CAPITULO 6: JONATHAN

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Ciudad

12:00 hs

Finalmente habían acabado las clases y era hora de ir a casa, sin embargo, la idea de encontrarse con sus padres no le agradaba tanto, pero como a las 13:30 hs tenían previsto un viaje, decidió ir a la cafetería más cercana a pasar el tiempo.

Jon no tenía muchos amigos con los cuáles salir después de clases, pero en parte disfrutaba su soledad, aunque existían veces dónde se imaginaba compartiendo sus gustos con alguien, tal vez cuando encontró aquel sabor tan extraño pero delicioso de pizza, o la vez que encontró una película que le fascinó. Erick era uno de sus pocos y tal vez el único amigo en el que podía confiar, pero sentía algo de vergüenza contarle ese tipo de cosas.

Tras imaginar escenarios volvió a la realidad y se dirigió a la cafetería cuando vio como muchas personas iban correteando a la misma dirección, apuntando hacia la iglesia, se empezó a escuchar campanazos acelerados y Jon volteó, le causó curiosidad y fue al núcleo de personas.

Le tomo unos minutos llegar, correr nunca Fue su fuerte y muy rápido que digamos no era. Se fijó en que todos observaban hacia el campanario y murmuraban entre ellos, la ambulancia ya se encontraba saliendo del lugar así que no pudo observar casi nada.

No sabía cómo preguntar qué había pasado así que solo se colocó contra un árbol y escuchó como una mujer resumía lo ocurrido a un Reportero.

Escuchaba atentamente pero cuando la mujer comentó que el pastor había gritado que "oía voces", Jon de un momento para el otro se quedó helado. Las personas en el lugar murmuraban que el pastor estaba loco.

A Jonathan la palabra loco le sonaba muy familiar. Y como no, en el único intento de sus padres por averiguar qué ocurría con su hijo hasta llegó a pensar que tal vez tenían razón, mientras el abogado de su padre entregaba contratos de confidencialidad a los doctores para que su condición quedase en secreto. Había probado medicinas, distintos tratamientos, pero claramente nada funcionaba. Jon prefirió simplemente mentir y decir que ya no escuchaba nada, "aleluya estoy curado" pensó irónicamente, pero solo lo hizo cuando presintió que lo encerrarían. No fue difícil hacer que crean en sus palabras, de todas formas, su Madre no dejaría que lo tengan en un psiquiátrico.

Volviendo al centro, la multitud se había disipado, ahora sí era tiempo de volver a casa, estudiar lo que vendría en el siguiente examen, hacer los dichosos ejercicios de relajación y ver una película. Pensó para sí mismo.

Cómo había planeado, la casa estaba vacía, sus padres habían viajado a la ciudad vecina para un workshop. Sonrió y Colocó su playlist de "casa sola".

Se dirigió al refrigerador, sacó unas verduras y otros ingredientes para cocinar un rápido salteado y acompañarlo con el strogonoff de pollo que le habían guardado del almuerzo y se encontraba en el microondas listo para calentar. Mientras esperaba, recordó que no había pasado por la cafetería y pensó en que al momento del estudió querría algo dulce.

Al acabar de almorzar (tardíamente como casi siempre lo hacía), fue a la cochera y tomó las llaves del auto. Jon solo usaba el vehículo en pocas ocasiones, prefería caminar, pero esta vez debía ser una ida rápida a por el postre, así que dijo

¿por qué no?

Una vez cerca de la cafetería se fijó en que había varios autos estacionados entonces su única opción era dejar el suyo un poco antes y continuar caminando.

Salió del auto, cuando vio a una mujer pelinegra con auriculares y una cartera bien llamativa caminando a la misma dirección que él.

La mujer había volteado y cruzó mirada con Jonathan y esta empezó a saludar con la mano como llamándolo.

Sonrojado no sabía qué hacer y asustado pensando en que no conocía a esa mujer, pensó en sacar la mano del bolsillo y saludarla, pero en ese instante la escucha decir:

-Lucas apresúrate, hay mucha gente en la fila.

Jonathan la miró confundido, pero en eso aparece un hombre y la abraza, entendió que la mujer lo estaba saludando a él, probablemente su novio y se sintió avergonzado.

Intentando olvidar lo sucedido siguió su camino a la cafetería, pero cuando sostuvo el picaporte de la puerta empezó a sentir debilidad, ¿Se desmayaría allí? No tenía sentido.

entra

No entres

Jonathan entra

Jonathan no entres, aléjate, corre, huye ahora mismo

Cállate maldita vieja

Jonathan soltó el picaporte de la puerta, completamente asustado tratando de asimilar lo sucedido.

¿Qué ha Sido eso?

Nunca había escuchado las voces tan elocuentemente, siempre eran susurros o murmullos, alguna que otra vez su nombre a lo lejos.

Su corazón empezó a latir más rápido de lo usual y no podía respirar, aquello había Sido nuevo. Recuperando su aliento escuchó quejas detrás, era la enorme fila que se formó. Cierto, estaba en la cafetería.

La vergüenza lo hizo retractarse de su postre, así que volteó hacia la fila y pidió disculpas a todos, en eso observo a la pelinegra con el hombre, lo estaban observando igual que todos, sintió más vergüenza y simplemente se retiró de allí.

A su espalda escuchó:

- Luca viste eso? ¿Estará bien? Tenía una mirada extraña

- Theo amor, rápido entremos antes que se acaben los pastelillos.

EN BUSCA DE LAS VOCESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora