Narrador omniscienteAzami estaba apunto de irse, antes decidió despedirse de su maestra, quién no quería que se fuera, aunque le dio unos dangos para su viaje, ella le agradeció y antes de irse le dio meticulosas instrucciones para cuidar sus flores, pues no quería que se marchitáran.
Se dirigió en donde se realizaría la selección final, caminó por un largo rato hasta llegar a un lugar lleno de glicinas, Azami se detuvo un momento para admirarlas, ella amaba su aspecto y sobre todo su bello olor, aunque no comprendía del todo el porque este les afectaba a los demonios.
Continuó caminando hasta encontrarse con más gente, entre todos los presentes pudo divisar a kanao, tsuguko de Shinobu, también pudo observar a Genya, por lo que sabía este era hermano de Sanemi, sus pensamientos fueron interrumpidos.
- Buenas noches -
Giro para ver a la perteneciente de esa voz percatandose de la presencia de los hijos de Oyakata-sama
- Vinieron a la selección final de la cofraída de mata demonios, gracias por haber venido - dijeron al unisonido.
- Acá, en el monte Fujukasane, hay demonios que fueron capturados con vida por los espadachines mata demonios, están acá para este evento - explico la niña peliblanca - las flores de glicina que evitan que se vayan, brotan en esta montaña todo el año y cubren todo desde la base hasta la mitad de la montaña - continuó el niño pelinegro.
- Pero la glicinas termina aquí, así que los demonios andan sueltos y tienen mucha hambre - esto hizo que a algunos se les pusieran los nervios a flor de piel - para completar la selección final, deben sobrevivir siete días sin la protección de la glicina -
- Ahora empieza la selección - concluyeron
POV: AZAMI
Cuando terminaron la explicación corrí para poder iniciar, estaba emocionada aunque también nerviosa, no quería descepcionar a Mitsuri, en mi mente solo había una palabra sobrevive, se repetía una y mil veces.
(...)
Ya habían pasado 5 días, he estado bien y sin ningún inconveniente, si mis cálculos no me fallan debería de llegar a la meta al amanecer, en este tiempo me encontré a varios demonios aunque bastante débiles pues fueron muy fáciles de vencer. No he visto a Kanao ni a Genya pero no me preocupo, de vez en cuando logré ver cómo eran sus entrenamientos y valla que eran duros. Dejé de correr pues sentí una mirada sobre mi, me puse alerta y saqué la katana que Mitsuri me había prestado, espere a que me atacarán pero no pasó, decidí ignorarlo pues pensé que era cosa de mi imaginación, seguí mi camino aunque un descanso no me vendría mal.
(...)
Por fin conseguí llegar, al amanecer como lo había pensado, aunque hubiera llegado antes de no ser porque me detuve a admirar las glicinas de nuevo, no podía evitarlo eran bastante hermosas. Cuando llegué me di cuenta que solo éramos éramos cinco contándome.
- La cantidad disminuyo mucho, éramos unos 20 - dije en un susurro
Entre nosotros estaba un chico pelirrojo que se veía que no la pasó muy bien, un chico de cabellera amarilla que parecía traumado, no dejaba de repetir que hiba a morir y también estaba kanao y Genya.
- Felicitaciones - dirigí mi vista a quien hablaba
- Que bueno que están a salvo - deje de prestar atención a lo que decían pues una mariposa estaba aleteando en frente de mí me distrajo, alcé mi dedo para que está se posará en el pero se volvió de dónde vino, me percaté de la mirada de Kanao sobre mi, supongo que ella fue la que me mandó aquella linda mariposa, le sonreí a lo cual correspondió.
Volví a poner atención cuando un cuervo se posó sobre mi hombro, me gire para observar que todos tenían un cuervo negro, bueno, exceptuando al chico de puntas naranjas al cuál le dieron un gorrión, me pareció muy extraño pues mi cuervo era blanco mientras que el de los demás era negro.
Me volví a sumergir en mis propios pensamientos, creo que debo de dejar de pasar mucho tiempo con tokito-san porque me está pegando lo distraída. Un gruñido me devolvió a la realidad, era Genya que sostenía a la niña peliblanca por el cabello y el chico pelirrojo amenazo con romperle la muñeca si no la soltaba, por un momento me imaginé a Shinazugawa-san golpeando a ambos por su "inmadurez" como el lo llamaría, cuando terminaron de pelear nos acercamos a una mesa para elegir el hierro con el que se forjaría nuestra katana.
No tenía ni la más mínima idea de cuál escojer, todos se veían completamente iguales, opté por cerrar mis ojos y concentrarme, decidí usar mi habilidad, con esta me di cuenta que todos eran diferentes o al menos su aura y vibras que transmitían, así que tomé la que más se parecían a las mías.
Cuervo de rayita
Escritora chan🔸
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𝐷𝑒𝑠𝑒𝑜 [ 𝐊𝐧𝐲 ]
Fanfiction𝙴𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚎 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚊𝚕 𝚋𝚘𝚛𝚍𝚎 𝚍𝚎𝚕 𝚌𝚘𝚕𝚊𝚙𝚜𝚘, 𝚖𝚎 𝚊𝚏𝚎𝚛𝚛𝚘 𝚊 𝚕𝚊 𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚗𝚣𝚊 𝚍𝚒𝚜𝚙𝚞𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚊 𝚎𝚗𝚏𝚛𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛 𝚕𝚊 𝚘𝚜𝚌𝚞𝚛𝚒𝚍𝚊𝚍 𝚢 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛 𝚎𝚕 𝚏𝚛𝚊𝚐𝚒𝚕 𝚎𝚚𝚞𝚒𝚕𝚒𝚋𝚛𝚒𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚊𝚞𝚗 𝚚𝚞𝚎...