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Capítulo 1

Louis debería estar feliz por volver a ver a sus compañeros de la escuela y regresar a las salidas semanales con sus amigos. Pero no lo está.

El verano se basó en llorar por horas, lamentarse por su patética vida que aparenta ser perfecta para todos aquellos que no sean él, ir a fiestas de personas que no conoce ni le interesa conocer, y buscar formas para dejar de sentirse como el cascarón de la persona feliz que alguna vez fue.

Definitivamente no está siendo su año, pero sabe que no puede quedarse encerrado en casa esperando a que este sentimiento de vacío cese; llamaría demasiado la atención de todos y eso es lo que menos necesita en este momento.

Planea enfocarse única y exclusivamente en tener excelentes calificaciones para así poder lograr que sus padres se sientan orgullosos y dejen de tratarlo como si fuera una carga.

Se levanta de su cama para poder apagar el odioso sonido repetitivo de su alarma y se dirige al cuarto de baño para asearse antes de regresar a su cuarto y ponerse el uniforme para la escuela.

En estos momentos se arrepiente de haber llorado anoche, pues su cabeza se siente como si fuera a explotar y sus ojos aún están un poco inflamados. Nada que una pastilla y maquillaje no arreglen.

En estos momentos, está eternamente agradecido por el hecho de que su escuela no es tan estricta en cuanto al maquillaje que los alumnos lleven, siempre y cuando sea natural. Riza sus pestañas, aplica un poco de corrector bajo sus ojeras y con una brocha se ayuda para darle un poco de color a sus mejillas y la punta de su nariz con rubor.

Practica sus mejores sonrisas falsas frente al espejo antes de tomar su mochila vacía y bajar a la cocina. Se encuentra con su madre y la criada preparándole un almuerzo que sabe que no comerá y a su hermano menor, Oliver, sentado en la mesa parloteando sobre lo feliz que está por finalmente ser el alfa más grande de la secundaria.

Su madre le dirige un asentimiento de cabeza al entregarle un pequeño desayuno para llevar y le repite por enésima vez que si sigue sin comer por las mañanas enfermará por falta de vitaminas. Louis solo le da la razón y dice que no le apetece nada por los nervios del último año. Claro que le creen, siempre lo hacen. O tal vez no -piensa, - tal vez solo quiere evitar el problema esperando que desaparezca por sí mismo.

Sube al auto cuando le abren la puerta trasera y entrega su mochila junto con el bolso que contiene su merienda para que los pongan en la cajuela del vehículo. Revisa su teléfono para pasar el rato que se demoran en llegar al instituto y no deja de preguntarse a sí mismo qué va a hacer si alguna de sus compañeras mejoró su físico de alguna forma. Él siempre ha sido el omega más llamativo de su grupo, al menos de acuerdo con sus amistades ajenas a su escuela, y le gustaría que se quedara de esa forma.

Traga el nudo que se forma en su garganta cuando el auto frena y su puerta es abierta por el mismo chófer de hace unos minutos y acepta su mano para ayudarse a bajar.

Alisa la falda del uniforme que le corresponde al ser omega, cuelga su mochila sobre su hombro derecho y guarda su móvil en un bolsillo de la misma. Es ahora o nunca.

Se encamina a pasos seguros hacia la prefecta y la saluda con un abrazo y un beso en la mejilla, aguantando la respiración para no tener que olfatear el aroma poco agradable que destila el perfume de ésta. Repite el mismo proceso, pero ahora con el director, excepto que ahora si se permite respirar.

Su director lo dirige suavemente hacia su casillero y le informa que sus libros, libretas y útiles ya se encuentran allí. Asiente y agradece para luego rodar los ojos de forma discreta y revisar el horario que se encuentra en la cima de la pila de documentos dentro del cubículo de metal.

A lovely friend [l.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora