Jean
En los últimos cuatro meses que he pasado con Sara por fin debo admitir que me siento pleno, ella es con la que más me siento yo, ella es con quien quiero compartir la mayor parte de mi vida.
En los últimos días he estado decidido a dar el paso, no quiero que Sara sea solo mi compañera de trabajo, también quiero que sea la mujer que esté conmigo en cada paso que dé y que mejor que con ella como compañera de vida.
Tan nervioso estaba de hacer esto que no tuve de otra que pedirle a Libardo el mejor amigo de Sara que me acompañara a comprarle el anillo de compromiso.
–¿Crees que si aceptará casarse conmigo? –pregunté con los nervios de punta.
–Estoy seguro de que aceptará, Jean –me respondió con tanta tranquilidad.
–¿Por qué tan seguro de eso Libardo?
–Porque desde que conozco a Sara ella ha sabido amar, las veces que ella ha tenido parejas la han destruido de la manera más cruel posible que hace que automáticamente ella piense que es incapaz de ser correspondida para alguien –dicho eso hizo una mueca –. Te diré la verdad, desde que ella me contó de la primera vez que fuiste a su casa como novio de su hermana, de manera inédita le pareciste guapo usando términos como que eras un dios griego y un adonis tanto que le prácticamente la hiciste mojar –dijo eso último en un susurro –. Desde entonces a como se refirió a ti algo me dijo que las cosas pasarían a un nivel diferente, pero no creí a que tanto.
–¿Cómo a que tanto? –pregunté dudoso.
–A tanto de sentirla que se había enamorado de ti por primera vez –explicó –. Recuerdo que el primer día de clases ella me había mencionado de un chico guapo que por accidente tiró sus cosas al suelo y lo dijo con una emoción que no pude evitar decirle que tal vez se convertiría en su novio –dijo.
–¿Y qué dijo ella?
–Que no estaba interesada de eso por el momento –cuando escuché eso no pude evitar bajar la mirada con un poco de tristeza en ella –. Pero ella también dijo que como no sabía el nombre del chico en ese instante, tal vez para la próxima clase se lo preguntaría y entablar más allá de una conversación –sonreí de lado cuando Libardo dijo eso –. Y atando los cabos sueltos, no me cabe la más mínima duda, de que ese chico eres tú, para ella siempre fuiste y serás tú, así que, después de lo que pasó en su casa con su hermana ella terminó muy lastimada y en el tiempo en que estuvieron alejados ella quiso ir a buscarte como loca para decirte lo mucho que te amaba ciegamente, pero quiso primero saber si los dos estaban destinados a estar juntos y el día en que se volvieron a ver por la junta y en la noche salieron a comer juntos, supe que ella aun sentía cosas por ti, así que, si la duda sigue en que si ella aceptará casarte contigo sigue ahí en tu cabeza, quítala de una vez, porque estoy más que seguro que ella querrá estar contigo en todos los sentidos.
–Gracias Libardo –le sonreí cálidamente.
–No hay de que, por Sara lo que sea –dijo abiertamente tranquilo.
Después de la conversación con Libardo, quedé más que convencido en querer estar con ella.
***
En cuanto salí del centro comercial, le envié un mensaje a Sara diciéndole que la vería en su departamento, cosa que ella me respondió diciendo que tenía que decirme algo muy importante, supongo que será algo relacionado con el proyecto en el que ambos estabamos trabajando, pero algo me dice que lo que le voy a decir la dejará sin palabras.
Me tardé aproximadamente unos quince minutos en llegar a su departamento, me sentía muy nervioso tanto que me sudaban las manos y lo único que hacía era pasármelas por el frente de mis pantalones para secarlas.
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Cuando las luces se apagan (JeanCarlo León)✓©
Novela Juvenil¿Sentirías deseo por el novio de tu hermana? Eso le pasó a Sara, quien un día estando en su cuarto haciendo sus tareas se fue la luz de su casa, lo que ella no sabía era que estaba acompañada y desde que lo conoció sintió atracción por el, así que...