❝Me convencí de que me amabas, me mentiste, mami, y como un tonto te esperaba, a que vuelvas a mí❞
Tenía que dejar de defenderlo, Mateo había sido un forro conmigo. Pero es que no podía dejar de pensar en los detalles que tuvo conmigo alguna vez, las palabras hermosas que me decía, las veces que me sostuvo cuando estaba en la mierda. Cosas que me hacían creer que él me amaba, tanto como yo a él.
Y aún así, después de ese día, todavía me arreglo por las mañanas, por si algún día tocaba la puerta y me decía que todo era mentira, que solo tardó porque se había olvidado mi dirección.
Todavía sigo esperándolo.
❝Estoy acá afuera como un infeliz, abajo de la lluvia, pero no quieres abrir, pensé que me quería', pero descubrí, que ahora hay otro más además de mí❞
Todavía me acuerdo de aquel diez de mayo. Habíamos quedado en ir a un café por la tarde, una cita por nuestro aniversario.
Miraba por la ventana, salía a la vereda, le mandaba mensajes, pero no aparecía.
La desesperación empezaba a apoderarse de mí y hasta había empezado a rezar porque no haya pasado nada.
Me sentí un boludo al verlo con él, pasear justo por en frente de mi casa. Era la situación perfecta, ¿No? Caminar agarrados de la mano mientras reían de algún chiste, o capaz se reían de mí.
❝Te vi con otro más jugando a olvidar, lo que sientes y te mientes, porque sé la verdad y no me mientas más, de frente y suerte❞
Se habías olvidado que compartíamos a nuestro mejor amigo, que por cierto, suele ser bastante boludo. En una de nuestras conversaciones, a Valentín se le había escapado que estaba arrepentido.
Pero no de lo que hizo, si no del trayecto, de que yo lo haya visto. Me dio tanto asco, tanta inseguridad el no saber concuantoss más estuvo mientras se reía en mí cara, cuántas palabras fueron falsas, las miradas, ¿Eso también lo actuaba?
❝Mi amor, yo pensé que me quería', pero no sé quién so', yo no te reconozco y, ma', no pidas perdón, porque no pensaste, me causaste dolor, lastimado, partido pensando en vo'❞
Me sentía triste por él. Había dejado de ser la persona de la que me enamoré, ahora es un forro, un pelotudo, ¿Por qué dejo morir al Mateo que era? El Mateo con el que era feliz, porque era muy notorio.
Todos los días me enteraba de cosas suyas, no podía creer lo que era. Estaba irreconocible.
Sos un egoísta, Palacios.
❝No, ma', mi cora, yeah, anestesiado, no siente dolor, y ahora me llora, sola pensando en lo que se perdió❞
Aunque no era al único al que le agarré asco, tampoco era el único irreconocible. Había caído, otra vez. Me sentía nervioso, desesperado, si no tenía una botella de alcohol o un porro en mis manos. Me miraba al espejo y no quería verme así, pero el deseo era más grande que la conciencia.
❝¿Cómo no querés que me vuelva loco Si cuando me voy, vuelvo y estás con otro, decime dónde quedó lo de nosotro', no te quiero ver, ya no te conozco, tiempo esquivando otra boca, ignorando a otras loca', ahora me siento un idiota, soy un idiota❞
Que casualidad, nos encontramos en un boliche. Hoy también era diez, pero de octubre.
Me sentí peor conmigo mismo cuando no pude evitar apoyarme en una de las esquinas, observándolo mientras vaciaba el vaso.
Se veía tan cómodo, tan acostumbrado a terminar de chapar con uno, darse vuelta y chapar con otro.
Sabía que probablemente lo mismo haya pasado durante la relación. Me sentí estúpido, yo siempre lo respeté. Siempre.
❝De tu vida me echaste, después de tanto amarte, no puedo perdonarte, más de una vez fallaste❞
Me vio y tuvo el atrevimiento de acercarte.
-Hola -habló muy cerca mío. El olor a alcohol era fácil de percibir-.
-Hola -respondí a secas, le di otra calada al cigarro, el cual me sacó de la mano-.
-Hace mucho no nos vemos, ¿No?
-Sí, lástima que no fue más tiempo.
-¿Sabes? -se acercó más a mi. Nuestros pechos rozaban-. Nunca supe bien por qué te alejaste, me dejaste solo.
-Tuve que hacer reposo, los cuernos que me pusiste me daban mucho dolor de cabeza -lo empujé-. Nunca supiste valorar el amor que te dan. Lo mismo pasó con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros. Siempre te chupó un huevo el esfuerzo de las personas que te quieren por verte feliz, sos un pelotudo. No te me acerques más -advertí al ver que empezaba a dar pasos hacia mí-. Feliz aniversario, te regalo ese cigarro para que quemes nuestro pasado.
Me miró confundido, probablemente no haya entendido nada por el estado en el que se encontraba. Pero eso ya no era problema mío.
Había soltado lo primero que se vino a mi cabeza en el momento. Entre la euforia y el enojo. Quisiera decirle millones de cosas más, golpearlo, insultarlo, algo que me ayude con la bronca e inseguridad que había dejado en mí. Pero yo no podía hacerlo, porque yo sí lo quise y algo dentro de mí siempre lo va a querer.