El Despertar En El Nuevo Mudo

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  El tiempo transcurrió, pero nada sucedió. No, si hubo un cambio, lo virtual, ya no lo parecía, era diferente, aparecieron sus sentidos, el tacto...

  De pronto sentía, no lo creía. "¿cómo era siquiera posible?", pensó, el metal del trono se sentía muy real, demasiado, las manos huesudas de su avatar eran muy detalladas, su vista mejoró, la sala del trono era enorme, tanto que verle el final era complicado, sin embargo, observo cada detalle con asombro.

  Parecía un niño en un mundo nuevo, no lo entendía, pero el asombro lo distrajo, no podía oler, eso se mantuvo como siempre dentro del juego, y a pesar de ello era capaz de articular su mandíbula, además despertó un nuevo sentido que desconocido, percibía todo a su alrededor a pesar de estar en sus puntos ciegos, algo atrajo su atención, era tan extraño que no supo como no lo noto primero, una hermosa mujer se encontraba al lado del trono, una belleza, la mujer más bella jamás antes vista por el hombre, pero eso era una trampa, una fachada que disimulaba sus cuernos y alas obscuras como la noche detrás de su espalda, era el súcubo Albedo.

 Detrás se encontraba un hombre mayor, de muy buen porte, a pesar de su edad y blancos cabellos mostraba un aura que imponía poder y elegancia, era el mayordomo, Sebas-Tian, y por detrás de él, en fila se encontraban seis sirvientas con distintos vestidos y estilos diferentes, eran las Pléyades, las sirvientas de batalla y el último punto de defensa de Nazarick.

 Momonga miro asombrado, era increíble, parecían reales, no debería ser posible...

-increíble- dijo, su voz sonó potente, era diferente a su vieja voz, esta casi y no era humana, era muy grave y rasposa... no daba credibilidad a los sucesos, sus pensamientos volaban como nunca antes.

"¿Qué estaba pasando? ¿Por qué? ¿No se cerraron los servidores? ¿Qué me está pasando? ¡¿Qué HAGO?!!!"...

-¡Game Master!- grito Momonga y nadie respondió, en el juego, cuando había alguna falla o problemas se contactaba con el "game máster" para solucionarlo, pero este no respondía.

-¡Menú!- grito nuevamente, y de la misma forma nada ocurrió. 

...

-¡MIERDA!- el grito desesperado resonó de forma intimidante, algo ocurrió, algo que no esperaba, su ira y angustia desaparecieron, como si en realidad nunca hubiesen existido en primer lugar.

Fue extraño, demasiado, pero no tuvo tiempo para seguir indagando en ello, ya que la súcuba lo saco de sus pensamientos.

-Lord Momonga, ¿hay algo que le preocupa?- ante la repentina pregunta, no tuvo tiempo para pensar, ella movió su boca, hablo, y dijo cosas que no estaban predeterminadas por el juego.

-No, para nada, no es algo de lo que preocuparse- respondió Momonga sumido nuevamente en sus pensamientos y suposiciones.

Luego de un unos minutos de silencio incómodo miro al mayordomo, tomo coraje y ayudado por su supresor de emociones menciono su nombre -¡Sebas!- y con su voz rasposa continuó -sal al exterior, averigua donde estamos y todo lo que puedas sobre el terreno, escoge una sirvienta de batalla para que te acompañe- aun sin estar seguro de su disposición, Momonga tenía un presentimiento, algo le decía que lo obedecería.

- Si, mi Lord-

Comprobó tres cosas con su rápida respuesta, la primera es que los NPC pueden obedecer órdenes que involucren su propio razonamiento, como lo es escoger una Pléyade, o al menos él, además, fue un buen método para comenzar a averiguar lo que sucede en el exterior, por último siendo un factor no menos importante; Sebas-Tian sigue sus órdenes, claro, puede ser una fachada, incluso una broma para conseguir sus favores, sin embargo, no hay forma de corroborarlo, no por ahora.

Luego de eso se dirigió a la súcuba y le ordeno comunicarse con los Guardianes de cada piso, a excepción de dos de ellos, y les exigiera reunirse en la sala del trono en las dos próximas horas.

-Enseguida- dijo Albedo con una leve inclinación de cabeza, tras lo cual volteo con un giro sobre sí misma, un movimiento elegante secundado de otros de igual calidad, y se alejaba en simultaneidad con Sebas-tian del trono.

Tras la retirada de los dos, Momonga contemplo a las personas restantes en la sala, quería estar solo, y tras pensar una escusa y no encontrarla, simplemente les ordeno dejar el lugar y que continuaran con sus deberes, pero para su desgracia una sirvienta alta y de apariencia madura, insistió en que por lo menos una de ellas se quedara y lo atendiera -Disculpe mi arrogancia mi Lord, pero sugiero que una sirvienta como mínimo se quede con usted-

El ligero fastidio no fue suprimido, e intentando no quedar mal, contesto espontáneamente sin mucha formulación en sus palabras -no, no es necesario, retírense-.

Un ligero temblor se observó en la sirvienta la cual mediante un movimiento de alta calidad como el de todos en esta sala, claro, a excepción de él, se retiró en fila con sus compañeras.

La ausencia en la sala del trono le dio cierta paz a Momonga, quien paso las dos horas reflexionando entre sus conspiraciones y alocadas ideas.

...

Overlord Guerra De MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora