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- Como vas?-
Fijé mí vista a mí amigo que se encontraba apoyado en el marco de la entrada de mí estudio, este al ver cómo le sacaba el dedo medio, soltó una carcajada mientras desaparecía, por mí lado, sonreí por su respuesta y seguí con mí trabajo.
Después de dos horas por fin había finalizado aquel bendito tatuaje, aunque no me sentía del todo satisfecha, pues amaba los tatuajes más elaborados, si bien tomaban más tiempo y eran más cansadores, me gustaban más que los que eran pequeños y no podía lucirme mucho.
Suspiré pesadamente y empecé a limpiar mí pequeño estudio con un puchero en lapo boca, luego de eso me dirigí a mí mejor amigo que se encontraba en la entrada observando y anotando nuevas citas para el día de mañana.
- Como te fue loquita?-
- Pues, no estoy feliz-
- Claro que no lo estas- río fuertemente mientras pellizcaba y estiraba mis mejillas, provocándome dolor en ellas- que quieres? tatuar a un Yakuza?- dijo bromeando pero al ver la cara de pensar que tenía, se alejó de mí con una mueca de insatisfacción y decepción- estás loca
- Vamos, no seas así, solo estoy bromeando- le golpeé su hombro jugando
- Bien entonces si un Yakuza te pidiera que lo tatuaras, lo harías?-
- Oh duh, claro que sí-
- Tonta-
- Nop, el tonto eres tu, si aceptas te pagarán muy bien y podrás lucir tus mágicas manos- tomé sus muñecas y las moví en el aire- y si te niegas, probablemente te amenacen o peor te maten, usa tu cabecita del tamaño de un maní y piensa idiota-
- Desgraciada, tienes un punto, sabes hay veces en las que te odio demasiado-
- Aja si, ahora dime, cuántos clientes tuviste hoy?-
- Oh no, no pienso hacer eso hoy-
- No seas un cobarde y dímelo-
- Tuve tres en la mañana y 3 en la tarde-
- Bien!, gané-
- No! Maldita sea- vi como sacaba su billetera y empezaba a contar sus billetes- cuántas tuviste tú?
- Tres en la mañana y cuatro en la tarde- bufó por mí respuesta y tendió el dinero hacia mí, el cual tomé rápidamente metiendolos en el bolsillo de mí chaqueta de cuero
- Te odio, ya no quiero hacer más está apuesta absurda-
- Fuiste tu el que dio está idea de apostar la cantidad de clientes que teníamos- lo miré buslesca mientras el me fulminaba con la mirada
- Maldita-
- Tu mamá- reí y me apegue a su hombro, estuvimos un buen tiempo forcejeando entre los dos, hasta que el cansancio nos agotó
