Capítulo 10

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Jeno tuvo que admitir que los últimos dos meses y medio, desde que Jaemin había llegado a las montañas, habían sido los mejores de su vida. Tal vez no al principio. Jaemin no había sido el único lleno de dudas, pero las cosas habían cambiado, y para mejor. O eso había pensado, hasta que Haechan entró en la casa a través de la sala de estar, dejando nieve por todos lados. El rebotaba entre las casas, haciendo todo lo posible para mantenerse alejado del radar de Mark.

Y a este no le gustaba eso, pero a él no le importaba. Sólo quería que Haechan aprendiera a limpiar sus malditos pies.

—Jeno te va a matar—Dijo Jaemin desde el sofá, aunque estaba a menos de cinco pies de él. —Eres un cerdo, Haechan.

Haechan puso los ojos en blanco y se sentó en el sofá. —Conocías todos mis malos hábitos, antes de venir aquí. No empieces a quejarte ahora.

—Necesito un mejor sistema de alarma—Gruñó. —Una que mantenga las plagas afuera.

Se levantó y se dirigió a la cocina. Jaemin se acercó caminando como un pato, con las manos apretadas contra la parte baja de la espalda. —¿Por qué te fuiste?

No le importaba cuántas veces veía el vientre hinchado de su compañero. Todavía le asombraba de que su cachorro creciera dentro de Jaemin. Se dirigió hacia su compañero y colocó su mano sobre el estómago de este. No sólo se había acercado más a él, sino que no podía imaginar su vida sin él.

—Creo que es hora de dar el siguiente paso.

Jaemin parecía confundido. —¿Qué siguiente paso?

Dejó escapar un suspiro y sonrió. —He estado deseando decirte esto durante un tiempo, pero no estaba seguro de si te asustaría. —Le dio un beso rápido en los labios. —Te amo.

Las cejas castañas de Jaemin se alzaron. —Realmente espero que lo hagas. Vamos a tener un bebé juntos.

—Dile que lo amas ya—Gritó Haechan desde el salón. —Eres un maldito idiota.

Gruñó. Jaemin se rió entre dientes. —Lo siento. Sé que esto no es gracioso, pero ya ves, ya le he dicho a Haechan lo que siento por ti. Supongo que necesito decirte lo que sigue.

A pesar de que se habían llevado bien durante dos meses y medio, habían compartido momentos íntimos juntos, y estaban conectados en niveles que nunca había soñado, él todavía estaba un poco nervioso mientras esperaba a que Jaemin continuara.

—Verás, Jeno—Jaemin le pasó las manos por los brazos. —Desde la noche que salí por la ventana, he sabido lo profundo que eran mis sentimientos por ti. Estaba demasiado asustado para admitirlo. —Se inclinó y le dio un beso en la barba. —Si no te amara, confía en mí, no me habría quedado alrededor después de toda esa locura.

—Dios, apestas expresándote. —Gritó Haechan.

—¡Cállate! —Devolvió el gritó Jaemin. —Quédate en el maldito salón y deja de entrometerte, imbécil.

Ahuecó la mejilla de Jaemin. —Di las dos palabras, pequeño.

La sonrisa de Jaemin tembló. —Te amo.

Sintió como si su corazón fuera a estallar, mientras deslizaba sus brazos alrededor de Jaemin y lo abrazaba. —Me has hecho el hombre más feliz del planeta.

El fuego se encendió en los ojitos azules de Jaemin. Conocía esa mirada. Anhelaba esa mirada. —Vete, Haechan.

—Ustedes dos, tienen que dejar de joder como conejos—Dijo Haechan, desde la sala de estar. —Así es como te metiste en este aprieto, en primer lugar.

Jeno (Nomin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora