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—¿Dónde estamos?— Preguntó Hinata sin sacarse el cinturón de seguridad al ver el restaurante en donde Sasuke había estacionado.

Lloró internamente al ver que era un lugar lujoso y que su dinero se iría por la borda.

—Es un restaurante donde mis padres solían venir junto con Itachi y conmigo... Vamos— Hinata siguió las acciones del Uchiha, y al entrar le asignaron una mesa que estaba en un balcón a la orilla de la baranda de vidrio.

Ambos tomaron asiento y las cartas del menú fueron puestas en la mesa.

—*Es todo muy caro... Hasta una ensalada*— Pensó Hinata, al menos el agua era gratis, pero no podía pedir simplemente agua. Re-buscó por tercera vez en el menú sin encontrar nada que la convenciera, además de que no conocía la gran mayoría de platos que se anunciaban.

—Prueba el Sukiyaki de Wagyu— Sugirió Sasuke luego de unos minutos al verla dudar varias veces.

—¿El Su- qué cosa de quién?— El de pelos azabache aguantó la carcajada al escucharla.

—Sukiyaki de Wagyu, es un solomillo en trozos proveniente de la carne de buey— Explicó, y aún así Hinata solo escuchó una palabra muy conocida, carne.

—Bien... Supongo que debe saber bien si lo recomiendas—

Ambos ordenaron lo mismo acompañado de una botella de vino vieja, Hinata miró la ciudad, desde ese alto todo se veía tan pequeño y una ciudad tan iluminada. Sonrió inconscientemente.

—Es una buena noche— Lanzó al aire, el Uchiha la miró sin decir nada únicamente asintiendo.

¿De qué tema podían hablar? Ambos no eran muy conversadores, había una mujer que era tímida y un hombre que era callado. Cuando estaban en su casa juntos, se hundían cada uno en su mundo haciendo sus tareas. Y aunque la conocía hace mucho no sabía de sus gustos o intereses personales, nunca tuvieron esa cercanía.

Hinata por su parte intentaba verse tranquila pero por dentro era un manojo de nervios, cenar con su jefe no era una de las cosas que esperaba que pasaran algún día. Aún siendo cercanos era tímida al preguntarle cosas personales.

—¿Cómo... van las cosas en la empresa Sasuke-san?— Hinata intentó conversar sobre algo, estar en ese ambiente no era muy cómodo para ella que digamos. Siempre se rodeó de cosas hogareñas y sencillas ya que ir a cenar a un restaurante caro era un gran lujo que no se podía permitir.

Con el sueldo que ganaba lo usaba para pagar alquiler de su casa, pagar los estudios de su hermana, ya que la madre de Hanabi, luego de la muerte de su padre dijo que tenía que tomarse un "tiempo" para asimilar las cosas. Como último, dejó a Hanabi a su cargo y desapareció, la pequeña contaba con 7 años de edad cuando su padre murió y su madre prácticamente la abandonó con su hermana mayor.

Hinata en ese entonces acababa de cumplir 20 años, no tenía empleo, y la casa de su padre comenzaba a acumular deudas, así fue como buscó por cielo y tierra empleos. Su familia nunca le había sobrado dinero así que pensar en la universidad era algo que no estaba en sus planes, con suerte había terminado la preparatoria.

Al recorrer los barrios ricos en busca de algún empleo que fuera limpieza, cuidados a personas mayores o algo, fue cuando vió a una mujer colocar un cartel fuera de una casa, se acercó y vió que decía "En busca de empleada doméstica en casa". Tocó el timbre y la misma mujer que puso el cartel la atendió.

Hablando sobre todo un poco el nombre de esa mujer era Mikoto Uchiha, Hinata estaba fascinada con la idea de trabajar para ella, amaba la forma en la que la trataba, le recordaba a su madre.

Mucama SasuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora