Capítulo once.
Hoy era un día temido por mí. Tantas veces lo había soñado que la oscura pesadilla se había convertido en realidad. Mi hermano se iba de casa, Grace y Kurt lo echaron, yo quería irme con él.—Mi princesa, me duele verte llorar—susurra Jack mientras me estrecha contra su pecho. Yo quería irme con él.
—No quiero quedarme aquí sola, esto va a ser un infierno si no estás— argumento entre lágrimas y lo observo, él también lo hace.
—Te prometo que casi no me extrañarás—observa el Uber que había llegado a por él—ya me tengo que ir, Bella.
No quería dejarlo ir, no podía separarme del motivo de mis días, yo amaba a mi hermano más que a mis propios padres y justo ahora se alejaba de mí.
—Cuídate mucho Jack, por favor—le pido casi en un susurro.
Siento sus labios que me daban un tierno beso de despedida.
—Te amo mucho Bella, siempre recuérdalo.
Me despierto de repente. Sentía mi respiración agitada y el cuerpo sudado, estaba llorando también.
Era solo un sueño. Tan solo era un puto sueño.
Sé que muchas personas aman soñar con sus seres queridos que ya no se encuentran con ellos pero yo no, odiaba cada segundo que mi mente se distorsionaba de esa manera, Jack era un tema que dolía mucho en mi pecho. Aunque ya había pasado un año y medio de perderlo.
Diviso la caja que me había dado Dexter aquel día, no había podido abrirla sin que algo en mi pecho doliera como un infierno. Tal vez alguna señal del universo me pedía que acabara con mi cobardía y abriese la dichosa caja de una vez por todas.
Bien, de cobardes no estaba hecho el mundo.
Sin pensarlo mucho la tomé y destapé sin ningún tipo de cuidado, si lo hacía de otra manera de seguro me llenaba de aquella quemazón capaz de inundarme otra vez.
Quedé sorprendida ante lo que veía. Eran manuscritos de Jack, los libros que él con su preciosa y oscura mente había escrito. No entendía que tenían que ver todos aquellos libros con la pintura, ni por qué se las dio a Dexter primero que a mí, a veces él podía ser un poco rarito.
Abro el primer libro y de él cae una pequeña nota, de seguro lo había dejado allí.
—¿En serio que tenías con las notas sorpresas?
Mi Bella, de seguro te estarás preguntando porqué a cada que das una vuelta aparecen más y más notas mías, y por qué simplemente no te lo digo en persona, tranquila Rose, hallarás las respuestas en el camino, por ahora quiero pedirte que todos estos libros que por algún motivo que desconozco no los he sacado todavía de esta caja de regalo, los lleves hacia la editorial de Jonas para que sean vistos por todo el mundo. La dirección se encontrará cuando vires la hoja.
Hago caso y allí se encontraba. Doy un largo suspiro antes de revisar si habían más sorpresas que ver. Al final de la caja se encontraba una tarjeta. Enseguida la reconozco, una vez hice algunos cuadros y, cuando mis padres lo echaron de casa yo se los di para que pudiera venderlos y así conseguir algo de dinero. Él le había hecho una envoltura rosa porque decía que era un orgullo para él tener una hermana como yo.
La tomo en las manos confusa, se supone que esta tarjeta debería estar con Marie.
—De verdad a veces me resultas confuso, Jack.
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El álbum de Niron
Teen FictionHabía una vez... No, no había un príncipe, no había una princesa, hablo de una reina que se abría paso en los caminos lluviosos, en los días de invierno, no necesita de un estúpido chico para sobrellevar las cosas, ella es la tormenta y el miedo...