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- Cuánto falta para la comida?-
- Acabo de empezar, creo que tendrás que esperas un buen rato, además de quién fue la idea de hacer pizza casera eh?-
Le contestaste a tu pequeño hermano, el día de hoy te tocaba a ti preparar la cena, usualmente cuando tenias que cocinar no hacías nada elaborado pues te daba demasiada flojera, pero como era su cumpleaños no tuviste otro opción más que aceptar lo que el menor te pidiera.
El pequeño bufo ante tu respuesta y desapareció por la puerta de la cocina, déjandote así trabajar en paz.
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Luego de aquella cena y de comer la tan esperada torta de cumpleaños, que tanta ilusión le hacía al menor, desapareciste para ir a tu habitación, tomar un baño y por fin poder descansar, ya que fue un día agotador, o bueno, para las personas normales quizás no, pero como no solías hacer actividad física y casi siempre solías estar acostada en tu habitación, escuchando música, viendo televisión o simplemente usando tu celular, lo era
Luego de salir con una toalla envolviendo tu cabello y una en tu cuerpo, empezaste a buscar alguna ropa holgada para así estar cómoda y sin molestias, sentiste el sonido de algo chocando tu ventana y giraste rápidamente a observarla pero al no ver nada seguiste con tu cometido, un grito agudo escapó de tus labios al ver cómo abrían abruptamente tu ventana y de está se deslizaba una figura, en medio de la madrugada.
- Deja de gritar soy yo- comentó el rubio que tenías por novio, entrando finalmente de un salto y sentándose en tu cama
- Que diablos te sucede!? Estás loco!?- comentaste alarmada, pues seguramente más de uno abra escuchado tu chillante grito
Te acercaste a el y empezaste a golpearlo con tu puño con la máxima fuerza que te podías permitir, pero el solo reía a tus intentos de "lastimarlo" por así decirlo, ya había sido golpeado alguna que otra vez por Baji, así que tus puñetazos eran como caricias para el, ni siquiera te habías inmutado de que estabas casi sentada en sus piernas y que solo llevabas una toalla cubriendo tu desnudo cuerpo, seguiste haciéndolo hasta que tocaron en la puerta de tu habitación, parando subitamente y así mirandose entre ustedes dos con temor
