Plan

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— Oye, normalmente mis secuestros duran menos de tres días, así que mis ganas de ir al baño ya no son capaces de ser ignoradas —gritó Dick acostado en la cama, golpeando la pared repetidas veces y moviendo el pie de forma nerviosa. Llevaba atrapado en esa habitación 5 días (había una pequeña ventana en la parte superior de la pared, obviamente no se podía abrir)— Me voy a morir de una infección o algo. Va a ser muy humillante que encuentren mi cadáver con los pantalones mojados.

La única respuesta que recibió fue el silencio. El chico suspiró con irritación y siguió moviendo el pie, tratando de distraerse. ¿Esto era muy poco favorable para su salud? Totalmente. Después de unos cuantos segundos soltó un suspiro y tomó una decisión. Si esa maldita puerta no se abría en cuanto contara hasta 300, orinaría en una esquina de la habitación.

— ¿Recuerdas esa vez que dijiste que romperías mi espíritu o alguna cosa por ese estilo? No creí que lo hicieras prohibiéndome orinar. Ni siquiera el Joker hizo eso.

La puerta se abrió en cuanto terminó esa frase. Slade entró con un mayordomo siguiéndolo, ambos se detuvieron frente a la puerta. Dick se puso de pie en una posición de pelea, ignorando de forma deliberada la presión que la cadena ejercía en su tobillo.

— Estaba esperando a que llegaras a esa conclusión, aprendiz —Slade se acercó a él y con un movimiento rápido esposó sus dos manos— Estos últimos días me los pasé pensando en alguna forma en la que pueda hacerte sumiso ante mí.

Dick hizo una mueca ante la nueva sensación de cadenas y la mala elección de palabras que el asesino había usado.

— Quita esa cara, no me refería a esa forma. Sabes que no eres mi estilo — dijo el mayor de forma burlona, agachándose a quitarle la cadena en su tobillo— Volviendo al tema, a cambio de que accedas a los entrenamientos que tengo programados para ti, tú recibirás los privilegios a los que ya estás acostumbrado.

— ¿De qué privilegios hablas? ¿Me vas a dar un celular?

— Me refiero a poder cubrir tus necesidades básicas. Como por ejemplo ir al baño, tomar agua potable, comer; cosas por ese estilo.

— Claro, te refieres a los derechos básicos que debo de tener por ser un humano.

Slade eligió ignorar esa última parte y lo comenzó a guiar a través de la puerta. El mayordomo misterioso iba frente a ellos, dando vueltas en diversos pasillos. Dick estaba seguro que sólo hacían eso para despistarlo y que no memorizara el camino de su habitación/celda a el lugar desconocido al que lo llevaban.

— Te daré esta recompensa por haber descubierto el plan que tengo para ti — informó Slade, haciéndole un gesto al mayordomo para que abriera la puerta en la que se habían detenido.

El hombre cumplió la orden y la abrió, revelando un baño lujoso y enorme.

— Tienes 20 minutos para cubrir tus necesidades y asegurarte de poder aguantar hasta el entrenamiento de más tarde.

— ¿Y quién dijo que entrenaría contigo? Puedo manejar un poco de hambre.

— Ya veremos eso— murmuró el mercenario, arrojándolo a la habitación de baño y cerrando la puerta con llave.

Las malas noticias eran que aún seguía encerrado y con un fuerte método de tortura.

Las buenas es que un alivio recorrió su cuerpo al poder liberar todo lo que traía dentro.




¡Hola! Lamento la tardanza que tuve para publicar este capítulo y lo corto que es. No he encontrado tiempo para sentarme un momento y escribir como debe de ser.  Además, por algún extraño motivo la inspiración y creatividad para esta historia es muy difícil de conseguir, pero estoy trabajando en eso. 

Esperen los próximos días para la actualización, tal vez publique algo (o no, depende de mi mente).

Si quieren entretenerse en lo que actualizo esto pueden fijarse en las demás historias que tengo escritas en mi perfil. O mandar un mensaje de un one-shot que les gustaría ver escrito de alguna temática (los one-shot se me hacen más fáciles de escribir por alguna razón). Tal vez coincidimos en otro fandom que no sea de Batman o YJ.

¡Gracias por el apoyo!

El canto de un renegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora