Capítulo 3

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Después de permitir que Haechan reuniera algunas cosas, incluyendo su consola de videojuegos, Johnny llevó al ser humano a la casa de su mejor amigo. Del porqué, no tenía ni idea. El patio trasero de Jaemin estaba junto al patio trasero de Haechan. Podrían haber saltado la maldita cerca y haber entrado por la puerta trasera.

No se molestó en preguntar por qué Haechan lo había hecho conducir. Estaba demasiado ansioso por volver con su compañero y con su hijo, como para preocuparse. Shotaro tenía sólo un mes de edad y Taeil no sólo había puesto cinta a todos los enchufes de la casa, sino que había cubierto cada esquina en todas las superficies disponibles y había cortado los cables para que su hijo no pudiera estrangularse. Se había molestado cuando había tratado de utilizar su maquinilla de afeitar eléctrica, sólo para encontrar el cable cortado. Había colocado cojines como parachoques, alrededor de toda la casa.

Su compañero había perdido su maldita cabeza y él tenía miedo de irse demasiado tiempo. Taeil sólo podría envolver de burbujas toda la casa él mismo.

—No estoy seguro de lo que Jaemin podría querer. —Dijo Haechan, mientras permanecía en la habitación, girando en un lento círculo.

No había mucho en casa de Jaemin. Los muebles eran pocos. No había fotos colgadas en las paredes, ni tampoco cosas personales esparcidas alrededor.

Mientras Haechan permanecía de pie como una cometa, mirando a la mesa de café como si fuera la cosa más fascinante del mundo, fue al dormitorio.

La habitación parecía como si un ocupante ilegal viviera allí. Había un colchón de aire en el suelo, una caja que sostenía una lámpara sin pantalla, y las prendas de Jaemin estaban dobladas en unos cuantos pilares en el suelo acorde a pantalones vaqueros, camisas, ropa interior y calcetines. Un solo par de zapatos de tenis se posaba al lado de los pequeños montones.

Recogió la ropa en sus brazos. No se molestó con las cosas de higiene personal de Jaemin... si es que tenía alguna. Podía usar las cosas de Jeno.

—Vamos a salir de aquí. —Dijo, mientras salía de la habitación. Haechan ya no estaba en la sala de estar. Estaba en la cocina, buscando en los armarios, quejándose de que Jaemin no tenía aperitivos. Rodó los ojos.

Si Jaemin no hubiera rogado a Jeno que llevara a Haechan, lo abandonaría.

—Oye, vamos.

Haechan se dirigió hacia la puerta principal. —¿Tienes bocadillos a dónde vamos?

Esa era una pregunta ridícula, considerando que los hombres Lee eran osos. —Sí, tengo aperitivos.

Aunque no estaba dispuesto a dejar que Haechan se quedara con él. Tal vez los padres de Doyoung le permitieran quedarse a dormir en su casa. Esto era un desastre con el que no quería lidiar, pero no tenía elección. Se dirigieron a su camioneta, mientras la lluvia que había estado cayendo suavemente más temprano, había retomado y caía a raudales. Saltó dentro y dejo la ropa a un lado.

—Estoy malditamente mojado. —Haechan se quejó, mientras subía.

—No te preocupes. —Dijo, mientras arrancaba su camioneta y salía de la acera. —La mierda no se derrite.

—Ahora suenas como mi viejo—Haechan cruzó sus brazos sobre su pecho. —Él también piensa que soy un pedazo de mierda.

Frunció las cejas, mientras miraba a Haechan. —No quise llamarte así. Pasaron el resto del viaje en silencio.

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Jaemin había dormido durante la mayor parte del viaje. O se desmayó. No estaba muy seguro de cuál era. Pero cuando despertó, ya no estaba borracho. La forma en que se había calmado tan rápidamente era un misterio, pero la realidad de lo que había hecho se hundían él, mientras Jeno entraba en un claro y estacionaba su camioneta junto a otras. Su atención se dirigió al lago, luego a un pozo donde unos troncos estaban quemándose. Había una cortina de árboles detrás de ello, y más allá, creyó ver el contorno de una casa.

Jeno (Nomin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora