【 Cᴏʟᴇᴄᴄɪᴏ́ɴ Tᴀᴇʀᴏsᴇ Oɴᴇsʜᴏᴛ】↺ [Esᴘᴀɴ̃ᴏʟ]

2. Inestable

{au, angustia, matrimonio, pérdida}

Si me amas, no me dejes ir.

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Llegó tarde de nuevo.

Chaeyoung se sirvió otra dosis de vodka. Su cuarto vaso.

Se sentó en lo que solía ser su sofá de terciopelo favorito, su camisón azul marino se amontonaba alrededor de sus muslos en un montón de oscuridad. El sofá se colocó estratégicamente frente a la chimenea para dar la ilusión de calidez. De comodidad. De las cosas que hacía tiempo que habían salido de esta casa.

Observó las llamas parpadear, elevarse y morir frente a ella a medida que pasaba cada momento. Muy parecido a su relación.

Sus ojos perdieron el enfoque cuando los recuerdos de su juventud pasaron por su mente como una trágica línea de tiempo. Cómo había interrumpido la reunión de ánimos en su último año de secundaria para invitarla al baile de graduación. Donde fueron coronados Rey y Reina y tuvieron el mejor momento de sus vidas. Cómo habían asistido a la misma universidad y nunca habían pasado un solo momento separados. Las sesiones de estudio, los viajes nocturnos, las citas en los cafés, las fiestas.

No se molestó en secarse las lágrimas mientras tomaba otro trago del consuelo líquido y ardiente en sus manos. Sus ojos borrosos escanearon la casa en la que ahora estaba sentada. Las fotografías de sus yoes ingenuos y más jóvenes pegadas sobre la chimenea. La intrincada mesa del comedor que no se había utilizado correctamente durante meses. La cocina que ya solo usaban sus amas de llaves y cocineras. La elaborada puerta con vidrieras por la que rara vez caminaba. Y las malditas arañas de cristal que parecían casi tan frágiles como su matrimonio. Pensarías que la inmensidad de la casa le daría espacio para respirar, pero solo la asfixiaba más.

El antiguo reloj de pie en el espejo dio las 12:00 am, su sonido resonaba a través de los techos altos de su mansión. Hizo girar su bebida en el vaso, viendo como los cubitos de hielo chocaban con los ojos desenfocados.

¿Cómo diablos habían llegado hasta aquí? Desde novios de la escuela secundaria hasta otro matrimonio fallido en un mundo oscuro y sin esperanza. Se dijeron tantas veces que nunca llegarían a este lugar oscuro y vacío. Y sin embargo, aquí estaban. Todavía juntos pero más solos que nunca.

Sin saberlo, su mano flotó hasta su vientre. Donde su hijo ya debería haber cumplido los 9 meses. Si no lo hubiera perdido. Si él no hubiera estado en un viaje de trabajo cuando ella mostró los primeros signos de parto prematuro. Si no estuviera completamente sola. Si no hubiera intentado conducir ella misma al hospital y se hubiera caído por las escaleras en el proceso.

Las lágrimas empaparon su rostro ahora, mientras los horrores de esa noche llenaban su mente por milésima vez. La perseguía día y noche. Y nada, nada , lo hizo mejor. El alcohol ayudó, pero era solo una solución temporal y ella lo sabía.

El viaje al hospital en la ambulancia, completamente sola, aterrorizada de haber perdido la única cosa que amaba más que a él. Más que ella misma.

De repente, el sonido de las llaves golpeando fuera de la puerta la sacó de su ensueño.

Lentamente se secó las lágrimas con el dorso de las manos, pero no se volvió cuando lo escuchó entrar.

Él no dijo nada, pero ella podía sentir sus ojos clavados en su espalda. Escuchó el susurro de su chaqueta al caer sobre el perchero. Sintió que la fría tensión aumentaba entre ellos desde varios metros de distancia.