10.

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Y ese día llegó. 

Años más tarde, cuando no sabía de ti hace tres años y yo estaba cansada de seguir resguardando esas preguntas sin respuesta de nuestra historia, te pedí que nos reunieramos. 

Ahí explicamos todo. 

Sentí toda clase de sensaciones cuando me contaste la verdad, cuando ambos nos dimos cuenta que efectivamente todo era reciproco. La decepción cuando me di cuenta que solo bastaba un poco de valentía para haber cambiado toda la historia. 

Sin embargo, aun con todo eso, cuando por fin acabamos de hablar en esa fría noche en la playa, juntos porque mi cuerpo reconocía aquellas veces que nos sentamos lado a lado para transmitir calor, jugando tímidamente con las manos del otro y tarareando la misma canción que empezó todo esto. 

En ese momento cuando me di cuenta que conocía todas las verdades y que me podía enfrentar a dos opciones: darle una nueva oportunidad a nosotros o dejarlo ir como un recuerdo. 

En ese instante dejé a la última mariposa libre.

Y ahora, ya no vuelan mariposas entre nosotros. 

fin.

Las mariposas que vuelan entre nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora