Ni siquiera es que no nos conociéramos, porque lo hacíamos, por lo menos de nombre. Hace bastante que ambos compartimos las mismas clases y no había forma de que pasarás desapercibido porque siempre estabas rodeado de tu grupito.
Cabe recalcar que no me agrada tu grupito ni yo a ellos. No era nada personal, ellos eran unos tontos y yo era demasiado sarcástica para su intelecto.
Si, bueno, también puedo subir mi propio ego.
La cuestión es que el día que todo entre nosotros se fue en picada hacia abajo fue precisamente cuando en clase de artes cruzamos miradas, tu desde tu lado del salón y yo desde el mío, la forma que tu labio tiró hacia arriba en una sonrisa me aturdió unos segundos, no lo voy a negar.
No sé qué te habrá ocurrido a ti, pero algo grande debió ser para que esa misma tarde, de la nada, decidieras mandarme un mensaje. Era un simple hola, pero por alguna razón me pillaste desprevenida. La conversación ni siquiera duro tanto, pero si fue suficiente para que dejara de pensar en ti como otra persona más ocupando asiento en el salón y en mi mente te diera un nombre.
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Las mariposas que vuelan entre nosotros
Short StoryCada vez que estamos juntos las siento, las veo. - Parte de la serie de historias cortas "Un jardín de ilusiones"