Capítulo 19.

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-Narra autor-

Margo salió de aquél baño en un intento de escapar del pelinegro, sabía que si seguía discutiendo con él, uno de los dos saldría lástimado y no sólo sentimentalmente. Las lágrimas amenazaron con volver a brotar de sus ojos, logrando que su vista se torne borrosa y no logre ver bien hacia donde se dirige, miles de insultos hacia ella llegaron a su mente en unos instantes, ¿por qué simplemente no se fue a otro lugar donde nadie pudiera oírla? Ella simplemente quería desaparecer. Y lo que más le dolía, era saber que él intentó ayudarla a pesar de todo.

Podría haber hecho su escándalo en otro lugar, pero no, no lo hizo.

Y ahora se arrepentia más que nada, tenía miedo de que Kellin le comente algo sobre todo lo que pasó a Vic, ¿qué iba a pensar él de ella? ¿se preocuparía? No estaba segura. O aún peor, que él se lo contara a todo el instituto, maldita sea, sería su fin.

Escuchó unos pasos apresurados detrás de ella, y no dudó ni un segundo en darse media vuelta y encontrarse con Kellin nuevamente. Ahora el enojo comenzó a crecer dentro suyo y lo único que quería hacer era mandarlo al infierno ahora mismo.

—¡¿Puedes dejarme en paz de una maldita vez?! —gritó, con la cara enrojecida y el ceño notoriamente fruncido. Agradeció que nadie estuviera en los pasillos en estos momentos, no quería que la vieran en ese estado.

—Sólo... sólo escúchame, ¿bien? —tomó aire y prosiguió- Si de verdad no quieres mi ayuda, ni la de nadie, no te acerques a nosotros -dijo él, intentando no sonar tan rudo como parecía en su mente—. Te he visto observándonos todos los días, y no quiero que ocasiones problemas entre nosotros.

Ella no dijo ni una palabra, sólo se quedó allí, sin hacer nada más respirar agitadamente y no dejar de observarlo. Él no podía obligarla a nada. No puede ponerle reglas, claro que no.

Una sonrisa irónica se formó en su rostro, para luego soltar una carcajada, y Kellin la miró extrañado, ¿se estaba burlando de él?

Negó con la cabeza, moviendo algunos mechones rubios a la vez para luego darse la vuelta y comenzar a caminar una vez más, segura de que Kellin no la seguiría esta vez. Pero al dar unos pasos más, no notó el cuerpo que apareció frente a ella, haciendo que chocaran entre ellos.

—Lo siento, fue mí culpa —dijo una voz masculina, la rubia levantó inmediatamente la vista para observarlo, el ceño un poco fruncido y con una cierta mirada de culpa en sus ojos. Y aún así, a ella le pareció muy, muy hermoso. Todo rastro de enojo se esfumó del rostro de Margo, suplantandolo por su típica mueca de inocente.

—N-no... está bien —afirmó, rogando que él no notara que ella estuvo llorando unos minutos antes. Y para su suerte, así fue—. Margo, ¿y tú? —preguntó con un peculiar brillo en sus ojos. ¿Por qué nunca lo había visto antes? Quizás ha estado muy ocupada observando disimuladamente —o no tanto— a Vic.

Él dirigió su vista a Kellin, el pelinegro se encontraba un poco más de un metro detrás, y rápidamente él negó con la cabeza, intentando decirle «no te acerques a ella», sin embargo, no le hizo caso.

—Soy Matt.

(...)

—Escucha Fuentes, sé que eres nuevo en esto y no tienes demasiada experiencia —habló Oliver, sin despegar sus ojos del menor—, pero realmente necesitamos tu ayuda.

Mike divagó un momento, estaba un poco asustado por las palabras que podrían salir de la boca del chico delante de él. La última vez estuvieron a punto de ser capturados por la policia, sin mencionar que un día después Justin lo llamó a las dos de la madrugada rogándole que lo ayude a vender algo, y él ya se estaba cansando. Pero sabía que no le quedaba de otra, él mismo se metió en esto y sabe que ya no puede salir.

—Bien, ¿qué necesitas? —preguntó intentando sonar decidido.

—Sonará loco, pero hace meses que Nick está planeando esto. Unas personas del lado sur quieren un poco de lo nuestro, y nos ofrecieron una buena cantidad de dinero, no podemos dejar pasar esta oportunidad, ¿entiendes? —el chico de tatuajes observó a Mike con una mirada intimidante— Y si lo transportamos por la carretera hay probabilidades de que la policia nos atrape, ni mucho menos nos arriesgaríamos a eso. La única forma casi segura es el mar.

Los ojos de Mike se abrieron de par en par, ¿le estaba pidiendo que transporte la mercancía en barco? Oh no, eso ya es demasiado.

—¿E-el mar? —tartamudeó, pasó una mano por su cabello e intentó comprender las palabras del pelinegro.

—Sí, ¿acaso estas sordo? —preguntó irónico— Ya tenemos el barco, ustedes fingirán trabajar en eso, de esa forma no llamarán la atención de nadie —Oliver rodó los ojos al notar como la preocupación se propagaba por el rostro de Mike, comenzando a irritarse—, vamos niño, no te puedes arrepentir ahora... no puedes dejarnos.

Las últimas palabras de Oliver resonaron en la mente de Michael, mientras un escalofrío recorría su espalda. Él tenía razón, no podía dejarlos, y mucho menos ahora. Asintió, asegurando que lo haría y una gran sonrisa se extendió en el rostro de Oliver, lo había logrado.

—Justin te explicará todo luego —dicho esto se dió media vuelta dispuesto a irse, hasta que recordó algo—. Oh, y mucha suerte, Fuentes.

Mike observó como él se alejaba de aquél oscuro lugar detrás del instituto, hasta volverse una mancha casi invisible. Suspiró, nuevamente nervioso sobre lo que podría pasar este viernes, solo esperaba poder salir sano y salvo, sin que su hermano sospeche nada.

Recordó a su novia, su cabellera rubia y su gran sonrisa, logrando que un poco de paz llegara a su cuerpo rápidamente, sabía que estaba hechando su relación a perder, y le dolía en demasía... pero ya no podía volver el tiempo atrás. Y se arrepentia de eso.

I'll soon forget the color of your eyes » kellic quentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora