, sombras suaves y reconfortantes que me abrazan con fuerza me permiten dormir toda la noche. No importa ya, las sombras son gentiles.

-Desncansa Hima- su sonrisa es preciosa.

-Descansa Shika- y cierro la boca. Sepultó mi ultimo suspiro del día y me abrazo a ese velo nocturno que me envuelve.

Eras tú (InoHima)(ShikaHima)(ShinkyHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora