Arena

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Volvi después de mucho tiempo, espero y les guste. Si no, no duden en decírmelo... 😅😅

No dejen de poner estrellita.
Los amo 😘

¿Que es esto? Duele como mi piel siendo cercenada por miles de agujas candentes, quedando en carne viva. La sangre está saliendo y mi cuerpo está convulsionado lentamente, el corazón se está esforzando por no morir. Escucho las voces de nuevo y escucho aquel deseo arrasador de beber sangre nueva para remplazar la pérdida. Mi mente solo da vueltas y de alguna manera se que estoy muriendo, pero no quiero; he estado agonizando y la obscuridad no me deja caminar, no puedo salir y tengo miedo. Moriré y no puedo hacer nada para salvar mi alma de la condena eterna.

Escucho cadenas a mi espalda, la agonía de la muerte que viene por mi. ¡Por favor, llévame ya! Tengo las manos clavadas al suelo y voy perdiendo los sentidos, aún así se pasa de largo. La muerte es calidad de es demonio. No veo más allá de mi nariz, no huelo la sangre que sale de mi cuerpo por que el dolor se lo lleva todo. Tengo miedo de morir.

-¡SAL DE MI!- grito con todas mis fuerzas y el corazón hace esfuerzos por seguir bombeando la sangre a mi cerebro para no dejar de pensar.

Siento como mi arena se arrastra por el suelo y parece que cada que pasa por mi ser me surca los poros. Estoy atascado en algo viscoso y tenebroso. El olor a azufre, a sangre y podredumbre me llenan las fosas nasales que no hacen más que aspirar aquel fétido olor. Quiero gritar pero mis pulmones ya estan vacíos, huecos y secos. Mi corazón ha empezado a fallar, ya no quiere seguir bombenando sangre, por que esta podrida en mi interior. Mi piel se cae destrozada y profundamente escuchó la voz de mi madre que me grita que debo morir, que así es como debo morir.

-¡Perdón!- grito en un suspiro de agonia y se que ni la peor muerte me dejara olvidar mi culpa.

Yo la maté. Veo en mi mente su cuerpo destruido, veo como mi arena la está cubriendo. Por eso el olor a sangre en mi hierro. Aún así ella me esta mirando con esos ojos de amor y disculpa. Nunca pude protegerla de nada; se que pude salvarla y vivir a su lado, pero no lo hice. Ese demonio que vive dentro de mi, reclamo también su sangre y no pude negarme a complacerlo. No tengo salvación. Yo la maté, lo sé porque aún escucho sus gritos al apretar cada extremidad de su cuerpo, al dislocarse con fuerza. Se que lo hice por que mis manos aún escurren de la sangre que salía de su boca y con la que marqué cada parte de mi alma.

Recuerdo las arqueadas del asco que me dio verla tendida en el suelo, destrozada. Recuerdo la bilis quemando mi garganta al subir con cada bocanada y la desesperación de no poder detener el sangrado. Las llamas del infierno me están consumiendo, porque la condena eterna existe en la tierra y yo la cumplo cada vez que escucho sus gritos en la obscuridad. Dice mi nombre, me pide que pare y yo solo aprieto cada vez más. El demonio me exige una ofrenda de paz, algo para poder seguir con vida. Sobreviviendo.

Desde el día en que nací estuve condenado a esta miseria. Un poder infinito alimentado por el odio de generaciones pasadas: el arma perfecta. Ellos me orillaron a eso y a pesar de todo, se que nadie la mató, solo yo. Recuerdo su aroma y sus sonrisas. La pequeña casa a las afueras de Suna y aquella canción que me tarareaba todas las noches por mi miedo a la obscuridad. Siempre atenta a que nadie supiese mi poder. Fue mi culpa, la desobedeci y por mi avaricia de huir lejos, pague el precio. La perdí. Esta arena fétida jamás me dejará olvidar que solo yo cause mi desgracia.

Las tenazas siguen sobre mi piel y me resisto. Se que mis dientes rechinan y que mis uñas están descarnadas de tanto arañar para salir de ahi. Mi estómago grita y mi cabeza martillea dolorosamente. Quiere sangre, quiere que toda esa ira vuelva a mi. Estoy maldito. No podré tener nada hermoso en mi vida. Lo sé  por qué siento su sed, sienton sus fauses abrirse hambrientas y deseosas de probarla.

La quiere a ella. Se ha encaprichado con un nuevo aroma, se ha obsesionado con esa piel caliente y tersa; brillante y lisa. Esta hambriento por que sabe que su sangre es pura, es noble y deliciosa. El simple deseo me hace babear y salivar como un animal salvaje. La quiere y me la reclama para drenarla hasta la última gota. Debo contenerlo. Se ríe de mí, con esas cuencas vacías y los colmillos afilados. Mi arena ha formado un monstruo indomable. Terco y necio, que solo desea lanzarse a la yugular. Desea correr por su piel, sentir los latidos y ahí, apretarla hasta que se quiebre.

Ríe al imaginar los gritos de agonía que se convertirán en una sinfonía macabra y desquiciada. Que alimentarán ese frenesí sangriento y asesina. Necesito gritar, hacerle saber que no estoy dispuesto a dejarme llevar, necesito luchar y salir de aquel pozo obscuro y profundo en el que he caído de nuevo. Mi voz sale a bocanadas, como si tuviese brea en la tráquea y se atasca espesa y pegajosa en mi garganta y lengua. Necesito respirar.

-¡NO LO HARE. NO A ELLA!- grito en mi mente y escucho una risa helada. Se sigue burlando.

Jamas podría. No podría llevarla lejos de aquí, apartarla de este lugar, convertirla en mi ofrenda de paz por mi cobardía de vivir otros quince años. Es inocente, lo se, pero ese demonio sigue saboreando el hierro de la sangre, húmeda y caliente que escurrira por mis manos, por que sabe que solo el fuego que corre por ese cuerpo candente y vigoroso saciará su sed. Que aquella fuerza femenina, que dispara destellos y desemboca en ese par de ojos de oro bruñido calmaran la ansiedad. Lo harán dormir y muy probablemente saldará la deuda que tengo con él. Necesita sangre inocente, así, quizá, me permita vivir un poco más para poder arrepentirme.

Debo alejarla, pero cuando abro los ojos me doy cuenta que estoy demasiado cerca de rendirme. Las sábanas me asfixian y el calor me sofoca, tanto que me he quedado seco. En medio de la noche; yo también tengo sed, pero no lo dejaré ganarme, por que la mujer que me interesa tiene ojos de hielo sólido. Fríos y serenos. Esa es la mujer que quiero y debo tener, no una que podría hacer explotar mis sentidos hasta el punto de despertar a aquel demonio y consumirnos a ambos. Himawari Uzumaki es mi última opción de poder redimirme. Con ella podre enfriar mi alma y quizá obtener el perdón. Ella es mi última esperanza.

Eras tú (InoHima)(ShikaHima)(ShinkyHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora