Tinta

151 12 2
                                    

De vuelta a casa. Hay días que me pregunto ¿para qué entrenar? La paz ya fue alcanzada, las demás aldeas y Konoha ahora tienen lazos fuertes. Yo creo que ya no es necesario que los ANBU debamos de entrenar tanto.

Hace algunos días quiero hacer algo, pero no se si deba. Mis pies me llevan hasta ahí y me encuentro afuera de viejo edificio de Raiz. Ahora parece un mausoleo, esta abandonado y huele como un árbol antiguo. Avanzo con sigilo y me coloco la máscara. No es como que pueda ocultar quien soy, pero al menos podré huir si algo ocurre.

Me paró frente al portón y empiezo a sentirme inseguro. Esta abierto. Avanzo en silencio y me doy cuenta que mi tiempo en los cazadores especiales ha hecho, que hasta el último poro de mi cuerpo se ponga alerta cuando me siento en riesgo. Es molesto. Empujo la puerta un poco y rechina ensordeciendo el lugar.

Nada.

Camino por el puente hasta el centro del lugar, veo una luz danzante en el fondo. Me acerco caminando por debajo del puente. Escucho pasos. Rápidamente me pongo en guardia y cierro los ojos. Eso es, un poco de acción. Los hilos de viento al rededor de mi se ven alterados por las ráfagas.

Escucho el viento al cortarse cuando una kunai lo atraviesa. Lo recibo y la sacó de trayectoria, hay dos más. Necesito ver quién es mi adversario. Desenvuevlo mi pergamino, me trepo a un águila. Vaya decepción, es solo papá. ¿Que hace aquí?

-¿Que hay viejo?- lo saludo y desago el jutsu que compartimos.

-¿Inojin? ¿Qué haces aquí?- me pregunta extrañado.

-Nada, solo estaba aburrido de entrenar y quise explorar- le digo sin interés.

Él se queda pensativo y puedo ver que a su espalda hay un pequeño altar. Hay velas y dos fotografías puestas con cuidado. Es el tío Shin, estoy seguro, en casa tenemos la misma foto, pero al otro no lo conozco. A mamá no le gustará que estemos aquí, dice que eso trae recuerdos muy dolorosos a papá. Yo creo que eso lo hace lo fuerte que es.

-¿Quién es?- le pregunto sin levantar mucho la voz.

-Danzo-sama- me responde de inmediato.

-Ah. Si, bueno, me ire de aquí en silencio y haré como que no vi nada viejo- le doy la espalda y comienzo a caminar en dirección a la puerta. Tengo mis propios problemas como para buscar en mi almanaque mental.

-Inojin- exclama- ¿hay algo que te preocupe?- me pregunta.

En realidad hay algo. Hace días traigo algo en la mente, pero pensaba hablarlo con mamá. Ya que. Asiento.

-¿Es sobre la hija de Naruto?- me pregunta antes de que pueda hablar.

Soy tan obvio. Por supuesto que hasta papá se dio cuenta. Llevo un año revoloteando tras ella. Es perfecta y hermosa, es agradecida y considerada. Tiene unos ojos hermosos y honestos. El maldito problema es que si me acerco Boruto me matará sin preguntar mis intenciones. Yo me casare con ella.

-Es que... ayer la escuché hablar con Shinki, ya sabes el hijo del Kazekage y él la invito a la fiesta de Fundacion de Suna. Ella parecía emocionada y aceptó ir con él- le digo con los brazos cruzados.

-Inojin, quiero decirte algo y quiero que me escuches muy bien. Tú y yo hemos ido de misión juntos en varias ocasiones y son las mismas veces que te haz escabullido de noche y vuelto antes del amanecer con el aroma que deja una cama de amantes- me dice con total naturalidad y con esa sonrisa que también herede.

-Viejo...- quiero defenderme, pero me calla cuando alza una mano.

-Aun no termino. Se que en la Niebla haz estado con diferentes mujeres y se que aquí en Konoha te haz relacionado con algunas de tus compañeras de grupo. Incluyendo la niña Samurai. Tienes una fama que te precede. Heredaste el gusto por las mujeres como el abuelo Yamanaka, ahora ¿crees que una chica como ella, se fijara en ti cuando todos en la aldea saben que nunca le dices que no a una cama nueva?- parece que me está reprendiendo.

Eras tú (InoHima)(ShikaHima)(ShinkyHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora