Mi mejor amiga me miraba con los ojos entrecerrados mientras ponía su mano izquierda en el pecho haciéndose la ofendida. No entendí a qué tatuaje se refería hasta que la rubia sacó su celular del bolsillo de su pantalón corto de Educación Física, tomó una foto de mi espalda y me la enseñó:
—Joder.
Dos alas, parecidas a las de una mariposa e incluso un hada, se dibujaban con líneas de tinta en el espacio de mis omóplatos, un tatuaje casi cliché, yo diría que es uno de los básicos en el manual de possers. No entendía qué hacía yo con eso encima. Rompía completamente mí política anti-tatuajes. Aunque a decir verdad, no se veía nada mal.
¡Pero mi mierda que no se veía mal! Era detestable.
No cabía en mi jodido cerebro cómo había ido a parar ese garabato a mi piel. Era imposible, alto, había olvidado que ahora podía levitar sin querer y prender fuego las cosas. Claro, obra de los Alatum. Ahora qué, ¿aparecerían runas en mi cuerpo?¿sería una cazadora de sombras? O no, quizás ahora formaría parte de Osadía. Aunque, no me molestaría nada si Theo James aparece en mi habitación y me quiere mostrar su cuerp... bueno, me fui del tema.
Rosie miraba con cierta diversión mi cara de terror. Y eso rima. Con cierta desesperación, corrí a tomar la remera del uniforme y la pollera que iba en conjunto. Me los puse y salí corriendo de la habitación. Sin zapatos. Así que tuve que volver a correr, esta vez, por el camino inverso y volver a entrar en la habitación. Me puse los zapatos reglamentales, saludé a mi amiga y volví a correr.
Mi pelo seguía húmedo y mojaba el uniforme a la vez que el piso. Era un total desastre. Mi vida era un total desastre, para serles sincera. Y ahora, me encontraba corriendo mojada por los pasillos para ver al amor de mi vida que vaya a una a saber qué era lo que necesitaba decirme. Intuí que tendría algo que ver con Jamie y el anillo del otro día. Fuck damn.
Una vez que llegué al patio, noté a Shawn parado mirando en mi dirección. Esperándome. Levantó una mano en forma de saludo y yo me acerqué. Pude notar el jodido rubor subiendo por mi cara. Su sonrisa natural, como si estuviera feliz, como si su vida fuera una fiesta absolutamente siempre. Me golpeé la frente mentalmente y me autoinsulté por ser tan estúpida.
—Hola, Gala—
—Hol... ¿qué pasó?—pregunté sintiéndome confundida.
—Sólo quería avisarte que esta noche el maestro Bleu y yo iremos por tí, tienes mucho que aprender y...—su celular sonó—Disculpame un segundo, bonita.—
Hizo un gesto con su dedo y se dio la vuelta dando varios pasos lejos de mí. Evitando que escuche su conversación...
—Sí... Sé que parece algo tonta pero... No. ¡No puedes evitarlo!... No es su culpa. ¿Es que acaso crees que va ser tan idiota como para revelar el secreto de una sociedad milenaria?... Que sea rubia no la vuelve estúpida... ¡ya sé que parece teñida!... Espera. Estaba hablando con ella... Sí. Pasaremos por ti también... Adiós.—Luego de un fuerte suspiro, se quedó mirando su teléfono. Pude escuchar el roce de sus dedos contra la pantalla táctil y me sorprendí. Por dos principales motivos:
1- Había escuchado su conversación, incluso cuando el estaba a varios metros lejos.
2- Estaba hablando con alguien acerca de mí.
3- Había dicho que parezco teñida.¡QUE SOY RUBIA NATURAL,MIERDA!
¿Con quién hablaba?¿debería preocuparme?
Una vez que el chico se dignó a volver, me aclaró, por milésima vez, la hora en la que me iría a buscar y que no le contara a nadie para evitar que se enteren los guardias y compliquen la salida y bla,bla,bla. Antes de irse, dejó un beso en mi mejilla y les juro, que en mi vida sentí TAN caliente mi cara. Y mucho menos, tan roja.
Joder, es que me encantaba.
Juré no volver a lavar mi cara.
En vez de volver a la habitación, caminé por el patio. Debo presumir, que era hermoso. Las plantas trepaban por las paredes, había algunos árboles en el pasto, flores, la fuente. Nunca entendí por qué la gente no lo transitaba seguido. Ah, claro, ¿para qué ir a un patio cuando puedes ir a tu habitación y tener sexo con el primer chico que se cruce por tu puerta? Sí, gente, aquí hay una población exagerada de zorras. La residencia femenina era como un cabaret gratuito y ad honorem.
Me metí por un pasillo que conectaba el patio con la puerta a la cafetería. Entré al comedor con ganas de conseguir algo poco dietético y lleno de chocolate. Fue mi día de suerte, porque Greta, la jefa de las cocineras, había hecho su famoso pastel de súper cacao, que chorreaba chocolate por donde se mirara.
Me serví una porción en un plato y me fui a sentar sola en una de las mesas alejadas del lugar.
Me encontraba perdida entre las chips de chocolate, la salsa, las almendras y todos los ingredientes de esa maravilla culinaria cuando otro pedazo de pastel callo a la mesa en el asiento frente a mí. Lo siguieron dos latas de refresco y un chico rubio con bonita sonrisa.—¡Hola James!—
El chico no abandonó su mueca cuando se sentó y mucho menos cuando me devolvió el saludo y me ofreció una de las latas de gaseosa. La cual acepté con gusto, claro.
James me hablaba, pude notar cuánto deseaba tocar el tema del beso. Y estaba nervioso. Eso se detectaba. Era un chico mega dulce. Casi tanto como el pastel de súper cacao.
—Uhm... Gala,¿querrías salir conmigo? A una cita,me refiero...
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All the damn time.
Novela JuvenilTodo el maldito tiempo que Gala miraba a Shawn Nates,se daba cuenta de que algo no iba bien con ese chico. Un brillo labial extraviado la unirá a la peor(¿o mejor?) suerte del mundo. ¿Qué oculta Shawn?¿qué es tan poderoso como para unir a dos adoles...