Capítulos ONCE

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Narra Barbara/Batgirl

No sabía a lo que se refería pero el miedo a que aquel desgraciado le hubiese contado algo sobre mis sentimientos hacia él me daba miedo. No quería romper nuestra amistad y confianza.

—Yo le dije que no porque no me gustaba,  eso era imposible. Y la única manera de que me dejara en paz era decirle que seguía... Enamorada de ti. —en cierta manera no mentía pero si seguía por él.

—Ah, tranquila. —su cara no me ayudaba— Yo sólo iba a decirte que él te hipnotizó y pues... Te besó.

—Ah bueno. —reaccioné— ¿¡Qué!?

El asco me entró por el cuerpo, dándome un escalofrío por el cual él se rió.

—¡No te rías! Es horrible... ¿No me ayudaste? —dije horrorizada.

—Claro pero el héroe a veces no puede con todo. —volvió a reír.

Le di un golpe en el hombro.

—Vale, pegona. —terminaba de reír cuando se sentó a mí lado— ¿Sabes que hace unos cuantos años estábamos justamente aquí, a estas horas y también me pegaste?

Sus ojos miraban a lo lejos. Gotham nunca había ganado ningún premio a la mejor ciudad ni de lejos pero por la noche, cuando realmente lo era, podías ver la belleza de ella.

—Sí, me acuerdo... —una sonrisa leve se puso en su cara y al verla un leve rojizo se puso en la mía— Tonterías de niños.

—Bueno, éramos más maduros que muchos de nuestra edad. ¿Recuerdas...—antes de que acabara yo me tiré hacia atrás y puse el gancho antes de caerme en otra azotea.

—¡Batgirl! —hizo lo mismo y me siguió.

Llegamos a mi piso y me quedé ahí. El me hizo girarme agarrándome por los hombros.

—Sólo iba a decir que fue cuando nos dimos... —nuestro primer beso. Ya lo sabía pero no iba a decirlo.

—Dick, ha estado bien. Mañana tenemos trabajo así que mejor que te vayas al piso de Bruce y yo al mío.

Ya sabía que no entendía nada.

—¿Sigues enamorada de mí? —su respuesta me sorprendió. ¿Cómo se atrevía a preguntármelo?

De sorpresa mi cara cambió a calmada y sin sonrisa.

—Adiós Richard. —me fui dentro y me metí con cuidado en mi habitación. Mi padre estaría apunto de llegar así que tenía que tener cuidado.

Ya no vi su cara pero noté que había entrado en mi habitación. Cuando me giré porque me estaba agarrando la capa me lo encontré a escasos centímetros de mí. Estaba mirándome, analizando cara fracción de mi cara. Se detuvo en mis labios, cosa que yo también hice.

—Dick, es mejor que... —antes de acabar la frase el mencionado pelinegro de ojos azules del cual estaba enamorada y él apunto de casarse con otra me depositó un beso en mis labios.

Fue ligero y sutil, casi sin importancia. Cerré los ojos pues quería eso en ese instante pero no estaba bien. Nos separamos.

—Yo... Perdona, esto no está bien. —me dijo, mordiendo su labio inferior.

Pero yo ya no podía sentir nada más que pasión por el momento y, aunque me arrepentiría después, me lancé.

Agarré su cara y inspeccioné sus labios para subir a sus ojos color celeste. Esos ojos que te acariciaban con una mirada tan tierna como hacía él. No me pude resistir y le volví a besar, sólo que esa vez fue más apasionado. Él corroboró y sus manos se acercaron a mis hombros, quitándome la capa con una sensualidad propia de Dick Grayson. Él conseguía que la acción menos sexual lo fuera.

Continué con aquel beso francés que él me continuaba y baje hacia su pecho, buscando la manera de quitarle todo el traje. Él, por su parte, hacia lo mismo. Me quité la parte de arriba de él y Dick acabó con el resto. Al tener tan sólo la ropa interior me tiró a mi cama y se acercó a mi boca, dejando leves besos por todo mi cuerpo hasta llevar al pubis. Mis pequeños gemidos salían de mi boca pero se callaron al escuchar la puerta principal abrirse; mi padre había llegado.

—Mierda. —dije, agarrando a Dick de los hombros para tirarlo a la cama.

—Muy traviesa para que haya venido tu padre. —su sonrisa juguetona me buscaba pero yo le puse el dedo entre ella.

—Dick, silencio. —miré a la puerta de mi cuarto y me levanté para agarrar una bata morada y abrirla con cuidado— ¿Papá?

—Uy, hola hija. ¿Te he despertado? —me dijo, dejando sus cosas a un lado.

Dick no me facilitaba esconderlo ya que estaba investigando si había cambiado algo de mi trasero.

—Eh... Sí, sí. –mordí mi labio inferior para centrarme— Digo, no. Tranquilo.

—Ceno y me voy a dormir. Hoy ha sido un día duro... —se dirigía a la cocina que, por suerte, era una habitación con puerta y podía sacar a Dick de mi habitación.

—Vale. —le sonreí y cerré la puerta, apartando a Dick— Tienes razón, esto está muy mal. Mejor que te vayas a casa.

—¿Me echas? ¿Estando así? —sus manos indicaban que mirara ahí a bajo.

—Lo siento.

—Está bien... —se levantó pues se había quedado en el suelo y se puso enfrente, cerca de mi oreja, para poder susurrarme— Pero esto no quedará así. Tenemos que hablar de esto.

Me dio un beso en el cuello y agarró sus cosas. Se puso a duras penas la ropa que había dejado antes y puso en una bolsa el traje. Se marchó con cuidado por la puerta principal y suspiré tirada en la cama, una vez apartado el traje.

—Dios, que mal me voy a sentir mañana por esto... —tapé mi cara con mis manos y me dormí con alguna pesadilla extraña.



No te he olvidado |BabsxDickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora