DARDOS de Fuego (Pausada)

CAPÍTULO 9

POV Kya

Creo que después de ver a Jackson siendo torturado de todas las maneras posibles me volví loca de verdad. Creo que, de no ser porque no tenía nada en el estómago, habría vomitado cuando vi cómo le abrían el abdomen y me enseñaban una hermosa exposición de sus vísceras.

Mi verdugo entra con su característica sonrisa de torturarme y yo me rio en su cara, quizá con un poco de histeria o quizá solo porque me resulta divertida toda la situación.

- Princesa, ¿lista para otra sesión de tortura?

Esbozo una expresión pensativa y luego exclamo:

- ¿Acaso importa? Me vas a llevar allí de todas maneras.

- Bien dicho, princesa.

- ¡Si yo soy una princesa, tú serás un rey!-me vuelvo a reír. Aquello está empezando a ser muy divertido.

- No sabía que el efecto secundario de esa droga fuera así.-lo escucho murmurar.

Eso hace que me ría todavía más. Luego esbozo una sonrisa muy dulce.

- ¿Hoy también veré cómo descuartizan a Jack?

- No, princesa, hoy tú serás la que sufra en tus carnes el dolor.

- ¡Genial!-exclamo-. Mi rey.-añado y vuelvo a reírme. Sin duda, estoy completamente loca.

Se acerca a mí y me desata los pies para que pueda caminar tras él. Yo me niego a levantarme y le saco la lengua.

- No me voy de aquí, no me voy de aquí.-canturreo como una niña pequeña-. No, no, no me voy de aquíííí.-alargo la í.

- No seas cabezota.

- Cabezota, cabezota, cabezota.-me rio-. Me gusta cómo suena, cabezota. ¡Cabezooota!

- Santo cielo, que alguien me libre de esto.

- ¿Cómo puedes pensar en liberar? Ya te gustaría estar en mi piel, cabrón.-gruño, iracunda. De acuerdo, también soy bipolar ahora. ¡Genial! Aplaudo sin poder evitarlo y me vuelvo a reír-. Que era broooma.

Él me mira como si estuviera viendo a un demonio vomitar corazones y arcoíris abrazado a un osito de peluche. Aunque, ahora que lo pienso, si yo estuviera viendo eso me reiría. Cosa que hago.

- Creo que estás loca.-dice, pero sonríe un poco, una sonrisa verdadera-. ¿Quieres que deje la tortura para otro día?

Yo hago un puchero con los labios.

- Quiero que te quedes, será más divertiiido.

No sé que me ha dado con alargar las vocales de algunas palabras. Una vez me emborraché en una fiesta, pero ni siquiera me sentí tan estúpida como ahora mismo, y eso que también alargaba letras.

- De acuerdo, no tengo que torturar a nadie ahora miiismo.-me imita alargando la i. Yo me río, para variar.

Golpeo el catre para que se siente y una nube de polvo nos hace toser, la verdad es que nunca lo he usado, he estado siempre sentada en el suelo, que es bastante más asqueroso. Me siento y él también tras suspirar sonoramente.

- ¿Cómo te llamas?-pregunto.

- Hank.

- Haaank.-repito-. Me gusta tu nombre.

Él se ríe, pero lo disimula con una tos.

- Cuídate la tos, Haaank.

Seguimos hablando de cosas sin importancia y es la primera vez que me siento normal desde hace tres años. Bueno, si consideras normal alargar las vocales, comportarte como una niña pequeña y tener cambios bruscos de humor.