CAPITULO 10: LUCAS, ELISA Y THEO

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En el límite de la ciudad

El olor a humo y gasolina invadían el ambiente, podía sentir la tierra fría y en alguna parte de su cuerpo dolor, al tragar saliva todo dolía mas así que dejo de hacerlo. Lentamente abrió los ojos, pero volvía a cerrarlos mientras intentaba mover la cabeza hacia los lados para entender que había ocurrido, no podía ver casi nada, aún tenía la visión borrosa.

 Intentó primero mover los dedos, notó en la piel el suelo frio y húmedo, estaba tumbada de espaldas en la tierra y no lograba enviar a su cerebro la señal de mover el cuerpo, quería levantarse, pero no conseguía hacerlo, ¿Podría hablar?

-T-Theo, lu-lucas.

Sin respuestas, con la mirada en el cielo sintió los ojos pesados, Elisa no quería rendirse allí. Saco fuerzas de donde no tenía y levanto el cuerpo, pero cuando finalmente pudo tener un panorama de la imagen, una extraña figura había aparecido a menos de 5 cm de ella, respiró y cuando quiso gritar las manos frías de aquella figura sin rostro se posó sobre sus ojos.

Oscuridad, nada más que oscuridad, algo se acercaba y escucho:

No tengo tiempo, sentirán mi presencia, escúchame atentamente muchachita, sé que tienes un secreto, pero no podrás combatirlas sola, habla de tu pasado con tus amigos, diles que te ayuden a ir en busca de las voces, volverás a saber de mí, evita salir de la ciudad, no es momento aún.

Como recién despierta de una pesadilla Elisa recuperó el aire, las manos habían desaparecido y con ellas el dolor, pero el corazón le latía aceleradamente y los pulmones exigían más aire que de costumbre, cosa que en esa temperatura era difícil dar. Con los ojos bien abiertos, temblando y confundida pudo al fin tener una mejor visión de todo lo que había pasado.

Mientras veía los escombros del auto al costado de la carretera intento hacer memoria de como acabo allí.

Theo grito y lucas asustado soltó el manubrio y y ¿y luego? THEO.

Comenzó a buscar desesperadamente a su amiga entre los escombros, pero no la encontró. Con miedo divisó al auto de lucas por un par de árboles, completamente golpeado y con el cartel de la ciudad en medio.

Con lágrimas en los ojos paso sus manos entre la chatarra aplastada, pero no conseguía acceder al asiento del copiloto.

- ¿THEO, THEO ME ESCUCHAS? LUCAS POR FAVOR

No había respuesta, se palpo los bolsillos en busca de su móvil, pero de este solo quedaban pedazos del cristal de lo que era la pantalla.

El humo seguía saliendo del ahora destrozado motor y allí se encontraba Elisa ya con las manos ensangrentadas de intentar si quiera romper algunas partes del vehículo para acceder a donde estaba su amiga. Mirando para todos lados buscaba cualquier objeto que pudiese servir como palanca así para intentar abrir paso entre el techo y el asiento.

Estaba a pocos pasos del bosque y pensó que allí tal vez una rama grande podría servir y efectivamente consiguió una que había caído de un pino alto.

Tratando de controlarse a sí misma sostuvo la rama, ignorando por completo las astillas que estaban penetrando en la palma de su mano.

Una vez incrustado el intento de palanca Elisa procedió a hacer fuerza, colocando su peso sobre la rama y así poder levantar el techo. Se oía el crujir y solo rogaba que no se rompiera.

-Por favor no te rompas, solo un poquito más, necesito un pequeño espacio y la podre sacar, solo eso pido.

El crujido se hacía más intenso, pero ahora también se escuchaba el ruido de la chapería del auto cediendo ante el peso de Elisa como palanca.

EN BUSCA DE LAS VOCESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora