Capítulo 10

2.2K 181 103
                                    

Adora

Ahora que sé lo perfecta que se siente Catra retorciéndose debajo de mí, lo deliciosamente apretada que está, los sonidos que hace durante el sexo que me vuelven loca, me cuesta trabajo mantener las manos quietas y la polla en mis shorts de gimnasio. Es totalmente inapropiado, sí. Sé que me prometí a mí misma que sería respetuosa y que la ayudaría porque es lo correcto, no porque quiera algo de ella. ¿Esperar placer físico a cambio de ser una buena chica, pensando que compartiría su cuerpo conmigo solo porque le di un lugar cálido para dormir? Eso no me haría mejor que los espeluznantes idiotas que la molestan en el trabajo.

—Entonces, ¿para qué estás de humor? —pregunta Catra, abriendo el refrigerador y mirando dentro.

Su culo se ve tan sexy en los pantalones de yoga que lleva puestos, que es instintivo cuando me paro detrás de ella y tomo sus caderas en mis manos, tirando de ella hacia mí.

—Esto —murmuro, besando su nuca.

Ella se ríe y se arquea hacia mí, trayendo su curvilíneo trasero directamente en línea con mi polla en crecimiento. Por una vez, la comida no es lo único que tengo en mente y como Finn está disfrutando de una de sus siestas de la tarde, me imagino que podemos retrasar la cena un poco más. Llevo mis labios a la nuca de Catra y le doy un tierno beso.

—No podía dejar de pensar en ti en el entrenamiento.

—Mmm —murmura, sus suaves curvas se burlan de mí.

—¿Alguna vez has intentado correr cuarenta yardas con una erección? —susurro contra su cuello. Catra se ríe.

—No puedo decir que lo haya hecho.

Mis manos se mueven de sus caderas a sus alegres tetas y gimo cuando lleno mis manos con ellas. Cuando mis pulgares corren sobre los picos firmes de sus pezones, Catra emite un suave gemido.

—¿Tienes hambre? —pregunto mientras la puerta del refrigerador se cierra por sí sola. Otra vez, frota su trasero contra mí, encontrando la cresta en mis pantalones y moviéndose contra ella.

—Sí, pero no de comida.

Sonrío. Perfecto. Las palmas de mis manos se deslizan desde sus pechos hacia abajo sobre su estómago y sumerjo una mano bajo la banda elástica de sus pantalones de yoga. Empujando mis dedos dentro de sus bragas, aplico una ligera y burlona presión mientras Catra se arquea y gime en mi tacto. Ya se está mojando.

—Me pones tan dura, nena. ¿Sientes eso? —Muevo mis caderas y froto mi erección de acero contra su trasero.

Después de un empujón más travieso entre sus perfectas nalgas, la giro en mis brazos y tomo su boca en un beso caliente y ardiente. Catra coincide con mi entusiasmo, su lengua se mueve con la mía. Estoy a unos tres segundos de levantarla hasta el mostrador de la cocina y llevarla aquí cuando mi sistema de intercomunicación nos pita. Catra retrocede, con la confusión pintada en todos sus rasgos lujuriosos.

—¿Qué es eso?

Mierda. Debe ser alguien de mi familia. Son las únicas personas que el personal de seguridad tiene instrucciones de dejar entrar. Respiro profundamente en mis pulmones y cruzo la habitación hasta la pantalla montada en la pared. Toco un botón.

—¿Sí?

—Adora. Es Mara.

Joder. Presiono el botón para dejarla entrar y luego me giro para encontrar la expresión confusa de Catra.

—Es mi hermana menor.

Tengo el tiempo justo para ajustar mi polla en mis bóxers antes de que la puerta se abra de golpe para una chica de diecisiete años llorando.

Finding (Catradora Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora