Cuando las luces se apagan (JeanCarlo León)✓©

Extra 1🔥

Después de la cena con Jean llegué con ganas de dormir sin fin, me sentía muy extraña al volver a estar con él, fueron muchas cosas que volví a sentir, como por ejemplo el sentimiento de protección por parte de Jean, esa sensación en el que no quería alejarme de su lado, pero la decisión es mía y por mucho que lo quiera también quiero darme mi tiempo para saber si es lo mejor o no.

***

A la mañana siguiente me desperté a hacer mi rutina matutina diaria, me arreglé para irme a la oficina, al parecer hoy sería el primer día en que comience a trabajar en el proyecto con Jean, por un lado, me sentía nerviosa por estar todo el día con él y otro lado de mi se sentía emocionada por lo mismo.

Salí de mi departamento en camino hacia la empresa, era una mañana bastante fresca, era una mezcla de frio con vista al cielo en donde se marcaban los pocos rayos de sol, era lo suficientemente buena para empezar el día.

Mientras iba de camino pensaba en todas las variables que había para estar en un mismo sitio con Jean, hay que ser francos; dos personas que estuvieron juntos no hace mucho tiempo, volver a estar en un espacio laboral, era demasiada tensión que se sentía alrededor, en fin, eran muchas las cosas en las que pensaba, o así era hasta que el sonido de un claxon me hizo salir de manera automática de mis pensamientos.

–Señorita Camelo, buenos días –habló con su melodiosa voz.

–Señor León, buen día –le respondí.

–¿Me permites llevarte hasta la oficina? –cuestionó.

Lo pensé por un momento, pero tampoco podría ser una maleducada en no aceptar su ofrecimiento.

–Claro, me agrada la idea –le dije sonriéndole de lado y en eso me subí a su auto.

En el transcurso hacia la empresa en el auto de Jean, estabamos hablando de algunas cosas y como para aliviar la tensión íbamos escuchando un poco de música, en la radio iba sonando Perfect de Ed Sheeran, si era una de mis canciones favoritas y me ayudaba a salir de la tensión mínima que sentía en este momento, por lo menos a mí sí.

–¿Alguna vez te dedicaron esta canción? –preguntó con cierta intriga.

–Para ser honesta, no –le respondí a secas.

–Bueno, dicen que para todo hay una primera vez ¿no? –asentí –. Esa primera vez seré yo en tu vida, te dedico esta canción, Sara –me sonrió para luego apagar su auto en cuanto llegamos a la empresa.

–Gracias, por todo –le mencioné.

–No hay de que agradecer, lo que siento por ti me hace querer gritarlo a los cuatro vientos.

–No seas exagerado –le dije.

–No es ser exagerado, es muy fuerte lo que siento por ti, solo espero volver a ser correspondido –sonrió.

–Con el tiempo, Jean.

Me dirigí hacia el elevador con él detrás mío, si quería decirle que siempre su cariño hacia mí, incluyendo en todo el tiempo en el que no estuve con él siempre ha sido correspondido.

Debo confesar que a principios de cuando todo acabó entre nosotros quise llamarlo, tomar el impulso de ir a buscarlo a verlo, abrazarlo, besarlo, pero quise darme ese tiempo para mí, para que las cosas se calmaran y luego ver como pasarían las cosas, hasta hace ayer que lo volví a ver.

En cuanto subimos al piso en donde se ubicaba la oficina que compartía con mis otros compañeros, pude notar que algunas de mis cosas ya no estaban allí.