Capítulo Final

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Yonhye se había levantado relativamente temprano así que se había quedado utilizando su teléfono en la cama mientras que el pelinegro se levantaba. De vez en cuando apartaba la vista de su celular para verlo a él, quien literalmente parecía un tronco al lado de ella. No se movía en absoluto, parecía un cadáver o un muñeco que alguien tiró a la cama.

Seguía viviendo en la casa de Kyungsoo por una razón. Cuando quiso volver a su apartamento no pudo estar allí ni dos minutos antes de que le dieran unas náuseas incontrolables y comenzará a temblar. Le habían dicho que seguramente era un trastorno de estrés postraumático debido a las memorias que habían allí. Eso es lo que ella había pensado, al menos hasta que fue a visitar otro apartamento sola y se repitió aquella osadía ¿Qué significaba eso? Que su TEP no estaba asociado a su apartamento, sino a toda la situación en si.

Estaba llendo a terapias por lo que esperaba poder mejorar  eventualmente, hasta entonces estaría viviendo con Kyungsoo.

Por otro lado, las vacaciones de Kyungsoo se acabarían la siguiente semana. No, más bien, las vacaciones de ambos se acabarían la siguiente semana, ya que había terminado su recuperación tendría que volver a trabajar.

– ¿Hace cuánto te levantaste?- Escuchó al chico preguntar. Casi que necesitaba un traductor para entenderlo, su voz estaba muy adormilada.

– Hace ya bastante. Levántate, hoy tengo un plan.

– ¿Qué plan?

– Vayamos al parque de diversiones

– ¿Ya?

– Me gustaría que fuera ya, pero no sé cómo hacer para que no te reconozcan.

– No se...

– ¡Ya se! - Gritó sorprendiendo al chico que aún se estaba intentando levantar. - Vayamos con máscaras.

– ¿Máscaras?

– Si, máscaras que cubran todo nuestro rostro. Las podemos comprar en el parque, no creo que sea raro que utilicemos esas máscaras adentro, después de todo es un parque de diversiones.

– Si creo que nos verían raro, pero dudo que me reconozcan así. Está bien, me voy a arreglar.

Tras ver al pelinegro levantarse de la cama Yonhye se entusiasmó. Aproximadamente una hora y media después ambos ya estaban listos y finalmente se fueron en el carro de Kyungsoo. El chico estacionó en un parqueadero cercano, mientras que Yonhye corrió a comprar dos de las máscaras que vendían al frente del establecimiento y una se la entrego a Kyungsoo.

Eran lindas, como máscaras de feria, pero completas. Le gustaban.
Tal vez uno que otro niño se asustaria al verlos, pero de todas formas no sabrían su identidad, lo que era lo mas importante.

Pagaron su boleto y finalmente entraron.

Yonhye no podía evitar estar emocionada. No paraba de jalar a Kyungsoo de un lado a otro para hacer fila en todas las atracciones de aquel lugar. Por otro lado, desde la perspectiva del chico él también se estaba divirtiendo, aunque más que por los juegos, se entretenía viendo y escuchandola a ella.
Yonhye hablaba suficiente por los dos.

Así estuvieron todo el día, solo con un pequeño descanso para almorzar.

– Solo nos falta esta - Informó la chica emocionada.

Podía notar que Kyungsoo ya estaba a punto de tirar la toalla del cansancio, pero aún así, él simplemente sonrió y la siguió hasta la fila. Entraron a uno de aquellos vagoncitos de la rueda y tras cerrar la puertecita está comenzó a girar.
Debía admitir que no creyó que pudiera llegar tan alto, podía ver gran parte de la ciudad desde allí. Menos mal no le tenía miedo a las alturas.
Sin embargo, cuando volteó a ver al pelinegro este tenía sus ojos cerrados. Al inicio creyó que él tenía miedo, pero tras llamarlo en un susurro se dio cuenta de que simplemente se había dormido. No le sorprendía, después de todo se veía venir.

La rueda iba bastante lento, por lo que decidió dejarlo descansar al menos durante el trayecto.
Lo miró a él, miró el paisaje y comenzó a pensar en todo lo que había pasado para que ella llegará hasta ese momento.

Estaba feliz y satisfecha.

Era todo lo que podía pedir. No, más bien, era todo lo que ella quería...

Mientras la rueda comenzaba a bajar nuevamente, el recuerdo de la primera vez que vio a Kyungsoo llegó a su mente haciéndola reír.

***Hace dos años...***

– No entiendo porqué eres así. - Se quejó Dongyul.

– ¿Qué sucede? - Preguntó la chica confundida.

Según ella todo estaba de maravilla. Aquel club era increíble, la elección de música era perfecta y el ambiente era incomparable.

– Yo te traje aquí, volteo un minuto para ir por unas bebidas y ya te pones a bailar con cualquiera.

– Dijiste que podía bailar...

– Si, pero... Agh, olvídalo, me voy.

– ¿Ya? Pero si acabamos de llegar. - Se quejó.

– Pues si tanto te molesta ¡Quédate! - Gritó el chico, mientras agarraba su chaqueta de la silla y se iba en paso apurado ante la incrédula vista de la chica.

– Pues me quedo...

Tenía que aprovechar su estadía allí, no es como si fuera fácil entrar.
Se aproximó a la barra de aquel lugar y le pidió al bartender que le alcanzará el menú de cócteles.
Habían tantos...
En su vida había probado no más de dos de los que estaban ahí.
Aprovechando la ocasión pidió cinco de los que más curiosidad le habían provocado y se los tomó mientras veía a la gente bailar.

No fue hasta que las personas se comenzaron a ver borrosas que se dio cuenta de su error.
De por si los cócteles era alcohol combinado, y ahora ella se había tomado cinco de ellos...

Intentando que su voz sonará lo más normal posible le pidió la dirección del baño a aquel empleado, y emprendió su travesía.
Estaba tan mareada que sentía que estaba caminado sobre olas.

Volteando en la esquina que el hombre le había dicho se estrello con alguien ¿Ahora como se iba a levantar de allí, si a duras penas podía cordinar sus pies?
Miró al frente al chico con el que había tenido tan desafortunado accidente. Era lindo, aunque parecía igual o más ebrio que ella.

Con un muy difícil intento el chico logro pararse tras agarrarse de las paredes de aquel lugar, y aún sosteniéndose de ellas, le ofreció su mano.

– Gracias... - Musitó tras al fin lograr ponerse de pie. - Te ves bien, eres lindo.

– Me lo han dicho. - Respondió provocando la risa de la chica.

–¿No tienes vergüenza?

– ¿Por qué debería? ¿Sabes dónde queda este hotel? - Preguntó mientras le mostraba una página en su teléfono.

– No se, pero se ve bonito.

– Lo se.

– ¿Puedo ir contigo?

– ¿Conmigo?

– ¿Puedo dormir contigo? Digo ¿Podemos dormir juntos?

– ¿Deberíamos?

¿Deberíamos? ~ Do KyungsooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora